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Junta General de Accionistas 2010

Botín atiende las curiosas reivindicaciones de sus accionistas minoritarios

Botín atiende las curiosas reivindicaciones de sus accionistas minoritarios

viernes 11 de junio de 2010, 13:55h
Una Junta General del Banco Santander no sería nada si no fuera por el turno de intervenciones de sus accionistas, un clásico de las reivindicaciones históricas de estos minoritarios que, un año más, no tuvieron piedad a la hora de plantear sus quejas, peticiones y denuncias a Emilio Botín. En esta ocasión, los intervinientes  pidieron, entre otra cuestiones, justicia para los inversores del fondo inmobiliario Banif, el cese como consejero de Alfredo Sáenz, una explicación de la vinculación del banco con la industria armamentística o la rebaja de los sueldos de los directivos.

El turno de intervenciones se inició con el rapapolvo del propio Botín, quien se refirió a los accionistas que iban a participar como "los de las 500 acciones" que siempre tienen que cuestionar y tratar de impugnar las decisiones del banco.

Y a continuación, una primera intervención por parte del accionista Javier Sotos, quien se refirió a Banif como "corralito" y denunció la actuación que la entidad ha tenido con 43.000 clientes. Antonio Panero mostró su desacuerdo con la reelección de Sáenz Abad. Estas manifestaciones llevaron a Botín a amenazar con retirarle el turno de palabra.

El resto de accionistas presentaron peticiones, quejas y propuesta de toda índole, como Jordi Calvo, quien quiso conocer las relaciones del Banco con la industria armamentística. Calvo aseguró que el grupo ha financiado el sector a partir de la participación accionarial en empresas de fabricación de armas, mediante la concesión de créditos y también mediante la financiación de exportaciones, y puso como dato de especial relevancia la vinculación del Santander con una empresa americana que se dedica íntegramente a la fabricación de misiles y bombas de racimo, algo que Botín negó con rotundidad.

Doscientos folios en inglés

También hubo quien quiso poner su caso particular en conocimiento del banquero y del resto de accionistas, como un padre disconforme con el despido de su hijo que amenazó con llevar el caso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, u otro accionista que planteó que en una oficina de Madrid había pedido información sobre sus inversiones y le dieron doscientos folios en inglés. "¿Por favor, me puede decir donde me dirijo con estas doscientas hojas para que me las traduzcan?", preguntó. El presidente le tranquilizó diciendo que se haría cargo de su petición.

El punto de vista de la mujer  estuvo representado por la particular visión de la accionista Cristina Ruiz Pelayo, quien comentó que le parecen excesivos los sueldos que se da a los consejeros delegados porque "cuando se da tanto sueldo a un hombre no se le aguanta como marido", afirmó. Y añadió más: "Cuando un hombre tiene una economía muy alta, es horroroso el tipo de mujer que se le acerca, es una realidad palpable en la sociedad española actual", sentenció la accionista.

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