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Salgado: la brillante trabajadora de Arthur Andersen

Salgado: la brillante trabajadora de Arthur Andersen

martes 07 de abril de 2009, 15:28h
A mí esto de la crisis ministerial me parece un poco a lo que hacía Franco cuando mandaba en este país, afortunadamente hace ya muchos años, sólo que con una diferencia: Zapatero agradece los servicios prestados en ruedas de prensa y no con motoristas, tal y como se hacía en la época en la que se "amaba en tiempos revueltos".

   Y nada más que decir. Al máximo responsable de la política económica del este país, un Señor, con mayúsculas, que no tiene que demostrar nada, ni en política ni en economía, le sustituye una señora, ésta con minúsculas que las mayúsculas se ganan con trabajo y dedicación, llamada Elena Salgado, a la cual conozco perfectamente. Sobre todo porque tuve que sufrir, como empleado de RTVE, su época como directora general de costes de personal, cuando, al final de una negociación colectiva en el Ente Público, el director general de turno temblaba pensando en que la señora ésta nos iba a echar por tierra todas las conquistas salariales plasmadas en el texto negociado. Que se lo digan, si no, a gente como Luís Solana o Jordi García Candau. La de veces que la Salgado ha  echado por tierra incrementos retributivos en la Administración por una coma o un punto, o porque "se saltan a la torera el capítulo uno", Eso sí, para echar a la gente en Expedientes de Regulación de Empleo en el sector público, para eso no eran necesarios ni los puntos ni las comas. Esa es la concepción del sector público y de la autonomía de las partes en una negociación que tiene la señora Salgado. Mal empezamos.

   Pero, bueno, esos son problemas secundarios. Porque, en tiempos de crisis, lo que hay que fijarse es en cómo se levanta el país gracias a los de siempre, los empresarios especuladores que, en época de vacas gordas ni se acuerdan, y en épocas de vacas flacas lloran a las puertas del Ministerio pidiendo ayudas. Elena Salgado, en ese sentido,  conoce perfectamente el protocolo a través de sus  "amistades peligrosas". Y si no, que cuente sus relaciones con Luís del Rivero.

  Y de buena gestora, vale. Desde luego, por sus persecuciones a los trabajadores de acuerdo. Pero menos. Que cuente lo que hizo en una de las consultoras y auditoras mas desprestigiadas a nivel mundial. Que ha quedado olvidada porque su quiebra se produjo en un momento de economías boyantes. Si la Salgado va a hacer lo mismo que hizo en Arthur Andersen, arreglados vamos.

    Y más cosas que habrá que contar sobre ella. Pero dejemos que el tiempo pase. La daremos los cien días de gracia que merece toda persona que se hace cargo de una tarea delicada como ésta, y veremos lo que ocurre. Porque ya se sabe el dicho: "por sus hechos los conoceréis".                               
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