En la Introducción, donde explico el título del libro, digo que varias generaciones han visto coexistir en paz a los políticos y los mercados. "Cada uno tenía su palacio y su área de competencia", escribo. Y es verdad que los leones se ponían libremente al servicio de los dioses, aunque siempre ambicionaban ponerle a reglas en nombre del pueblo soberano. Pero esta vez ha sido distinto. Es la primera ocasión en democracia que los políticos han visto peligrar su sitial de privilegio en nuestra sociedad porque los mercados han dudado de su racionalidad. Zapatero fue el que rompió ese reparto tácito de competencias con el déficit de 2009.

La línea de Podemos de hoy no tiene nada que ver con la de su programa en las elecciones europeas de mayo de 2014. Su programa no es de izquierda radical, sino que es populista. Y el populismo significa que si le viene bien para captar votos harán el pino puente.

Venezuela es la prueba de que los humanos somos muy miopes, en parte porque con suerte apenas vivimos en torno a un siglo. Tenemos una fe infinita en que la Humanidad avanza, en que cada vez tendremos más bienestar, en que superaremos las crisis, y Venezuela es la prueba empírica de que puede ocurrir lo contrario, que puedes ir a peor y que el ciudadano puede ser envilecido. Yo conocí una Venezuela con enormes problemas. En 1996 parecía que aquello sólo podía mejorar, porque había tocado fondo. Y mira, no ha hecho más que empeorar. Es increíble pero el chavismo arregló el problema de la irritante desigualdad que había creado el régimen de Punto Fijo. Ahora todos son iguales: a casi todos les falta casi todo.

A nivel internacional, las cifras indican que la desigualdad se ha reducido. Gracias a los enormes progresos de China. Rusia e India en este campo. A nivel español, creo que aquí hablamos de desigualdad a partir de unos niveles que no tienen nada que ver con la desigualdad vista por una brasileño de las favelas. Contamos con Sanidad y Educación universal, que nos cuestan un dineral en impuestos, y que ya lo quisieran tener dos tercios de los humanos del planeta. Eso puede no durar mucho tiempo más porque el Bienestar está huyendo de Europa. Si no se hacen reformas inteligentes lo perderemos. Con todo, la principal herramienta para mitigar la desigualdad en España es la creación de empleo. Eso debe ir acompañado de una reconstrucción moral que reduzca el tamaño de la economía sumergida que es sinónimo de fraude laboral y elusión fiscal. A partir de ahí podemos intentar ser suecos.

Creo que atribuir categorías morales a los hechos políticos nubla el análisis. Yo podría decirle que los principales partidarios de una quita de la deuda griega fueron los alemanes, que condicionaron el segundo rescate a que ocurriera eso. Y ese empeño está detrás de una de las fases más largas de la crisis del euro, la que empezó en Deauville con el pacto que dio origen a 'Merkozy'. Y la posición alemana era perfectamente democrática: Merkel decía que ya estaba bien de que pagaran los contribuyentes y la banca no pusiera su cuota de sacrificio.

Sin duda. No se puede negar que hay indicadores mejores que hace un año. La duda es cuándo la población notará la recuperación. Pienso que el PP necesitaría un paro por debajo del 20% (mejor el 18%) para que la sensación de bienestar le permitiera tener un buen resultado con un candidato como Rajoy. Esto incentiva a Rajoy a convocar las generales lo más tarde posible, pero todo va a ser muy distinto después de mayo, cuando el Gobierno puede sufrir un batacazo fenomenal.

A las de Rajoy un 6 y a las de Zapatero un 2

Así parece. Es inquietante que cuando mejoran las cifras de empleo es cuando la construcción se reactiva. Al final tiene una lógica histórica y casi poética. Aunque mi amigo Jesús Maraña sostiene que España es un país rico, yo insisto en que no lo es. Pero sus dos grandes valores son su clima y su posición estratégica en el mapa. Lo lógico es que cada metro cuadrado de España valga mucho. Aunque tendría más valor si sobre ese metro cuadrado levantáramos valor añadido.

Porque Islandia es como mi barrio, el Puente de Vallecas. Tampoco podemos imitar el modelo radical de devaluación interna de Estonia. España es un país grande, complejo y viejo.

Pienso que no. Leía hace poco que en Venezuela su Constitución garantiza un montón de cosas que hoy no existen. De hecho hoy no pueden garantizar ni la existencia de un mercado (libre o intervenido, da igual). La buena política no consiste en trasladar a la Constitución las promesas del programa electoral que después no puedes garantizar porque no hay dinero. Además, creo que los derechos sociales o se configuran como derechos de acceso o son inviables porque tu no puedes garantizar que la economía siempre va a funcionar óptimamente.

No he pasado, vengo de ahí. Soy chileno y viví allí hasta que acabó la dictadura de Pinochet (1988). Y he vivido en Venezuela y otros países. Y creo que el populismo es perfectamente exportable. Se daría de bruces con la Unión Europea, pero nadie garantiza que la UE va a seguir siendo como la conocemos hoy. Otra cosa es que nos convenga.

Sí, yo defiendo la reforma del art. 135, aunque no el mecanismo por el que se introdujo. Mi opinión es que los españoles querían participar en la reforma, discutirla y, de acuerdo con las encuestas que se publicaron en su momento, un 70,6% la hubiese apoyado. Si eso se hubiese hecho así, hoy Pedro Sánchez no tendría ninguna razón para cuestionar la reforma. En todo caso, el debate es de corto recorrido porque el espíritu de la reforma del art. 135 está incluido en el llamado Pacto Fiscal, un tratado europeo que España ratificó en 2012 y que tiene un rango igual o superior a la Carta Magna.

Bueno, esta no es la crisis del consumismo. Al contrario, todos dicen que los problemas son porque no podemos consumir. Esta crisis que ha sido muy larga para la vida de un niño, apenas es una mota de polvo en la línea de tiempo de la Humanidad. Mi opinión -y esto no tiene nada que ver con el libro- es que un mercado en régimen de competencia perfecta conduce a que nadie gane dinero y a la mediocridad más absoluta. Con sus imperfecciones, el libre mercado nos conduce a un equilibrio. Mientras más imperfecto sea, más tardará en llegar ese equilibrio. Pero debería llegar en algún momento. Lo que está pasando cuando digo que el Bienestar huye de Europa es que otras regiones de la Tierra están reclamando ese Bienestar y accediendo a él a través de un mercado global. Puede que ese equilibrio global que viene -sobre todo si se cumplen condiciones de competencia perfecta- sea mucho más mediocre que nuestra realidad actual y no nos guste. Pero será igualitario. Por eso suelo decir que la gente gana dinero en las rugosidades de la Historia.

Son los políticos contra los mercados. Escogí esta metáfora porque hay dos leones frente al Palacio del Congreso, donde están los políticos, y hay dos dioses en el Palacio de la Bolsa, en la Pza. de la Lealtad, donde se supone que moran los mercados. Si se refiere a que puedan ganar los dioses, pues sí, puede suceder, aunque eso no garantiza nada porque los leones vuelven a las andadas. Mire Italia y Grecia.

El mundo no se va acabar con Syriza ni con Podemos. Puede ser un lugar peor, más incómodo para algunos, y mejor para otros, pero no se va a acabar. Lo que pasa es que veo una gran diferencia entre los dos grupos. Syriza lleva desde el 2004 y tiene equipos para gobernar. Podemos apenas tiene candidatos para las autonómicas y municipales y sus promotores se mueren de miedo cuando alguien de fuera de sus círculos llama a las puertas de su partido. ¡Se imagina que Pablo Iglesias tuviera que gobernar mañana?

Reformas, reformas y más reformas. Lo peor es que en esta crisis ha habido muchos recortes y pocas reformas.

Los griegos son un pueblo muy politizado. En eso son muy distintos a los españoles. Aquí la gente se volvió apática en la Transición. Ellos, en la suya, se hiperpolitizaron. Pensar que esta memez de que el FMI o los mercados les quiere condicionar es tomarlos por tontos. Sin duda que esa tesis en vez de asustarlos seguro que les irrita aún más.

No pueden, DEBEN ganarla si seguimos creyendo en la democracia. No me cabe la menor duda de que la voluntad política tiene una naturaleza distinta a la de los mercados. Elogio en el libro que ni Zapatero ni Rajoy pidieran rescate porque eso hubiera supuesto una convulsión mayor en España. Además de la pobreza y del desempleo hubiésemos tenido una crisis de legitimidad política. No sé adonde nos hubiera llevado eso con las lecturas ahistóricas que se están haciendo de la Transición hoy mismo. Mi crítica es que no aprovecharan la oportunidad para reformar a fondo España y eliminar las razones de fondo que hacen que los dioses puedan volverse contra nosotros en cualquier momento. El papel de la buena política no es estar usando a los mercados como excusa para hacer o dejar de hacer, la buena política busca ponerse por encima de los mercados, patrocinar reformas virtuosas y conseguir así que estos coman en tu mano y no la muerdan.

El que más pescará entre los que han sido engullidos por la crisis (a quienes dedico el libro, por cierto) será Podemos. Después, UPyD y Ciudadanos entre los que han sido rozados por ella y son conscientes de las graves disfunciones del país y del tiempo que hemos perdido.

Cuando empezó la crisis yo ganaba tres veces más y tenía un empleo fijo. El Periodismo, que amo desde niño, está en una de las peores coyunturas de su historia en España y sufriendo unos cambios copernicanos en el mundo. ¿Qué quiere que le diga?

Muchas gracias por participar en el chat. Espero haber contestado lo mejor posible a vuestras preguntas. Contesté a todas. Eran pertinentes y respetuosas cosa que aprecio. Os deseo a todos que pronto podamos decir que España es un país mejor.