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El Debate de la Nación se convierte en un 'combate de boxeo verbal'

Zapatero y Rajoy cruzan 'golpes' bajos

Zapatero y Rajoy cruzan 'golpes' bajos

miércoles 14 de julio de 2010, 17:03h
Zapatero y Rajoy convirtieron el debate sobre política general en un auténtico campeonato de insultones, obviando los grandes males que aquejan a España. Pero esta vez Rajoy fue superado por un Zapatero absolutamente airado que subió a la tribuna para hacer oposición a la oposición y para descalificar personalmente a Rajoy argumentando que ya le había ganado en las urnas en dos ocasiones. Rajoy pidió elecciones generales para "resolver el calvario" de la España de Zapatero. La ira zapateriana fue tal, que el presidente se volvió insultón llamándole indolente, demagógico, insultón, culpable de propagar una "imagen negra" de España en el exterior y hasta de inútil para España.
Se adivinaba duro, durísimo el debate entre Rodríguez Zapatero y Rajoy en el Congreso, y ambos líderes, desde luego, no han defraudado al respetable: ni una sola propuesta concreta para salir de la crisis ha salido de boca del presidente del Gobierno o del líder de la oposición, pero tantos sapos se han echado el uno contra el otro que el hemiciclo parecía el escenario resultante de una de las siete plagas de Egipto. Nunca antes se ha visto un debate más antipatriota, más insultón y más barriobajero que el que han protagonizado en la tarde de este miércoles el presidente del Gobierno y el líder de la oposición.

    El fuego cruzado lo inició Rajoy con una intervención inicial en la que lo más suave que le dijo a Zapatero fue: "¿Cómo puede ser usted quien nos proteja de usted mismo y nos garantice que las cosas no se van a seguir haciendo mal?", para acabar diciéndole que sólo tiene que hacer una medida para recuperar el crédito perdido de España: "Usted no está en condiciones de gobernar y el mejor servicio que puede hacer al país para resolver este calvario es disolver el Parlamento y convocar elecciones generales".

A partir de ahí, las grandes -supuestamente ingeniosas- frases se sucedieron, y fueron de este tenor: "Cuando tenga un poco de tiempo libre, visite usted un comedor social y hable con la gente. Yo lo hice, señorías, ustedes no"; "se ha convertido, además, en un grave problema para otros países"; "no quiso hacerlos [los grandes cambios]  en prosa, pero ahora va a tener que hacerlos en verso"; "¿para qué nos ha hecho esperar un año?"; "¿cómo puede ser usted quien nos proteja de usted mismo y nos garantice que las cosas no se van a seguir haciendo mal?"; "Ni siquiera le ha temblado la mano para congelar las pensiones"; "¿Cuáles son para usted los sectores más débiles de la sociedad?"; "La tutela europea [de nuestra economía] nos libra de sus arbitrariedades; lástima que no nos libre también de su ineficacia"; "Lo que ha hecho [el pensionazo] es una arbitrariedad y deja al descubierto su escasa lealtad a los compromisos que firma"; "Su reino es la incertidumbre y de ahí mana esa desconfianza que se ha convertido en el peor mal de la economía española"; "No se puede confiar en usted"…

     En definitiva, que tras un año desde el anterior debate sobre política general sin hacer lo que tendría que haber hecho en su momento, Zapatero habría creado, según Rajoy, más paro y más déficit y todo esto en "sus doce meses de retraso y de empecinamiento", y "no son cifras, estamos hablando de personas. Hablamos de seres humanos que sufren, sufren por ellos mismos, sufren por su dignidad". Y, sin embargo, ahora defiende lo contrario de lo que ha hecho, de lo que prometió, de lo que llevaba en su propio programa electoral y "se carga" un pacto como el de Toledo para sacar sólo 1.500 millones… del bolsillo de los pensionistas.

"En usted no se puede confiar"

Tras lo que habría hecho mal Zapatero, Rajoy se lanzó al campo de la crítica in crescendo de la propia personalidad de ZP. Ahí tampoco se ahorró epítetos: en el Estatut de Cataluña, por ejemplo, le dijo que "ha engañado a todos los ciudadanos", que Zapatero había dicho que "estaba limpio, como una patena, ¿Cómo se puede confiar en usted? Le pido que deje de jugar con la gente", porque "de engaño en engaño ha generado usted una crisis institucional de consecuencias imprevisibles".

         A partir de ahí, la nueva retahíla: "España necesita un proyecto común en el que se respeten los consensos"; "En usted no se puede confiar"; Nada de lo que usted dice es cierto, sólo quiere rehuir su responsabilidad"; "Lo que a mí me conviene es que usted agote la legislatura en este asiento, no le quepa duda, lo que ocurre que no hablamos de lo que me conviene a mí, sino a los españoles"; "Nuestros problemas tienen solución; los del señor Zapatero, no"; "¿España puede salir del trance?, sí; ¿Con el señor Rodríguez Zapatero?, no?"; "¿No cambie los ministros: ¿De qué sirve cambiar la peana y conservar el santo?"; "¿No comprende que no es posible acompañarle en el afligido peregrinaje de sus contracciones, no lo comprende?" (cualquiera que le acompañe "se expone a ponerse a ridículo en tres días"), o "Tiene usted poder, pero carece de autoridad… su tiempo, señor presidente del Gobierno, se ha agotado y usted lo sabe".

Durísima réplica de Zapatero



Si barriobajero pareció Rajoy en las filas socialistas, más barriobajero pareció Zapatero en las filas populares. El presidente, airado como nunca, encrespado, lívido, subió a la tribuna para arremeter en lo personal contra Rajoy y para responderle al envite de que convocara elecciones anticipadas con un rotundo: "Voy a seguir por este camino, cueste lo que cueste" y que si tiene 'nervio' que intente una moción de censura.

         Zapatero calificó la intervención de Rajoy de "descalificaciones, epítetos, insolencias conmigo y con mi grupo", le reprochó que, según él, "ha dicho a todos los españoles que no está dispuesto a arrimar el hombro y no se hace responsable de nada: ni de la campaña masiva para impugnar el estatuto dividiendo a todos los españoles". Le siguió diciendo que Rajoy "pensó que atacar el Estatut de Cataluña le venía bien para captar votos en el resto de España" y ahora ya no les interesa, sino que les interesa cabalgar con la crisis.

         Al igual que en el caso de Rajoy, las frases descalificatorias se fueron sucediendo en labios de Zapatero: le acusó de propagar una "imagen negra" de España en el exterior porque "pensaba que era bueno para sus objetivos a corto plazo"; que "lo único que tiene como objetivo es llegar a unas elecciones: probablemente porque ha perdido todas a las que se ha presentado hasta ahora"; "Usted no se ha preguntado qué podía hacer contra la crisis, se ha preguntado lo que la crisis podía hacer por usted y por sus intereses políticos"; "Acaba el señor Rajoy de hacer una intervención profundamente demagógica y falaz", o "le pido, señor Rajoy, que por una vez haga algo útil para España".

Dúplica de verdulería


El último turno, el de la dúplica, no podía ser menos 'verdulero' en uno -Zapatero- y en otro -Rajoy-. El líder de la oposición llegó a decirle a Zapatero que "usted ha hecho el mayor ejercicio de travestismo político que se ha visto en la historia de España" y que "ha atentado contra un derecho de los pensionistas que estaban en una ley".

         "¿Es usted consciente del balance que ha traído a esta Cámara? ¿Qué aporta a los españoles lo que usted ha dicho de mí en este debate?", le preguntó, para añadir seguidamente: "Quédese usted con sus descalificaciones, se las acepto todas… yo me voy a referir a los temas que importan a los españoles".

         Pero no.








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