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El Papa: hacen falta 'gestos valerosos' de reconciliación cristiana

El Papa: hacen falta "gestos valerosos" de reconciliación cristiana

lunes 26 de enero de 2009, 02:16h

Benedicto XVI clausuró hoy en la basílica romana de San Pablo Extramuros la Semana de Rezos para la Unidad de los Cristianos y afirmó ante representantes de las otras iglesias que hacen falta "gestos valerosos de reconciliación" entre los cristianos, separados desde hace casi mil años.
 
Un año más, el Pontífice acudió a la basílica paulina, al sur de Roma, para clausurar esta semana de rezos, que en esta ocasión coincide con el dos mil aniversario del nacimiento del Apóstol de los Gentiles, cuya conversión, según dijo hoy el Papa, ofrece "el modelo e indica el camino para lograr la plena unidad" de los seguidores de Cristo.

El Papa Ratzinger manifestó que en un mundo donde prevalece "el trágico ruido de la violencia y las armas", los cristianos tienen que ser "un instrumento de paz y de reconciliación", pero que para ello antes deben ofrecer "gestos valerosos de reconciliación".

Según Benedicto XVI, como también decía Juan Pablo II, la división de los cristianos es un "escándalo", ya que las separaciones y enfrentamientos quitan credibilidad a la hora de difundir el Evangelio.

El Obispo de Roma invocó de nuevo hoy la paz para Tierra Santa y agregó que es "muy importante" que los fieles cristianos que viven allí, como los peregrinos que la visitan, ofrezcan a todos el testimonio de que los diferentes ritos y tradiciones no deben constituir un obstáculo "para el respeto mutuo y la caridad fraterna".

Según el Papa, las diferencias no deben ser un obstáculo de separación, "sino riqueza de las múltiples expresiones de la fe común" en Cristo.

Benedicto XVI reiteró la importancia del ecumenismo y resaltó que hace exactamente 50 años, el 25 de enero de 1959, el papa Juan XXIII anunció en ese mismo lugar su voluntad de convocar un "concilio ecuménico para la Iglesia Universal", el que sería el Vaticano II, que cambió la Iglesia y la lanzó hacia el tercer milenio.

Oriente y Occidente se separaron con el cisma de 1054, con las excomuniones del papa León IX y del patriarca Miguel Celurario.

Les separan razones teológicas, como el rechazo de los ortodoxos al primado de la Iglesia de Roma y la negativa de la infalibilidad del Papa.

Los ortodoxos no reconocen la validez de los sacramentos católicos, al contrario que la Iglesia católica que sí admite, desde el Vaticano II, los de la Iglesia ortodoxa.

Además, los ortodoxos culpan a Roma de proselitismo y de intentar expandirse en territorios hasta ahora bajo su control.

Antes del gran cisma se produjo otra escisión, la de los cristianos armenios, que vivieron en comunión con Roma hasta el año 491, cuando abrazaron las tesis del monofisismo, según la cual Cristo sólo tenía una naturaleza, la divina, y era hombre sólo en apariencia.

El Concilio de Calcedonia de 451 condenó el monofisismo y definió la doble naturaleza de Cristo, humana y divina, unidas sustancialmente en una sola persona divina.

Los armenios no lo reconocieron y así nació la Iglesia Armenia, a la que no se puede llamar ortodoxa porque es anterior al cisma de 1054. EFE

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