Cronología de la trama corrupta de Madrid (III)

La trama parapolicial asalta despachos; la justicia actúa

viernes 30 de enero de 2009, 20:17h

El viernes, 23 de enero, la tormenta política es ya monumental en Madrid, afectando directamente al Gobierno regional y al Ayuntamiento de la capital, ambos regidos por el PP. El escándalo de la trama parapolicial es tan fuerte, que la Fiscalía decide abrir una investigación por el espionaje político. Ese día se conoce que Ignacio González proyectó montar una especie de CNI al sentirse espiado y que los espías –“Mortadelo y Filemón”, como les llamaría el ministro Pérez Rubalcaba- asaltaron el despacho de un alto cargo de la Comunidad y le requisaron documentos y un ordenador.

Hasta este momento, el diario El País -con documentación en exclusiva y con orden a toda su redacción de dar prioridad a la investigación sobre la trama corrupta madrileña- sigue llevando la iniciativa en este asunto. Así, en su edición del 23 de enero desvela que el número dos de Esperanza Aguirre, Ignacio González, evaluó montar en junio de 2008 una especie de Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ‘a lo pobre’ en la Comunidad de Madrid al sentirse espiado.

El diario de Prisa localizó y entrevistó a Luis Vicente Moro, delegado del Gobierno en Ceuta en la etapa de José María Aznar, quien confirmó que entregó a González el proyecto SEDE (Sociedad de Estudios y Desarrollos Estratégicos), que respondía, según el texto entregado al vicepresidente de Madrid, a “una necesidad específica de seguridad e inteligencia emergente en el Estado de las autonomías”.

Declaraba Moro a ese periódico: “Era un servicio para proteger a los altos cargos, que estaban preocupados. Especialmente Ignacio González estaba siendo objeto de vigilancias por un aparato indeseado de la Comunidad. A alguien le molestaba Ignacio. Lo que hacemos es decir: 'Vamos a aplicarle a esto legalidad y legitimidad, y os quitáis de sombras y oscuranteces(sic)’”. El proyecto, sin embargo, no se desarrolló y cayó en el olvido, pero esta información demuestra que González ya sabía en junio de 2008 que estaba siendo sometido a seguimientos. Más tarde, el diario El Mundo contará por qué lo supo González.

[En marzo de 2008, el entonces tesorero del PP, Álvaro Lapuerta, le dijo a Rajoy que tenía informaciones comprometedoras contra Ignacio González y Francisco Granados. Rajoy se lo comunicó a Aguirre y ésta mandó a Granados a hablar con Rajoy. Pero Rajoy le remitió a Lapuerta, quien también habló con Ignacio González, según revelarán El País y El Mundo].

La Fiscalía abre una investigación

Pero lo más relevante del caso en este momento es que la Fiscalía de Madrid decide ya abrir una investigación tras las denuncias presentadas por Ignacio González y por Manuel Cobo ante la Fiscalía Provincial, por los presuntos seguimientos de que fueron objeto. La Fiscalía de la Comunidad de Madrid acordó citar a Francisco Mercado, periodista de El País, en calidad de testigo. Además, ofició a la Consejería de Presidencia, Justicia e Interior al objeto de que remitiera cuanta información tuviera en relación a los seguimientos referidos por González, Cobo y Alfredo Prada.

Igualmente, la Fiscalía emplazó a la Consejería de Presidencia, Justicia e Interior para que informara si existía algún tipo de relación entre ele x policía Marcos Peña y dicha Consejería, o cualquier otra consejería u órgano de la Comunidad de Madrid.

Asalto a despachos oficiales

Un día después, el 24 de enero, El País dispara otra salva con el título “El espionaje a un alto cargo de Madrid acabó con el asalto a su despacho” y el subtítulo “El vigilado era un hombre de confianza del ex consejero Prada”. La trama adquiere tintes preocupantes al conocerse que se ha pasado de los simples seguimientos a la acción física.

     Se conoce en ese momento que Juan Carlos Fernández, un hombre de confianza del ya ex consejero de Justicia de Madrid, Alfredo Prada –cesado, como hemos visto, por Aguirre por ser ‘marianista’-, también fue espiado entre abril y mayo de 2008, como su propio jefe, por ex agentes de la Consejería de Interior. El País cita los partes de seguimiento a Fernández, que entonces era director de seguridad de la Consejería de Justicia, a quien los espías identifican como “El Cabezón”.

    Según la versión que ofrece el diario de Prisa, “un día después de que Esperanza Aguirre destituyera a Prada, el 27 de junio de 2008, el director general de Seguridad de Interior, Sergio Gamón, irrumpió con cuatro de sus hombres en el despacho de Fernández, ausente, y requisó documentación. Fernández denunció que le robaron su ordenador. Gamón fue destituido por aquel asalto, aunque sigue en Interior. Prada fue depuesto por Aguirre, y sólo unos días después fue fichado por Mariano Rajoy”.

    A través del diario El Mundo, los ‘aguirristas’ del PP contraatacan afirmando que también el Ayuntamiento de Madrid cuenta con un servicio paralelo de policía. A través de El País, Gallardón envía un mensaje subliminal a la Comunidad de Madrid, aprovechando el acto de presentación de la 44ª promoción de la Policía Municipal: “Toda esta labor [la de la policía local] se desarrolla como se debe, con transparencia, con arreglo estricto a nuestras competencias”.

Colocan a Rajoy en la picota

Hasta el 24 de enero todo el escándalo había quedado circunscrito al ámbito regional, a una pelea interna por el poder entre Gallardón y Aguirre, pero a partir del 25 de enero las aguas turbulentas alcanzan a Mariano Rajoy. Ese día, El País entrevista al histórico dirigente y tesorero del PP Álvaro Lapuerta, quien no sólo atribuye los seguimientos a altos cargos del Gobierno de Aguirre, sino que declara contundentemente: “Avisé a Rajoy de que me estaban espiando en Madrid”. Dos días después El Mundo iría más lejos, revelando que “el tesorero del PP exhibió un dossier contra Ignacio González”.

Según el relato de Lapuerta a El País, Rajoy fue informado por el propio Lapuerta en mayo de 2008 de la existencia de al menos un caso de espionaje político en Madrid: alertó entonces a Rajoy de que estaba siendo vigilado y de que sus sospechas recaían en elementos parapoliciales al servicio de altos cargos de la Comunidad de Madrid. "Avisé a Rajoy en mayo de 2008 de que estaba siendo espiado", confirmó Lapuerta.

Dos días después El Mundo profundizaría en esa información, publicando que “poco tiempo después de las elecciones de marzo [de 2008], Rajoy llamó a Aguirre y le explicó que tenía informaciones sospechosas de su número 2. Aguirre envió a Granados a Génova y Rajoy le remitió al despacho del aún tesorero, Álvaro Lapuerta, quien le mostró los documentos. El propio González le pidió explicaciones y Lapuerta sacó una placa y le dijo que como policía honorario recibía mucha información”.

A partir de ahí, Rajoy perdía cualquier posible coartada como ‘desconocedor’ del affaire. La pregunta que se empieza a formular en medios políticos es: ¿Por qué no actuó entonces? El Partido Socialista de Madrid (PSM), dirigido por Tomás Gómez, lanza toda su artillería contra los populares madrileños y exige explicaciones de Granados en la Asamblea madrileña (finalmente se producirán el 30 de enero) y la creación de una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid.

Ese fin de semana, 24 y 25 de enero, el PP celebró el I Foro Abierto, una gran concentración en el Palacio Municipal de Congresos, en Madrid, con un doble significado: una apuesta por los medios digitales y el pistoletazo de salida de la campaña electoral en Galicia y País Vasco. El Foro giró mediáticamente, como no cabía esperar otra cosa, sobre el espionaje en Madrid y las rencillas entre Aguirre y Gallardón. El malestar entre los populares era ya explícito, y el secretario de Comunicación del PP de Madrid y consejero de Sanidad del Gobierno autónomo, el ‘aguirrista’ Juan José Güemes, calentó más el ambiente al calificar de “farsa” el affaire que “ha montado el diario El País”, que sólo podía enmarcarse en un intento de “ablandar el corazón” de Caja Madrid para que le ayude a superar la “gravísima” situación financiera que atraviesa el Grupo Prisa.

“Lo que pregunto desde aquí al diario 'El País' es si estar dispuesto a hacer el ridículo tan intensamente durante siete días guarda alguna relación con la gravísima situación financiera del Grupo Prisa y la esperanza de ablandar el corazón de alguna entidad financiera que pudiera ver con buenos ojos que se desprestigie con falsedades al gobierno de Esperanza Aguirre”, dijo Güemes. La respuesta de Prisa no se haría esperar.

MAÑANA: Cronología de la trama corrupta de Madrid (IV):
Dossieres contra Francisco Granados: no es oro todo lo que reluce