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El mundo mira a Copenhague

El mundo mira a Copenhague

miércoles 30 de septiembre de 2009, 13:31h
   No, no se equivoquen, en esta columna no se va a hablar de los Juegos Olímpicos que Madrid tanto ansía. El interés mundial por la capital danesa se debe a la cumbre que se va a celebrar en diciembre y que debe afrontar la reducción de emisiones de CO2.

   Si los líderes mundiales no consiguen un acuerdo que ponga fin a la emisión de gases de efecto invernadero, antes de que acabe el siglo, incluso en cincuenta años, la temperatura de la tierra habrá subido cuatro grados provocando la falta de agua potable en África, América Central y el Mediterráneo. Es decir en casa.

   No son previsiones alarmistas del brujo de la tribu, ni una monserga más de los pesados ecologistas. El informe lo ha realizado la Oficina Meteorológica del Reino Unido, una de las mas prestigiosas del planeta, y alerta de que la mitad de la población mundial podría quedarse sin agua para beber. No es broma.

   De momento, los delegados de los países que van a asistir a Copenhague esta reunidos estos días en la preparatoria de Bangkok, en la penúltima oportunidad de llegar a Dinamarca con las tareas hechas.

Las intenciones son buenas. Estados Unidos, uno de los principales responsables de la emisión de gases contaminantes, ya ha adelantado que piensa reducir estas al nivel de 1990, es decir un recorte del 25 por ciento. Si la UE también cumple su compromiso de bajar sus emisiones de contaminantes un 30 y Japón otro 25 se irá por el buen camino.

   Faltan China, el otro gran país responsable del cambio climático,  y un sin fin de países industrializados que deberán mostrar sus cartas en la capital de Dinamarca. Todo es cuestión de dinero y las arcas de los Estados están vacías. Ese es el verdadero peligro que atenaza al planeta. Que una falta de visión de futuro ciegue a los actuales dirigentes acosados por la crisis económica e incapaces de operar más allá del corto plazo.

   Porque la solución al cambio climático o es ahora o no será. No estamos hablando del mundo que heredarán nuestros nietos, estamos hablando del mundo de nuestros hijos. Dentro de cuarenta años habrá veinticinco millones de niños mal nutridos  por el cambio climático y sus efectos sobre la agricultura. Los ojos del mundo miran a Copenhague porque esta vez no se puede fallar, ni pasarse por el forro las resoluciones que se aprueben, como ya se hizo con Kyoto.
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