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Presidencia barroca

Presidencia barroca

viernes 08 de enero de 2010, 21:15h
Herman van Rompuy, primer Presidente permanente del Consejo Europeo desde el 1 de enero de 2010, anterior Primer Ministro de Bélgica en 2009 y anterior Presidente de la Cámara de Representantes de Bélgica desde julio de 2007 hasta diciembre de 2008, acostumbra a prodigarse lo justo, no es precisamente lo suyo el escenario ni la fotografía ni la imagen. Para la casi totalidad de los españoles era un desconocido, para los belgas y sobretodo para su clase política era el Primer Ministro que había dado estabilidad a Bélgica tras diversas crisis que enlazan con la diversidad flamenca y francófona del país. La estabilidad de Bélgica se cifra ahora como dijera el liberal Ministro de Finanzas en “hacer de Van Rompuy, sin Van Rompuy”. La característica principal del Presidente europeo es la reserva, esto es la discreción, pero también o sobre todo la reflexión, acostumbra a retirarse a un monasterio cada cierto tiempo para reflexionar y cultivar su fe. La-Croix destacaba su primera declaración “independientemente de mis opiniones personales…mi papel es buscar el consenso” y en Le Soir manifestó que “hacer el consenso tiene un lado positivo y un lado negativo, lo positivo es que da confianza, lo negativo es que nadie tiene miedo de ti”. Parece más claro que su persona no asusta a nadie pero también parece claro que es una de las más fuertes personalidades que ahora existen en la Unión. A pesar de que se retrate a si mismo como un “aburrido equilibrado”, es agudo cuando previene que “en política no tienes amigos”. Se equivocaban, y la historia lo dirá, todos los que pensaban que era un Presidente con perfil bajo, justamente al contrario ya se le califica como una personalidad en el camino de los Padres Fundadores de Europa. De momento tiene dos cualidades excepcionales, es un político hábil para las maniobras y es un hombre de fe.

Por segunda vez, hoy 8 de febrero, Herman van Rompuy se encuentra en Madrid para asistir al acto del comienzo oficial de la Presidencia española. Tras una comida con el Presidente del gobierno español, Presidente en turno del Consejo de la UE y con el Presidente de la Comisión Europea José Manuel Durao Barroso aparecía ante la prensa después de haber anunciado para el 11 de febrero una inmediata Cumbre o Consejo Europeo extraordinario para debatir sobre la crisis económica o sobre la economía como tema principal. Algunos interpretaron que este anuncio era también un golpe de autoridad para tomar iniciativas justamente en el momento en el que el Presidente español había decidido reunir un Comité de Sabios para afrontar la crisis económica. La diferencia entre ambas reuniones es clara, la convocatoria del Presidente Español tiene un alcance limitado al consejo que sobretodo le pueda dar el siempre prestigioso Jacques Delors y también el Expresidente español Felipe González quien aparte de su prestigio prepara con esfuerzo y grandes colaboraciones un informe sobre el Futuro de Europa que le fuera encargado por el propio Consejo Europeo y que presentará a dicho Consejo en el mes de junio. Lo que Van Rompuy ha realizado es una importante convocatoria para reunir a los Jefes de Estado y de Gobierno y solo a ellos, es decir, actúa como Presidente y lo hace desde el primer día de trabajo. Alguien ha querido plantear una lucha, al menos de protagonismos, entre Zapatero y Van Rompuy, pero esto es una mera especulación porque el Presidente español conoce mejor que nadie el peso de la Presidencia permanente articulado por el Tratado de Lisboa y desde el principio ofreció la máxima coordinación y colaboración. Así que este viernes 8 de enero ha sido publica la imagen de las tres personalidades en la inauguración de la Presidencia española en turno del Consejo de la UE. El propio Van Rompuy hábilmente y sin ningún protagonismo ha manifestado con respecto a quien es el que hay que llamar en Europa desde el otro lado del Atlántico “el Tratado de Lisboa es muy claro en cuanto al reparto de papeles, unas iniciativas saldrán de su Presidencia, otras de la Comisión y otras asimismo de la Presidencia de turno”. El Presidente español ha reconocido por su parte la preponderancia del Presidente permanente del Consejo porque “para eso se ha instituido”. 

El Presidente del Ejecutivo Europeo, por su parte, ha compartido las ideas de ambos comprometiéndose a trabajar codo con codo y con ambición “tenemos que fortalecer la coordinación”. Asimismo el Ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, asumió el protagonismo de la responsable de la Política Exterior Europea, Catherine Ashton, pero también matizó que las Cumbres bilaterales estarán, como es lógico, presididas por el Presidente del Consejo Herman van Rompuy. Todo esta claro porque todo esta claro en el Tratado. A España le toca hacer una transición institucional y en esa transición cumplimos un papel importante pero evidentemente limitado por el nuevo tiempo de la construcción europea que marca el Tratado de Lisboa. Otra cuestión es nuestro empeño por el relleno de la Presidencia en turno somos barrocos, a otros les va mejor con su cultura protestante o calvinista, tratamos de rellenar con innumerables actos programados, que cuando menos llaman la atención al otro lado de los Pirineos, y sigue faltando a nuestro juicio algo más importante como es el esfuerzo de pedagogía en todos los ámbitos para acercar Europa a la ciudadanía y para conseguir el apoyo de los medios que son los que facilitan el conocimiento y la participación en una Presidencia que no debería ser ni será para la historia de fastos ni de fotos ni de banquetes. 

Son tiempos muy difíciles que tienen por delante una enorme crisis económica con perspectivas inciertas que azota a toda Europa y especialmente a algunos países entre los que nos encontramos. El Ministro de Exteriores sueco Carl Bildt, que cedió el testigo a van Rompuy y obviamente a España habló de la necesidad de superar la profunda crisis económica y contribuir a conseguir la paz, ayudar en la lucha contra la pobreza, defender la libertad y los derechos humanos y aportar un rayo de luz y de esperanza para aquellos que están sumidos en la oscuridad. Ojala lo que empieza en el Teatro Real termine en los humildes comedores cada vez más llenos de gente necesitada para ofrecernos un mensaje de esperanza, pero sobretodo de acierto, Europa necesita que este gran país que ahora presiden en turno su Consejo recupere el pulso y se sume al éxito colectivo que necesita la Unión.

Rogelio Pérez Bustamante
Chaire Jean Monnet
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