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La izquierda abertzale lanzó una 'campaña' insinuando su secuestro por las fuerzas de seguridad

La aparición del cadáver de Anza tumba las hipótesis sobre un GAL II de los proetarras

La aparición del cadáver de Anza tumba las hipótesis sobre un GAL II de los proetarras

jueves 11 de marzo de 2010, 19:31h
El etarra desaparecido Jon Anza ha sido identificado en la morgue de la localidad francesa de Toulouse. Al parecer Anza estaba muy enfermo, en fase terminal, y podría haber fallecido de un infarto, por lo que no se descarta ninguna hipótesis como causa de su muerte, aún se desconocen los resultados de la autopsia. Cabe recordar que el Anza desapareció cuando portaba una gran suma de dinero de la banda. La figura de Jon Anza, un supuesto 'responsable económico' de la banda, cobra relevancia porque ETA lanzó una 'campaña' desde hace un año en la que insinuaba la posibilidad de que hubiera sido secuestrado por las fuerzas de seguridad del estado.
El miembro de ETA ha sido identificado gracias a las huellas dactilares y a la ropa que vestía que coincide con la que llevaba cuando se produjo se produjo su desaparición. La policía francesa ha notificado a la familia el hallazgo a las cinco y media de la tarde, aunque ha quedado en confirmar mañana de manera oficial que se trata del cuerpo del etarra.

El fallecimiento se produjo por causa de un infarto que le sobrevino cuando se encontraba en una calle de Toulouse el día 29 de abril. Una ambulancia de los bomberos lo recogió y lo trasladó hasta un hospital donde ingresó en estado grave. Anza permaneció internado durante quince días hasta que se produjo el fallecimiento.

Entre las pertenencias del miembro de ETA no se encontró ningún documento que permitiera su identificación. Tenía dos billetes de tren, uno de ellos correspondiente al día 18, que acreditaba que había realizado el viaje entre Bayona y Toulouse.

Las fuentes consultadas indicaron que en el momento en que fue encontrado el cuerpo no presentaba lesiones externas, heridas ni signos de violencia. Dado que falleció por causas naturales, no se abrió ningún procedimiento judicial ni fue avisada la policía, aunque el cuerpo quedó almacenado en la morgue con la única referencia de que se trataba de un hombre no identificado, a la espera de que pudiera localizarse a algún familiar.

Esa situación se mantuvo hasta el miércoles cuando el hospital dio cuenta a la policía de que el cuerpo seguía en la morgue sin identificar y sin que nadie acudiera a reclamarlo. Esta mañana, agentes de la Policía científica francesa acudieron al centro sanitario y le tomaron las huellas, lo que permitió comprobar que se trataba del etarra desaparecido.

Jon Anza salió el 18 de abril desde la estación de Bayona hacia Toulouse donde tenía una cita con otros miembros de la organización terrorista a los que tenía que entregar el dinero. Según ETA, Anza no acudió a la cita ni a la cita de seguridad que tenía establecida unos días más tarde.

Se desconoce qué pudo hacer el miembro de ETA entre el día 18 y el día 29 en que fue encontrado en la calle con el infarto y hasta este momento no se ha informado de si entre sus pertenencias estaba el dinero que tenía que entregar a otros miembros del grupo terrorista.

La familia, sin embargo, no denunció la desaparición hasta el 15 de mayo siguiente, cuando ya se había producido el fallecimiento y el cuerpo estaba en la morgue del hospital Cinco días más tarde, el 20 de mayo, ETA difundió un comunicado dando cuenta de la desaparición de su militante y culpando a los servicios policiales españoles de su secuestro.

Anza, natural de San Sebastián, fue detenido en febrero de 1982 acusado de formar parte del "comando Lau Haizeta" de ETA por lo que cumplió más de veinte años de condena hasta su puesta en libertad el 3 de noviembre de 2002. Tras su excarcelación residió en Guipúzcoa y posteriormente se trasladó a la localidad de Ahetze, en el País Vasco francés, donde residía de manera legal.

Desde que el etarra desapareciera, la izquierda abertzale ha desarrollado una intensa campaña de acusaciones culpando a los cuerpos policiales españoles de haber secuestrado a Anza y haberle hecho desaparecer. A lo largo de los últimos once meses se han celebrado numerosas movilizaciones y protestas contra las autoridades españolas y francesas. Se han difundido versiones que aseguraban que agentes de la Policía española lo habían secuestrado y que había muerto durante ese episodio y que habían hecho desaparecer el cuerpo. Algunos periódicos franceses se habían apuntado a esta tesis.

La fiscalía de Bayona, que había abierto una investigación después de la denuncia de la familia, había solicitado colaboración de la justicia española para que investigara la versión que achacaba la desaparición del etarra a un secuestro. Por este motivo, el juez Andreu había abierto una investigación reclamando datos sobre su salud y sobre una serie de llamadas telefónicas que eran relacionadas con el supuesto secuestro.
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