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Contradicciones del Gobierno

Contradicciones del Gobierno

miércoles 19 de mayo de 2010, 08:18h
La vicepresidenta primea del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, ha afirmado ayer, en Madrid, que el Gobierno “está evaluando en estos momentos” subir los impuestos a las rentas más altas.

Y la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, con competencias directas sobre la Economía, decía, también ayer y en Bruselas, todo lo contrario: “que no hay medida alguna en este sentido (en la subida de impuestos), y que tanto el Presidente como ella misma mantienen que las decisiones que se toman actualmente se centran en reducir el gasto público, y no en los ingresos.

A ver si se ponen de acuerdo, porque nos van a marear con tantas declaraciones y tantas contradicciones.
   
Sobre la subida de impuestos a los ricos para repartirlos entre los pobres hay muchos tratados económicos escritos, que al pueblo han llegado en versiones de Robín Hood o de los bandoleros románticos se Sierra Morena. Es algo que, utilizado en plan demagógico, da muy buenos resultados en los mítines donde parte del gentío, cuando se le relatan los beneficios de las grandes empresas, está a punto de gritar eso de “¡al ladrón, al ladrón!”. Pero ése NO es el planteamiento presentable en las instancias de un Gobierno serio, y prueba de ello es que las vicepresidentas discrepan, y el Presidente titubea y da una de cal y otra de arena, según hable con los empresarios o con los sindicatos.

Los impuestos, la fiscalidad, la contribución a las arcas del Estado y a la Hacienda pública NO es cuestión de ricos y de pobres, sino de equidad y de justicia social. Una cuestión distinta es diferenciar, entre los creadores de riqueza, a los que lo hacen con inteligencia, con sacrificio, con honestidad y con riesgo, creando empleo…, frente a los que hacen trampas, abusan, chantajean, se refugian en los “paraísos fiscales”, y se valen de la debilidad de los demandantes de trabajo para tratarlos como a esclavos.

Porque está claro, amigos, que la creación de riqueza y el estímulo a los emprendedores es imprescindible para que una sociedad funcione, para que se creen puestos de trabajo, para que un país progrese. Y en estos momentos, ese incentivo a la iniciativa empresarial es más necesario que nunca.

Los empresarios honestos deben ser una “especie protegida” en la España de los casi cinco millones de parados. ¿Qué dirán en Bruselas o en Wáshington de esas amenazas de penalizar la riqueza en un país que oscila entre la pobreza y la desconfianza? Con todos los matices que se quieran, a ver quién se atrevería hoy a expropiar “Rumasa”, viendo todo lo que ocurrió después.


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