No tiene ninguna fundamentación. Incluso se ha demostrado que en los últimos tiempos, Cataluña está consiguiendo créditos de la Hacienda pública, a través del fondo de liquidez autonómica, con lo cual, en vez de hacer aportes netos al conjunto español está haciendo detracciones, vía créditos, que nadie sabe si un día se devolverá.

Tengo una buena relación personal con el presidente Artur Mas desde el año 200 en el que nos conocimos, y a propósito de mi libro '¿A dónde vas Cataluña?' (Ediciones Península, Grupo Planeta), hemos mantenido una cierta correspondencia. Y nos vimos el pasado 11 de junio en una entrevista los dos a solas y yo pude apreciar que por mucho que diga públicamente, Mas estaría por la negociación. Y esa negociación es factible en materias como financiación autonómica, Senado de las Cortes Generales e incluso yo me he permitido opinar en mi libro que esa cámara alta debería estar en Barcelona e igualmente debería hacerse con el necesario Ministerio de Relaciones Territoriales. Después de hablar con Mas la última vez, preparé un "memorandum" al respecto, que si me da su dirección electrónica, le enviaré con mucho gusto. Como ya hice con el Rey Felipe VI, el presidente Rajoy y el propio Mas.

De manera imposible de medir pero cabe manifestar que grande y contundente. La admiración por un líder de independentismo tardío como Pujol ha caído en picado. Y mucha gente piensa que se ha hecho soberanista para evitar su procesamiento y la cárcel, por los delitos cometidos en materia fiscal y financiera. Un poco como le sucedió al duque de Lerma, valido que fue de Felipe III, que al demostrarse que era un ladrón soberano, "para no morir ahorcado, se vistió de colorado". Es decir, le hicieron cardenal para perdonarle sus fechorías. Pujol se hizo soberanista para que se le perdonaran sus numerosos actos ilegales en tantas materias.

El mismo día de la independencia, en la que como ya he dicho no creo para nada, el territorio catalán dejaría de ser parte de la Unión. Es decir, automáticamente. Y para volver a estar en el espacio de la UE, tendría que negociar su entrada, cosa que duraría años con un final absolutamente incierto, pues para ser nuevo estado miembro hace falta el voto unánime de los ya existentes, y ninguno de estos esta por secesiones unilaterales.

No tiene ningún futuro. Los vascos tienen "lo mejor de ambos mundos": una hacienda confederal en virtud de sus antiguos fueros incorporados al estatuto de autonomía vigente, y además forman parte del gran mercado español de 46 millones de consumidores, y a través de España del aun mayor espacio económico de la UE de más de 500 millones. El señor Urkullu, no sabe muy bien de qué habla, y además, con sus manifestaciones pro independencia, está entrando en una zona de peligro. Se lo dije personalmente al comenzar un curso de verano de la UCM en El Escorial, este año: "lehendakari, si seguís pidiendo esas cosas, vais a suscitar una posible reforma de la Constitución para retirar los privilegios económicos de origen foral que l País Vasco y Navarra tenéis en la Constitución. Y ten por seguro que en un referéndum, la inmensa mayoría votaría la retirada de esos privilegios históricos". El señor Urkullu no contestó nada.

En caso de independencia -que yo digo que "no puede ser, y además es imposible"-, Cataluña podría seguir utilizando el euro, como lo hacen actualmente estados que no son miembros de la eurozona, como sucede, por ejemplo con Montenegro y otros países extracomunitarios. Pero no tendría ninguna presencia en el Banco Central Europeo, y, por tanto, las entidades bancarias catalanas, no podrían obtener liquidez del BCE. Por tanto, sobrevivir sí que podría, pero en muchas peores condiciones que las actuales. Y bancos como el Sabadell o el Caixa Bank, tendrían que tener su sede central en España, fuera de Cataluña, para conseguir liquidez del BCE. Por tanto: ¿por qué salir para luego pretender volver a entrar seguramente sin conseguirlo?

Escocia es un caso muy diferente del de España. Porque Escocia fue un reino independiente en varios procesos históricos en los que estuvo unida a Inglaterra. Pero en 1707, por medio de la "Union Act", el Reino de Escocia se unió al del Inglaterra, para formar el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda. Por eso, cuando -inspirándose en cierto modo en el estado de autonomías español- el premier Tony Blair promovió la "devolución" de poderes a Escocia, incluyó el derecho a convocar un referéndum de separación; que el 18 de este mes van a ejercitar los escoceses. En cambio, Cataluña, vía la corona de Aragón, forma parte de España desde los tiempos de los reyes católicos, sin que hubiera ninguna formalización de esa vinculación. Y en la constitución de 1978 el llamado, por los catalanes secesionistas, "derecho a decidir", sólo radica en la soberanía nacional, es decir, de todo el pueblo español. Por lo tanto, por el pacto constitucional de 1978, Cataluña no tiene derecho a separarse, sino que lo tendría que decidir toda la nación española, que en su inmensa mayoría parece no estar por esa labor. Si quieren preguntar algo más al respecto, entraremos en detalle.

Queridos amigos: tengo otras tareas esta mañana y tengo que irme, pero si queréis vuelvo después de la Diada. Y, por cierto... no dejéis de comprar y leer mi libro.