www.diariocritico.com
El tercer secreto de Fátima

El tercer secreto de Fátima

martes 11 de mayo de 2010, 18:27h
Hay que restregarse los ojos una vez leída la información que hoy dan algunos medios acerca de las declaraciones del papa Benedicto XVI durante el vuelo que le ha llevado a Portugal, con motivo del próximo 13 de mayo “Día de la Virgen de Fátima”. España guarda en su inconsciente colectivo la imagen blanca y triunfal, triste y misteriosa, de esta Virgen oriunda de Portugal, que según la “leyenda católica” (¿de qué otra forma habría que definirla, si hasta expertos jesuitas dudan de aquellos sucesos, y expertos en Historia moderna la salpican de intenciones espúreas, emanadas de las mentes corruptas de los gobernantes lusos?) se apareció el 13 de mayo en Cova de Iría a tres inocentes pastorcitos cuyos  nombres nos sabemos de memoria: Francisco, Jacinta y Lucía. Esta última ha sido la más larga superviviente, y compartió “los tres secretos de Fátima” con el papa Juan Pablo II, cuya subida a los altares está más controvertida que nunca.

    Benedicto XVI ha pronunciado, a juicio de los periodistas presentes en el avión donde el papa ha  viajado de Italia a Portugal, “la más dura y clara condena a la actitud de la curia (vaticana) frente a la pederastia”. ¿Por qué? Porque, según el papa Ratzinger (un cuarto de siglo máximo responsable -con la bendición del papa Wojtyla- de la conducta moral de los católicos) “la mayor persecución a la Iglesia son los ataques y pecados que hay dentro”. ¡Por fin el Papa contradice a obispos y cardenales romanos que han dirigido sus críticas a los medios de comunicación y a la sociedad “descristianizada” por los escándalos de la pederastia de sus curas! Ya en el cónclave de donde salió papa, Joseph Ratzinger había expresado, con sabia astucia, sus críticas a la “suciedad existente en el interior de la Iglesia”, manifestación que según los entendidos le valió la fumata blanca.

    “Hoy –ha dicho el papa Benedicto XVI en el avión que le ha llevado a Portugal- las más grandes persecuciones a la Iglesia no vienen de fuera, sino de los pecados que hay dentro”. ¿Qué cara habrá puesto el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio Maria Rouco Varela, al leer esto? Rouco no cesa, desde hace muchos años, de acusar a la “sociedad laica y descristianizada” de sus “ataques a la Iglesia”, de su “anticlericalismo” y de su “secularización”, consecuencias, según el cardenal canonista, del paganismo, erotismo y relativismo que nos invade. Pero, ¡ojo!: parte de la culpa de los errores (hay que llamarlos ya así) del cardenal de Madrid, la tienen el propio papa Benedicto XVI y especialmente su máximo valedor, Juan Pablo II, que abusaron de esta condena del relativismo moral en el que, según estos dos pontífices, vive inmersa la sociedad contemporánea.

Las palabras aéreas de Benedicto XVI fustigan, de forma indirecta, a los que echan la culpa de los escándalos de los delitos de la pederastia a los medios de comunicación. O sea, a los que derivan el problema hacia los que informan sobre estos delitos, en lugar de hacia a quienes los cometen. En este sentido hay que valorar positivamente las valientes palabras de Ratzinger.  "Eso lo hemos visto siempre, pero ahora lo vemos de una manera realmente aterradora: la mayor persecución a la Iglesia no viene de los enemigos de fuera, sino que nace del pecado de la Iglesia… El mal ataca también desde dentro… Las cuestiones éticas y espirituales no son del dominio privado"… Precisamente esta actitud es la que llevó al Vaticano a no hacer públicos los delitos –que no sólo pecados- de los curas, obispos y cardenales, en el terreno sexual, y especialmente la pedofilia. Según el vaticanista Filippo di Giacomo, (ver El País de hoy) este mensaje "supone la condena más radical pronunciada nunca por el Papa sobre la línea de actuación de su antecesor, Karol Wojytila”. La curia vaticana ha venido achacando también los ataques externos a “la mentalidad del 68 y el relativismo moral".

    Pero la parte surrealista de las declaraciones del papa en el avión que le llevaba hoy a Portugal (quizás al pasar por las nubes infectadas por las cenizas del volcán islandés) ha sido la referida a “los 3 secretos de Fátima”. El primero sobre el final de la I Guerra Mundial, (¡obvio!); el segundo sobre “la conversión de Rusia” (que ahora los papas quieren derivar, en una clara manipulación a posteriori, hacia “el fin de la Unión Soviética”); y el tercero, que es el que ha comentado el Pontífice, señalando que la Virgen habría profetizado “los escándalos internos de la Iglesia”, y que habrá que traducir como los referidos a los de la pederastia.

    ¡Un secreto revelado por la Virgen en 1917! ¡Por Dios, y ¿qué han hecho entonces toda la caterva de Papas que han gobernado la Iglesia desde entonces? ¿Guardarse el secreto como quien juega al escondite? Han podido pasar casi 100 años sabiendo que iba a haber pederastas en la Iglesia? ¡Esto entra directamente en los anales de las bromas macabras de una Iglesia en la que la obsesión por el silencio y el terror al escándalo han permitido las aberraciones que hoy conocemos! No. Aquí Ratzinger se equivoca (una vez más) y da nuevos motivos para que muchos exijan su renuncia. Basta de bromas. Basta de secretos de Fátima. ¡Basta de jugar con la ignorancia de muchos cristianos, y del resto de la sociedad, sobre la que el Papado se considera una autoridad moral en nombre de Jesucristo… apoyándose y escudándose en los delitos y pecados de los servidores de Dios!

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios