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Las 20 mejores películas de los 80 (del 10 al 1)
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Las 20 mejores películas de los 80 (del 10 al 1)

viernes 21 de mayo de 2021, 00:00h

Tras repasar las décadas de los 50, los 60 y los 70, llega el turno de echar una ojeada a una de las décadas que más nostalgia levantan actualmente. Unos años en los que Hollywood enterró el cine social que caracterizó a los 70 y se dio un atracón de cine infantil y adolescente. Aun así, también hubo quien se supo adaptar a los nuevos tiempos, como Martin Scorsese, haciendo las películas que él quería, aunque fuera con menos presupuesto. Eso sí, la década estuvo marcada, para lo bueno y lo malo, por Steven Spielberg y George Lucas, los verdaderos reyes de la década y los responsables de toda la mercadotecnia que rodea a las películas. También fueron los años en los que el cine independiente fue el caldero del que salieron algunos de los directores nuevos más interesantes, mientras que grandes clásicos como Kurosawa, Bergman o Kubrick entregaban sus últimas obras maestras. Estas son nuestras 20 películas favoritas de los años 80 (Vea aquí del 20 al 11):

10. La chaqueta metálica (1987)



Kubrick viaja a Vietnam y entrega una nueva obra maestra. La película se divide en dos, el entrenamiento de unos marines y su posterior experiencia en tierras asiáticas. En la primera parte vemos como el sargento Hartman trata de arrebatarles cualquier esbozo de humanidad para convertirles en perfectas máquinas de matar, con algunos lo consigue con otros no, pero nadie sale de allí sin haber perdido, al menos, un trozo de su alma. Tras ese purgatorio preparatorio llega el verdadero infierno, la guerra de verdad. Un lugar en el que casi es mejor no tener alma. Kubrick suelta bilis contra la guerra y el estamento militar al que convierte en triturador de cualquier tipo de compasión o sensibilidad.

9. Shoah (1985)



Si tuviese que elegir el documento definitivo audiovisual sobre el Holocausto, 'Shoah' sería sin lugar a dudas el elegido, por encima de cualquier otra película documental o de ficción. Se trata de un documental gigantesco, de casi 10 horas de duración en el que se mezclan comentarios de víctimas y verdugos, resultando en algunos de los testimonios más sobrecogedores que haya escuchado nunca. Una cinta que debería ser de visión obligatoria en los institutos de todo el mundo, para impedir que cosas como las que aquí se cuentan pudieran volver a repetirse en alguna ocasión. No es una película dura, es un verdadero puñetazo en el estómago ante el que es imposible permanecer impasible, te dejará tocado pero te hará mejor persona (aunque vistas las redes sociales actuales a uno le entran dudas).

8. Delitos y faltas (1989)



En la sociedad occidental vivimos bajo el concepto de la culpa, si haces algo malo, aunque no te cojan la culpa te corroerá y acabarás por venirte abajo. Es el argumento del corazón delator de Poe, es el ojo de Dios que todo lo ve y ante el que tenemos que pagar. Pero que pasa si hacemos caso a Nietzsche y llegamos a la conclusión de que Dios ha muerto, pues que vivimos en un mundo en el que la violencia y el egoísmo se imponen a la moral. Woody Allen entrega una de las cimas de su carrera haciendo una película divertidísima sobre todo esto, lo que pasa es que aquí, como en algunas de las mejores comedias de todos los tiempos, las carcajadas duelen...

7. Ran (1985)



Akira Kurosawa estaba fascinado por Shakespeare y ya había trasladado 'Macbeth' al Japón feudal en la brillante 'Trono de Sangre', así que casi tres décadas después hace lo propio con 'El Rey Lear' y entrega su última gran obra maestra, una película con algunas de las imágenes más fascinantes de todos los tiempos, Kurosawa explora a la perfección el color y hace de este un protagonista más de la cinta, sus imágenes son tan poderosas que podríamos ver esta película cien veces y seguir fascinados. Una adaptación antológica que incluso supera a la propia 'Trono de sangre'.

6. Terciopelo azul (1986)



Un cielo azul, unas rosas y una valla perfectamente pintada de blanco, suena 'Blue Velvet', estamos en un tranquilo barrio residencial en el que los bomberos te saludan con la mano y los niños cruzan tranquilamente la calle. Un hombre riega su cuidado jardín, mientras su mujer se toma un café. Es una visión idílica de América, de postal, pero cuando el hombre sufre un infarto y cae al suelo vemos que entre la hierba hay cosas horribles que preferimos no ver. Es la representación de Frank Booth, el monstruo que convierte ese imposible sueño americano en una pesadilla. David Lynch entrega la película sobre la que girará su carrera y sus obsesiones, una película surrealista (aunque menos que futuras obras) llena de perturbadora poesía.

5. En busca del arca perdida (1981)



George Lucas estaba fascinado con los seriales cinematográficos de los años 30 y 40, cosas como 'Flash Gordon','Dick Tracy' o 'Fu manchú', así que a principios de los 70 decidió crear su propio personaje para reverdecer el género, se trataba de Indiana Smith. Desarrolló una historia sobre un arqueólogo que tiene que encontrar el Arca de la Alianza antes de que se hagan con ella los nazis. Al final terminó rodando 'La Guerra de las Galaxias' y la historia se quedó en el tintero. Pero en 1977 Lucas coincidió con su amigo Steven Spielberg de vacaciones en Hawai y éste le dijo que quería rodar una película de James Bond, entonces Lucas se acordó de Indiana Smith y le dijo "yo tengo un personaje mucho mejor", a Spielberg le encantó la idea pero no el apellido, así que el personaje pasó a ser Indiana Jones. Decidieron llamar a Lawrence Kasdan, que estaba trabajando en el guión de 'El Imperio contraataca', y le encargaron que desarrollara la historia. El resultado fue la película de aventuras definitiva. Para redondearlo todo decidieron que Jones fuera encarnado por el mismísimo Han Solo, un Harrison Ford que pasaría a convertirse en la mayor estrella cinematográfica de los años 80, y, por si fuera poco, encargaron a John Williams la banda sonora. Spielberg volvía a dar una lección magistral detrás de las cámaras con una aventura que se apoyaba fuertemente en el sentido del humor y en el desenfreno continuo, con el héroe pasando de una peripecia a otra sin casi tiempo de respirar. Los 115 minutos más trepidantes de la historia del cine.

4. La guerra de las galaxias. Episodio V: El imperio contraataca (1980)



Una verdadera gozada y uno de los mejores ejemplos del cine como espectáculo único. Un prodigio visual desde el comienzo en Hoth, con uno de los mejores inicios de una película de aventuras, y un malo maravilloso, un Darth Vader que, como Mae West, es mejor cuanto más malo es. Una continuación que supera, por poco, a la primera película y que nos deja grandes momentos de cine, como esa comedia romántica protagonizada por Han y Leia, con un magnífico Lando Calrissian como secundario, o esa otra de maestro y alumno entre Yoda y Luke, además de ese icónico final con una de las frases más repetidas de la historia del cine.

3. Érase una vez en América (1984)



Sergio Leone ya había rodado 'Érase una vez en el Oeste' (aunque aquí la llamásemos 'Hasta que llegó su hora') así que después de reinventar el western le tocó hacerlo con el cine de gángsters, y para ello contó con el actor definitivo para ello, Robert De Niro. Eso sí, su papel aquí está lejos de Vito Corleone, aunque su personaje también lo conocemos de joven y lo llegamos a ver de viejo. Esta epopeya sigue principalmente a dos amigos judíos que se abren paso por el lado salvaje de la vida en el Nueva York de principios del siglo XX. Eso sí, no es el personaje de De Niro el más fascinante, sino el de su amigo Max Bercovicz (interpretado por James Woods), alguien capaz de sacrificar su preciada amistad por un poco más de poder. Claro es que termina siendo alguien mucho más peligroso que un gángster, un político.

2. Blade Runner (1982)



Ridley Scott revoluciona la ciencia-ficción creando un futuro distópico en el que las influencias de 'Metrópolis' se mezclan con el 'cyber-punk' y replicantes con alma de poeta son perseguidos por humanos robotizados. Una explosión visual que tuvo un impacto tremendo y que tuvo una posterior secuela que supo atrapar su deslumbrante belleza pero no su alma. Y es que las obras perfectas es mejor dejarlas tal como son, aunque Scott haya sacado varias versiones...

1. Toro salvaje (1980)



La historia sobre cómo se llegó a rodar 'Toro salvaje' es de sobra conocida, Robert De Niro se obsesiona con las memorias de Jake LaMotta y trata de convencer a Scorsese para que la dirija. Al principio no lo ve nada claro, no le gusta el boxeo, ni ve mucha historia, pero tras sufrir una sobredosis a finales de los 70 y ver peligrar su carrera en el cine comienza a mirar al proyecto con otros ojos, empieza a verse retratado en la historia y comienza a ver los paralelismos entre entrar al ring y hacer una película. El ring le atrae como "una alegoría para cualquier cosa que hagas en la vida". Es por ello que las escenas en el cuadrilátero son puro expresionismo, Scorsese se toma todas las licencias posibles no para retratarnos la realidad, sino para retratar la psicología del personaje, como en la ínfame recreación de la matanza del día de San Valentín, donde LaMotta es representado casi como Cristo en el calvario. Pero sin olvidar los muchos claroscuros de su vida, con un reparto excepcional, al que se suma el tercer integrante de un triángulo soberbio, Joe Pesci. Scorsese entrega su película más brutal y arrebatada. Una película sobre tipos imperfectos, viviendo vidas imperfectas, en la que la única victoria posible es llevarte la paliza de tu vida pero permanecer de pie.

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