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Democracia: un término totalmente desdibujado

Democracia: un término totalmente desdibujado

viernes 10 de julio de 2009, 21:16h
A través de la historia, las clases dominantes se han caracterizado por la injusticia y la tiranía frente a sus dominados. Con la aparición del concepto del estado, el mapa político del mundo fue evolucionando hasta llegar a acuñar el término democracia. Etimológicamente democracia, significa el poder del poder del pueblo; por ello para Aristóteles, la democracia no era la forma de gobierno perfecta porque la masa es ignorante y no sabe lo que quiere por ello debe ser guiada por un dictador (término bastante diferente de tirano), es decir por alguien que “dicta”, guía y ordena con sabiduría y justicia.
Sin importar cuáles eran los pensamientos del filósofo griego, la política mundial acogió el término y lo definió legalmente como el derecho y el deber que tiene todos los ciudadanos de un Estado para participar activamente en la política de un país. Para ello, se establecieron procedimientos y mecanismos de participación de los cuales nació la izquierda (históricamente denominada así por la forma en la que se ubicaban en los parlamentos griegos) como contraposición a las clases ancestrales dominantes de derecha.

La oposición y guerras que han causado la derecha y la izquierda son numerosas, todas ellas hechas en nombre de la democracia y el bienestar del pueblo. Unos argumentan que su experiencia y sabiduría  son el abono necesario para cosechar la democracia, los otros sostienen que sus raíces “plebeyas” son suficientes para conocer las necesidades del pueblo y así garantizar el poder de éste.

Actualmente se ha llegado a tales extremos, que los presidentes latinoamericanos trapean con la democracia todos los planes sucios que llevan a cabo. Todo absolutamente todo se ampara bajo la democracia, a ella le caben todos los vejámenes y acciones que se puedan emprender: la invasión a Irak fue una acción preventiva emprendida por Estados Unidos para cuidar su democracia.

Hugo Chávez sigue en el poder después de11 años porque los venezolanos “así lo ha querido”, Uribe fue reelecto y quién sabe si lo será por segunda vez (en medio de escándalos de prebendas y compra de votos) porque el pueblo así lo ha querido.

El más reciente escándalo de crisis política: la destitución por la fuerza de Manuel Zelaya, presidente elegido por el pueblo hondureño, y la ascensión de Roberto Micheletti, elegido por el Parlamento del país centroamericano. Ambos izan la bandera de la democracia para atacarse y defenderse.

Zelaya pregona a voz en cuello que su destitución es ilegal y claramente antidemocrática porque es él quien fue elegido por los hondureños en los comicios; sin embargo, sus sentimientos democráticos no relucieron cuando decidió llevar a cabo un referendo que proponía el llamada a una Asamblea Constituyente y que cinco días antes había sido declarado ilegal y antidemocrático por el Parlamento hondureño, ni cuando decidió destituir al jefe del ejército, el general Romeo Vásquez al intentar éste impedir que se realizara el referendo.

De otra parte, Micheletti, y en general los poderes de Honduras, amparan su actuar bajo la tutela de la democracia; no obstante, la constitución hondureña prohíbe cualquier ciudadano sea expatriado o entregado a un Estado extranjero y mucho menos tuvieron en cuenta a la democracia al decidir cortar las emisiones de los medios acerca de lo que estaba sucediendo en el país.

En cuanto a las reacciones que estos hechos ha tenido, debe recordarse que la comunidad internacional en general rechazo el golpe de estado acudiendo nuevamente al discurso de la ruptura democrática. Así, en Colombia el Gobierno se pronunció a través de un comunicado que expresaba su total reprobación del actuar contra Zelaya y mencionó su decidido apoyo a la OEA frente a cualquier decisión adoptada en torno al tema. Pocos días después el presidente Álvaro Uribe mando llamar a la embajadora en Honduras a consultas, hecho que demuestra su abierta condena a la posesión de Micheletti y el forzado exilio de Zelaya en Costa Rica.

No pretendo ponerme de parte ni de Micheletti ni de Zelaya, sólo basta darse cuenta que ambos con sus actos demuestran ser anti – democráticos; sin embargo, se amparan bajo un ideal de democracia que parece permitir y aguantar todo. Por otro lado es triste ver que sea del bando que sea no se tiene la razón, y sea cual sea al que se apoye se está apoyando la tiranía (concepto totalmente contrario a la democracia). Así que es hora de abrir bien los ojos y mirar hacia donde nos están dirigiendo.
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