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La ceguera de Occidente

La ceguera de Occidente

martes 22 de febrero de 2011, 14:40h
Nadie se asombra que toda esta ola de revueltas que se produce en los países norteafricanos y en Oriente Próximo ante todo se convierta en un problema crucial que afecta al aprovisionamiento energético mundial. En consecuencia, y tal como se espera el precio del crudo Brent va escalando lo que inmediatamente repercutirá en los precios de la energía, en las manufacturas y en la inflación. Las compañías petroleras internacionales ya están reaccionando, sin saber aun como acabara esta historia de protestas y revueltas que llegan al corazón de la parte más sensible y más inestable del mundo.

Y mientras tanto la Unión Europea apenas parece enterarse, ocupada lentamente en articular una Política de Energía para Europa. Hace poco se decía que la Unión Europea se había despreocupado de Oriente Medio mientras que Oriente Medio coqueteaba abiertamente con Asia. La Unión Europea practica una política de doble rasero en temas como democracia, injusticias históricas, sistemas políticos disfuncionales, mientras que China se beneficia directamente de la inestabilidad de Oriente Medio como nueva potencia dispuesta a brindar sus servicios a la industria petrolera de Oriente Medio, y así estábamos antes de que comenzasen las revueltas.

El problema verdadero es el de la dependencia energética de la Unión Europea, un tema capital en el que se trabaja con preocupación pero a escaso ritmo. Cierto es que los Estados de la Unión han incluido en el Tratado de Lisboa, léase Tratado de Funcionamiento de la Unión, una cláusula de solidaridad energética, pero ¿solidaridad para repartir que?, porque la dependencia energética de la Unión Europea esta por encima del 56% y en algunos países muy por encima, o es total o como en el caso de España esta por el 86%. Así que de momento la subida de los precios del crudo es la factura que la Unión Europea recibe como consecuencia de los cambios que se están produciendo en el mundo islámico. Da la impresión que el único que mira al horizonte con una cierta despreocupación o contentamiento es Rusia, cuyo potencial energético es inmenso y es efectivamente la clave de su actual poderío. La producción de petróleo de Rusia representa el 12% de la producción mundial y asimismo Rusia es el país del mundo con mayor reserva de gas, un total de 23,7 de las reservas mundiales, siendo el mayor exportador de gas mundial, con la ventaja de que sus gobernantes han quitado de en medio a los oligarcas que se habían apropiado de las empresas de producción de petróleo y gas en un proceso de privatización cuando menos oportunista cuando mas claramente corrupto, convirtiendo los actuales dirigentes rusos Putin/Medvédev/Ivanov el potencial energético en el principal instrumento de la reconstrucción económica y política de Rusia.

Pero por si fuera poco Rusia aunque ha apostado por las renovables, geotérmica, solar, eólica, sobre todo apuesta firmemente por la energía nuclear. Tiene 31 reactores en funcionamiento con licencia para 30 años con extensión para otros 15 a 30 años, esta construyendo 9 mes, otros 8 están planificados, y en otros 37 se está decidiendo su construcción. No olvidemos que Rusia es uno de los mayores productores de uranio del mundo poseyendo algo así como el 10% de la producción mundial, con la tecnología más avanzada y rentable del mundo en enriquecimiento de uranio. Se puede decir sin temor a equivocarnos que Rusia y China son los países con mayor número de proyectos de construcción de plantas nucleares.

La Unión Europea apenas parece enterarse, a pesar de que en alguna medida acaba de abrir en el último Consejo Europeo claramente el camino a la energía nuclear como energía limpia. Sin embargo, un país europeo, Francia; sigue siendo el motor y el impulso de la construcción de las centrales nucleares, y el motor político para que una Europa ciega entienda que la energía atómica tiene que estar en un primer lugar entre los mecanismos internacionales de lucha contra el cambio climático. Francia tiene 55 reactores nucleares y pronto dispondrá de 60, y entiende que “la energía nuclear puede ser el cemento de una nueva solidaridad internacional”, Angela Merkel, que por cierto tiene unas relaciones privilegiadas con Vladimir Putin, sabe que la única solución para limitar la dependencia energética de Alemania y de la propia Unión Europea es la energía nuclear, y aunque va lenta en sus verdaderos objetivos acaba de alargar la vida de las centrales nucleares para garantizar el suministro eléctrico. Mientras los cuatro grandes Consorcios energéticos deberán pagar a partir de 2011 y durante 6 años una tasa nuclear suplementaria de 2300 millones de euros. ¿Que podemos decir de España? Mejor repetir lo que nos dicen de fuera. Al Gobierno español le falta valentía para utilizar esta energía económica y limpia, le falta seriedad para cumplir con Kyoto, y facilitar la descontaminación del planeta. El Gobierno es irresponsable con la energía nuclear. Eso es lo que dicen. Lo que nos preocupa a nosotros es que como acaba de señalar el Ministro Sebastián la subida del precio del crudo costó 6000 millones a España en 2010. ¿Cuánto nos costará esta crisis que ahora se plantea? Lo cierto es que la subida del recibo de la luz en un 9.8% es el regalo que hemos recibido a primeros de año y que evidentemente eso dispara los precios. ¿Para cuando una rectificación de la política de energía de España que tiene esa brutal dependencia energética del 86%? ¿Servirá de algo esta llamada de atención que se produce  por una crisis política internacional que tan directamente afecta a la Geoestrategia de la energía, poniendo en dificultades el aprovisionamiento energético de la pobre Europa con pies de barro en su capacidad energética? ¿Hace falta sacudir al planeta, una vez cada década para que el mundo se de cuenta del valor de la energía?


Por Rogelio Pérez-Bustamante
Chaire Jean Monnet



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