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La hora de la verdad del 'rescate'

sábado 04 de octubre de 2008, 15:49h
El viernes último se aprobó por fin el peculiar plan de rescate financiero del gobierno Bush, como por otra parte era previsible a pesar de las serias dificultades de su recorrido parlamentario en vísperas electorales. El intervencionista plan de rescate de los activos tóxicos del sistema financiero americano era tan insuficiente como imprescindible, sobre todo para los que tenían que aprobarlo, una vez aparentada cierta resistencia ante sus electores, a los que acuden en breve. Ninguna clase política se suicida, por lo que cualquier observador experimentado esperaba su aprobación  tras la ceremonia aparencial de las resistencias.

¿Y a partir de ahora? Pues no conviene llamarse a engaño. En el ámbito global, y por supuesto igualmente en España, no es seguro si las perspectivas a corto y medio plazo mejoran o pudiera suceder todo lo contrario. A la crisis económica es muy probable, casi una certeza, que le quede un largo recorrido por delante, incluso con rebrotes de la crisis financiera internacional, que está lejos muy lejos de haber sido superada, ni siquiera digerida, y que, desde Estados Unidos, se ha propagado a los espacios financieros de Europa y de Extremo Oriente.

Como es raro que un gobierno teóricamente liberal utilice recursos intervencionistas, fue lógico que la rebeldía se produjera en las propias filas republicanas, tanto más cuando deben pedir en breve el voto de sus sorprendidos electores. Se ha demostrado que “neocon” no es lo mismo que liberal, y que en economía y en tiempos de dificultades, los conservadores tienden a ser por lo menos tan poco liberales como los socialistas.

¿Es el por fin aprobado, inmediatamente firmado y puesto en marcha “plan Poulson” parte de la solución o acabará incluso por convertirse en parte añadida del problema? Ni siquiera es tan seguro que la intervención despeje de basuras la economía financiera internacional, ya que no pocas de ellas se encuentran tan sucesivamente “empaquetadas”  que resulta todavía difícil saber en qué derivados, en cualquier lugar del planeta, incluso en Bancos puramente comerciales y minoristas, pueden reaparecer las emanaciones tóxicas.

¿Cómo se ha podido llegar a una situación como ésta? Más allá del debate moral y teórico sobre el plan de rescate impulsado por Bush, sería difícil desconocer que cualquier dique es insuficiente ante el tsunami de una crisis que amenaza con poner el peligro algo tan asumido hasta ahora como la solvencia de la primera potencia política y económica del planeta, donde, a la temible sombra del terremoto financiero, el mercado inmobiliario sigue su caída libre y han reaparecido este fin de semana, en número espectacular, los campamentos de “homeless” de los años de la Gran Depresión.

Lo que más nos importa, que es naturalmente el curso de la crisis económica en nuestro país, ofrece escasas esperanzas y ninguna alegría. Afirma la oposición que el gobierno de Rodríguez Zapatero ha tirado la toalla y se ha sentado, en términos de política económica, a verlas venir. Respecto a los Presupuestos presentados por Solbes para el 2009 hay división de opiniones, pero en el sentido cáustico del dicho popular, que podría traducirse en algo así como “unos se acuerdan de ZP y otros de Pedro Solbes”. De las comparecencias del vicepresidente en foros que hasta ahora le eran afines, o por lo menos cómodos, en función de los intereses particulares, salen ahora los empresarios y profesionales con gestos de perplejidad y comentarios más propios de duros “reality show”, como esta misma semana ha sucedido.

El original galimatías montado por Solbes en torno a proclamados “recortes de gasto” que se afirman compatibles con mayores alegrías en las prioridades de gasto, mientras sigue la confusión en torno al modelo de las balanzas fiscales entre autonomías, es poco prudente en los tiempos que corren, cuando ya está asumido que en 2009 afrontaremos el temido “año del paro”, en el que habrá destrucción neta de empleo, quizá hasta por encima del 20% de tasa de paro, esto es, la estremecedora posibilidad de entre cuatro y cinco millones de españoles sin empleo cuando finalice el próximo año.

En el caso español, el problema se agudiza por la convergencia diabólica de la crisis financiera internacional con el colapso del sector inmobiliario y el temerario endeudamiento de las familias y las empresas. Hacer predicciones sobre lo que va a ocurrir con los cientos de miles de millones de euros prestados a los promotores es casi imposible. Los dos grandes bancos, el Santander y el BBVA, son los únicos con capacidad para lograr recapitalizarse si lo necesitaran. El resto de los Bancos, por su tamaño, y las Cajas por su especial régimen jurídico, tienen cerrada esta vía para recomponer su capital. El riesgo es que, si no se recapitaliza, nuestro sistema financiero arrastraría a la economía real, pues los créditos tendrían que reducirse drásticamente, para acompasarlos a los fondos propios y respetar los criterios de solvencia.

Sea como fuere, el plan del gobierno Bush, aprobado definitivamente el viernes por el Congreso e inmediatamente firmado por el presidente, ha empezado a funcionar. Cabe una pesimista referencia al fascinante diálogo de César y el augur, camino del magnicidio: The rescue plan is approved! Ay, President, but it hasn’t success yet… Sólo nos queda lo contrario, esto es, desear lo improbable, que el intervencionista “plan de rescate” por lo menos suavice el aterrizaje de la crisis financiera global. No es probable, pero es deseable.
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