Señor Papa, 'yo no te espero', pero...

jueves 04 de noviembre de 2010, 10:17h

'Yo no te espero', reza el eslogan elegido por una plataforma ciudadana, laica, que intenta así contrarrestar la euforia cristiana por la llegada del Papa a nuestro país este fin de semana. Yo me sumo, en el sentido espiritual, llamémoslo así, a esta iniciativa. Ni me importa ni me deja de importar, y ni me molesta ni me deja de molestar. La única realidad en todo esto es que, como siempre, cualquier acontecimiento de relumbrón es motivo de debate público. Y punto.

Por ejemplo, esta mañana escuché que otra plataforma ciudadana pretende demandar a la ciudad de Santiago de Compostela por emplear las arcas públicas en los actos de recibimiento de Benedicto XVI, además de hacer un llamamiento para alejar a los niños de toda la cohorte papal, en clara alusión a los graves casos de abusos

sexuales cometidos por sacerdotes católicos.

Todo esto, por parte de unos y otros -los medios conservadores se están volcando con la visita papal-, me parece harto demagogo y exagerado. Dejémonos de hipocresías: la presencia del Santo Pontífice dejará algo de riqueza para nuestro país, para Santiago y para Barcelona, las dos ciudades que visitará Joseph Ratzinger. Ingresos para el turismo, compañías de viaje, la hostelería, los comercios... Y sí, se emplea el erario público, pero también se emplea para otros fines de este tipo y nadie se queja.

Miren... me declaro agnóstico, laico convencido, y si fuera por mí, no se movería un dedo por parte de nuestra sociedad para traerse a un Papa. O a un líder religioso musulmán, hebreo o de cualquier otra creencia religiosa. Pero hay que creer y practicar con aquello de la libertad religiosa. Y nadie debería molestarle realmente que un líder religioso esté en nuestro país, democrático, libre, plural. España se declara, aún hoy, católica, y ante eso hay que tener cierta sensibilidad social.

Y yo, que me muestro siempre exigente con que las administraciones públicas, gobiernos autonómicos y corporaciones municipales, inviertan en el mundo de la cultura subvencionando ferias, exposiciones y festivales de música, no voy a ser tan

hipócrita de decir que no se invierta también en una visita del Papa de Roma. Porque si traer a un grupo de rockeros greñudos, a cuyos conciertos siempre que puedo voy a primera fila, dejan grandes recaudaciones para los ayuntamientos -noches de hotel, comidas, cenas, cervezas y copas...-, también es un enriquecimiento para todos un evento de este tipo.

Otra cosa, bien distinta, es que el Papa merezca todo tipo de crítica de nuestra ciudadanía. Ya sea por su tibieza a la hora de tratar los casos de pederastia en el seno de la Iglesia, bien por no dejar de prohibir el uso del preservativo, o tantas y tantas cosas que no convencen de su ejercicio 'papal'. Ahora bien, no es tanto Benedicto XVI lo que molesta a muchos sectores de la sociedad española, sino la propia Iglesia española, tan desconectada socialmente de nuestro pueblo.

Pablo M. Beleña
Director Diariocrítico.com