Yo no haré huelga: mi solidaridad radica en trabajar

martes 28 de septiembre de 2010, 10:11h

En realidad no vi necesario tener que escribir un artículo para exponer mi posición acerca de la convocatoria de huelga general para este miércoles 29. No había una obligación y secundarla es como votar: algo personal y secreto, fuera de toda coacción. Pero es cierto que como director de este periódico tengo un deber de transparencia en posiciones tan importante como ésta.

No voy a hacer huelga. Ni mañana, ni un día antes o un día después, como a veces ha hecho la prensa para poder informar de la jornada de protesta. Y hay varios motivos. Pero el principal de todos es que el argumento de que la solidaridad entre trabajadores se demuestra con una huelga es la mayor patraña que conozco. Así como cualquier otro argumento que algunos quieren colocar como dogma de fe de la lucha obrera y se mantiene intocable con el paso del tiempo.

Pues no. Al igual que los sindicatos son laicos, laica es mi posición en todo esto en cuanto a 'dogmas de fe'. Nadie debe decir qué es de izquierdas ni de derechas, ni imponer una posición para asegurar que se defienden los derechos de los trabajadores. Para empezar, porque hay en este, nuestro país, 4 millones de personas en el paro. Una de las mayores tragedias en esta vida junto a la mala salud, la muerte o la guerra. La desgracia de no poder ganarse el pan pese a tener ganas de trabajar. Así se sienten muchos de mis compañeros de profesión o, en general, parados conciudadanos.

Y sé que casi todos me dirán que la solidaridad para con ellos la debería mostrar haciendo huelga este miércoles. Pero no. Creo que precisamente mi deber como profesional en activo es hacer mi trabajo, producir para mi país, cotizar un día más a la Seguridad Social -la de todos- y homenajear así a los que no pueden tener una nómina a fin de mes. Es mi libertad de decisión y es mi opinión. Tan discutible como cualquier otra. Pero sin olvidar que nadie está en posesión de la verdad.

Y ahondando más en las cuestiones y las raíces de esta huelga, considero que la reforma laboral puede tener algo, evidentemente, de pérdida para los trabajadores en beneficio de los empresarios. Pero debemos dejar de ver la sociedad como en el siglo XIX , donde los burgueses y propietarios consumían a las clases trabajadoras y hacía falta este tipo de protestas. Se ha abaratado el despido, sí. Pero no se ha hecho gratuito. Este Gobierno, socialista, puede que no haya convencido a la clase trabajadora actual, ni a los sindicatos, ni a los parados. Pero se ha seguido la línea general que imponían las grandes potencias económicas para seguir ayudándonos y no dejarnos de lado en la financiación de la alta deuda estatal. Es duro, sí, y es terrible decir que hacemos lo que nos dicen que hagamos. Pero la deuda pública es la deuda pública. Con ese déficit un Estado no puede marchar adelante.

Una deuda, que algunos olvidan, tenemos porque se ha hecho GASTO SOCIAL, inversión en los parados, en la sanidad pública, en los servicios sociales. Eso lo olvidan los que ahora dejan de lado a un Gobierno que, todos han denunciado y criticado, ha elevado la financiación pública con las arcas del Estado, a los sindicatos mayoritarios. Ahí está el sinsentido. No se ha querido dialogar, sino romper la baraja. Y creo que por imagen: los sindicatos tenían que dar un golpe en la mesa para lanzar el mensaje a los trabajadores de que estaban y están con ellos. Bien. Es su derecho y su libertad. Pero yo, al menos yo, no estoy de acuerdo. Por eso no secundo SU huelga.