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Primer recorte del sueldo de los funcionarios de la historia

Zapatero recibe 'palos' de todo el arco parlamentario por sus 'decretazos' antidéficit

Zapatero recibe 'palos' de todo el arco parlamentario por sus 'decretazos' antidéficit

 Les desgranamos las medidas para el 'recortazo' del déficit | Los sindicatos se ponen en pie de 'guerra'
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miércoles 12 de mayo de 2010, 15:40h
La crisis la pagarán los más débiles, o eso, al menos, es lo que se cree en la izquierda no socialista. ¿Qué dicen los sindicatos?, le preguntamos a Gaspar Llamazares. "Están como yo, que fuman en pipa". ¿Y…? "Y… nada". Exacto, esto no es Grecia… en ningún sentido. Lo cierto es que Zapatero ha acudido al Congreso para anunciar el primer recorte de gasto social desde que llegó al poder en 2004: nueve medidas concretas para reducir el déficit público y que incluyen reducción de los salarios de los funcionarios en un 5 % en 2010 y su congelación para 2011; fin del electoralista cheque bebé en 2011; congelación de pensiones de jubilación y viudedad e importantes recortes en la inversión pública (6.045 millones) y en gastos de medicamentos. Es decir, lo que le ha exigido Europa y le ha reclamado Obama. Pero nadie, absolutamente nadie, está contento con el Gobierno: ni la derecha ni la izquierda. Zapatero ha recibido un auténtico chorreo parlamentario.

El dato es realmente demoledor: el de Zapatero será el primer Gobierno de la democracia que ha tomado unas medidas tan radicales, con recortes tan drásticos en sectores tan desprotegidos como son pensionistas, huérfanos y viudas. También ha recortado los beneficios de la Ley de Dependencia, que fue 'vendida' con fanfarrias por el entonces ministro Jesús Caldera como "la cuarta pata del Estado de Bienestar", e incluso ha metido la navaja en la solidaridad y cooperación internacional con un tajo de 600 millones de euros… Y los funcionarios ya han anunciado revueltas para protestar por su disminución de salario del 5 % a partir de junio. ¿Qué ha pasado en una semana para que Zapatero cambie de parecer y se presente en el Parlamento con unas medidas similares a las griegas?

    Unanimidad en los grupos parlamentarios: la situación es insostenible, el gobierno no ha actuado a tiempo, se le han acabado los plazos y la Unión Europea y hasta Barack Obama le han obligado a hacer lo que Mariano Rajoy le pidió que hiciera una semana atrás, y el resto de los grupos, incluyendo el PP, unos meses antes: unas medidas económicas espectaculares. Pero nadie había previsto que la crisis la paguen los más pobres. Eso, y mucho más, le han dicho este miércoles a un tambaleante Zapatero, noqueado por las circunstancias y por lo duro y probablemente injusto de las medidas que se ha visto obligado a tomar. Se lo han dicho desde la seriedad y la preocupación -Erkoreka, Durán i Lleida, Ana Oramas o el propio Gaspar Llamazares- hasta el escepticismo y el populismo del que ha hecho gala Mariano Rajoy.

    En una intervención inicial de treinta minutos se pudo ver a un Zapatero autojustificativo: "La situación es difícil y sería insensato ocultarla", dijo; "No es fácil para un Gobierno dirigirse de esta manera a esta Cámara", justificó; "Debemos hacer un esfuerzo especial y extraordinario para reducir nuestro déficit público y tenemos que hacerlo ahora, cuando empieza a verse la recuperación económica", añadió, y, en fin, "a todos les pido colaboración: es una respuesta nacional que a todos nos concierne", buscando auxilio político en la bancada de la oposición.

     La respuesta de los grupos no pudo ser más demoledora, empezando por la del PP. Todos apreciaron cómo Zapatero hablaba de pegar tajos en las clases más desprotegidas con el objetivo de reducir el déficit en 15.000 millones de euros adicionales en dos años, pero no ofrecía contrapartidas en las rentas altísimas, ni en bancos o servicios financieros, y ni mucho menos le oyeron hablar de planes de economía productiva y para crear empleo. Por ahí fueron el grueso de las críticas a lo largo del debate.

Un irónico -aún más, socarrón- Rajoy inició el fuego cruzado con una durísima intervención político-económica no exenta de demagogia: "Tengo que lamentar este deterioro de la imagen de España: que vengan de fuera a decirnos lo que tenemos que hacer y revisarnos las cuentas", le arrojó; "Se acabó, señor Zapatero, ahora tiene lo que buscado durante tanto tiempo: trabajar al dictado de otros", abundó; "Ha hecho usted un gran recorte de derechos sociales: jamás el PP ha planteado lo que usted ha hecho aquí", metió los dedos aún más en la herida; "Su incapacidad la vamos a pagar todos los españoles, pero especialmente los pensionistas, las madres… es exclusivamente su responsabilidad, la suya", le retorció, y, en fin, un final de anuncio de Llanero Solitario que viene a salvar el territorio: "Si está dispuesto a hablar de todo esto, yo estoy a su disposición, y además lo estoy desde esta misma tarde: quedo a la espera de su respuesta".

    El auténtico golpe de efecto de Rajoy no vendría en fuerte hasta la réplica, después de escuchar por segunda vez a Zapatero: la reducción de las subvenciones a partidos políticos, sindicatos y organizaciones sindicales como alternativa a la congelación de pensiones y la rebaja en la retribución a funcionarios. Airadas protestas dentro y fuera del hemiciclo. Zapatero se lo echó en cara en la réplica, a la hora de responder a la oferta de diálogo de Rajoy: "Por supuesto, dialoguemos sobre la reducción del déficit, pero en todas las Administraciones", incluyendo las autonómicas y locales regidas por el PP, pero en ningún caso se incluirá la financiación de partidos, sindicatos y patronales, que "es lo que más me ha preocupado de su intervención por el tono populista que hay detrás de sus palabras".

La crítica de los nacionalistas

Más allá del rifirrafe y cruce de reproches entre Zapatero y Rajoy -esperados-, los otros grupos fueron igualmente críticos con el Gobierno y su presidente. Josep Antoni Durán i Lleida, de CiU, le dijo lo mismo que el líder de la oposición: "Los mercados y la Unión Europea le han obligado a usted a rectificar", le añadió que "ha perdido usted dos años de mandato", que "España se ha convertido en un problema en Europa" y que es "lamentable que reacciones frente a las instituciones europeas y el mercado y no lo haga cuando se lo piden las fuerzas políticas".

            Las propuestas de Durán pasan, al igual que una parte de las de Rajoy, por la reducción de dos o tres Ministerios, disminución del sueldo de los diputados, medidas para la productividad -de la que no habló Zapatero-, financiación parcial de la reducción de jornada -modelo alemán-, reducción temporal de cotizaciones a la Seguridad Social o aplazar tramos de AVE pero agilizando infraestructuras como el corredor del Mediterráneo o el ferrocarril de mercancías.

            Algo parecido a lo que dijo el portavoz vasco, Josu Erkoreka, quien utilizó símiles muy caninos -¿estaba llamando 'perro' a alguien?-: "A perro flaco, todo se le vuelven pulgas". Interesante comparación. Pero, además de la crítica ya sabido, le dijo algo muy serio, a propio del tono autojustificativo de Zapatero: las agencias de calificación y los especuladores no pueden ser utilizados como coartada de un mal gobierno.

El portavoz del BNG, Francisco Jorquera, tampoco se fue por las ramas: crítico que sea los sectores populares los que paguen una crisis que no generaron. Además, se opuso a que la reducción del gasto afecte, sobre todo, a las comunidades autónomas en ámbitos como la educación y la sanidad, lo que supone precarizar servicios públicos básicos. Y se sumó a las peticiones de Rajoy, Durán y Erkoreka de supresión de ministerios, lo que daría una señal "inequívoca" de su compromiso con la austeridad, sin tocar la inversión productiva, las políticas sociales o los servicios públicos básicos. Le dijo, por fin, que si quiere reducir déficit, que recorte gastos en Defensa reconsiderando la presencia militar en Afganistán.

    Ni el 'socio' catalán ERC dio respiro a Zapatero: su portavoz, Joan Ridao, le pidió que aborde con "coraje" las reformas precisas para contener el déficit y que no sean "los de siempre" lo que paguen la crisis. "Los sacrificios son inevitables", reconoció, pero el plan de ajuste de Zapatero "no es creíble" y mantiene, entre otros gastos superfluos, el de varios ministerios cuya supresión fue aprobada en la Cámara Baja.
 

La izquierda está que 'fuma en pipa'

La reacción más dura, con todo, la protagonizó la izquierda no socialista. Para el portavoz de IU, Gaspar Llamazares -que no intervino en el pleno, pero sí habló en los pasillos-, la propuesta de ajuste del déficit de Zapatero es "un golpe de los mercados financieros al estado de bienestar europeo" y un "ajuste antisocial que requiere una fuerte contestación social". Dijo también en pasillos que esas medidas del Gobierno se ceban "en los más débiles", quienes se verán abocados a "responder a esta ley del embudo"; es decir, que le dirán 'no' a la pretensión zapaterista de que "lo ancho es para el sector financiero, que pasa la crisis incrementando beneficios, y lo estrecho para los que no la han provocado, trabajadores, pensionistas y dependientes".

            ¿Y cómo están los sindicatos?, le preguntó Diariocrítico: "Como yo, que fuman en pipa". ¿Y qué va a ocurrir? Encogimiento de hombros. "Quién sabe, pero esto no es Grecia".

            Una posición parecida a la del portavoz de ICV, Joan Herrera, que desde la tribuna tildó de "ajuste de caballo" las medidas y lamentó que "van a pagarlo los más débiles"; un ajuste que "no es decente" porque "no es equitativo", afecta a trabajadores, pensionistas y dependientes y "no toca" a los bancos. "Proponen un ajuste duro, pero también hacia los de siempre".


Zapatero, arrinconado


En la réplica, Zapatero consumió más del doble del tiempo que en su intervención inicial. Pero se le pudo ver arrinconado, acorralado, autojustificativo y parapetado en las "circunstancias cambiantes" que obligan a cambios de planes. En intento de ganar credibilidad y apoyo para sus medidas de recorte social dijo a sus señorías que "estamos en una situación difícil, muy difícil, que exige medidas como las que hoy he planteado y sería una irresponsabilidad no hacerlo".

            Habló de la reunión del Ecofin, del eurogrupo, de Bruselas y del FMI, pero ni una palabra de la llamada que le dirigió el presidente norteamericano Barack Obama la noche anterior.

Reacción de los funcionarios, pensionistas y embarazadas:


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