El pesimismo político-económico se ha instalado en la sociedad española

Si los españoles están absolutamente deprimidos por la situación económica -de la que no esperan grandes cambios con el actual Gobierno de Zapatero-, la situación política no la ven mucho mejor: para el 63,3 % es mala o muy mala y sólo un 27,9 % la considera, en el colmo del optimismo, como "regular". Y al igual que ocurre con la percepción sobre la situación económica, los españoles piensan que dentro de un año será aún peor (22,5 %) o igual de mala (53,2 %). Extrapolados hacia la acción de gobierno, estos datos son un auténtico varapalo para el Ejecutivo que preside Rodríguez Zapatero.

         ¿Cuáles son los graves problemas de España para esta desesperanza que, según el CIS, se ha adueñado de la sociedad? El primero, sin duda, es el paro (así lo cree el 78,4 % de los españoles), seguido por los problemas de índole económica (el 48,2 %), y a mucha distancia ya la clase política y los partidos políticos (el 19.8 %) y la inmigración desordenada y caótica que hemos padecido (para el 15,4 %).

         Problemas antiguos, como el terrorismo en general o el de ETA en particular sólo está considerado por el 9 %, la vivienda por el 6,1 %, o la violencia contra la mujer, que sólo está considerado como problema por el 0,8 % de los españoles y, sin embargo, consume buena parte de recursos del erario público. Ni los "nacionalismos" (0,6 %) ni el Estatut de Cataluña (0,2 %) que tanta tensión levantó significan un problema para esta sociedad ahogada por la crisis económica y la falta de salidas reales.

         Puede ser por la situación que vivimos, pero lo cierto es que el español medio se ha vuelto muy desconfiado. A la pregunta sobre ¿diría usted que se puede confiar en la mayoría de las personas o que nunca se es lo suficientemente cuidadoso en el trato con los demás?, una abrumadora mayoría del 63,4 % responde que "nunca se es lo suficientemente cuidadoso en el trato con los demás", frente a un 32,2 % que opina que "se puede confiar en la mayoría de las personas".

         El barómetro del CIS de septiembre también muestra que, acaso por la crisis económica y política que vivimos, los españoles hemos vuelto a moldes antiguos. Por ejemplo, a la pregunta que "en caso de que uno de los dos miembros de la pareja tenga que trabajar menos de forma remunerada para ocuparse de las tareas del hogar y el cuidado de los hijos, ¿quién cree que debería ser? La respuesta no deja lugar a dudas: el 45,7 % piensa que debe ser la mujer, frente al 1,8 % que cree que debería ser el hombre. Hay un 10,2 % que se coloca en una posición intermedia, asegurando que debería quedarse en el hogar "quien tenga un trabajo peor remunerado".