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ECONOMÍA: No hay colapso, pero tampoco recuperación

ECONOMÍA: No hay colapso, pero tampoco recuperación

jueves 29 de marzo de 2012, 17:41h
Cien días en los que rematar a toda prisa recortes y reformas dictadas por la intervención de Bruselas para no tener que intervenir oficialmente la economía española, y el país sigue sin ver la luz al final del túnel. El presidente Mariano Rajoy ha demostrado una cierta rapidez para liderar determinados problemas urgentes por resolver, como la reforma laboral, pero entre los expertos económicos preocupa que no haya signos claros de que sus medidas impacten positivamente en la economía. Y lo que es más grave, en el contexto internacional, España sigue percibiéndose como un peligro, lo que llama el contagio sistémico.
Mariano Rajoy llegó a la presidencia del Gobierno con cuatro reformas inconclusas, la solvencia del sector financiero, el elevado nivel de desempleo, el descontrol de déficit público y una desconfianza persistente en la marca española. Desconfianza que se ha reflejado en la volatilidad de la bolsa española y el descontrol de la prima de riesgo, es decir el diferencial que mide la solvencia y capacidad de devolución cara al inversor de la deuda española frente a la alemana, considerada por consenso de los mercados la más estable.

En estos cien días, su Gobierno ha dado luz a una reforma que abarata el despido y lo consagra de facto como procedente al introducir el concepto de pérdida real o hipotética de la empresa. Por otro, la flexibilización absoluta a la hora de cambiar las reglas de juego entre trabajador y empresa alegando la crisis, es decir las reglas existentes en la negociación colectiva. Y por último, la tramitación de los contenciosos judiciales, entre los que se incluyen los expedientes de regulación y extinción de empleo (eres), que escapan más al control jurídico. La reforma no ha contentado a nadie: las empresas aún piden más flexibilidad, y los sindicatos han convocado una huelga general con un más que discreto resultado.

En el lado de creación de empleo, la parte más exitosa es la de crear un contrato similar al de aprendiz, con un año de periodo de prueba y exenciones fiscales. Tenemos pendiente una promesa para emprendedores, en forma de ley, que pretende simplificar trámites de puesta en marcha de empresas y crear bonificaciones fiscales atractivas.

El resultado sigue siendo el avance del desempleo (después de casi cinco millones procedentes del sector privado, ahora toca el turno a los de los expedientes de regulación de grandes empresas que van a utilizar la reforma laboral, y los del sector público afectados por la reforma del Ejecutivo), y su impacto en el consumo, con caídas desconocidas en la economía española. Y es que el problema es de modelo productivo, basado en dos sectores -construcción y turismo- de mano de obra intensiva y barata, que genera en crisis graves problemas de paro. El Gobierno ha optado por bajar a la fuerza el precio de la mano de obra, con despidos más baratos y peores condiciones, pero veremos si será suficiente, habida cuenta de que la crisis financiera no permite crédito.

El segundo quebradero es la reforma financiera, que el Banco de España no ha querido o podido pilotar, y que tampoco las manos de Rajoy y de De Guindos sirven para meter prisa al sector. Aunque los bancos absorban su crisis de endeudamiento a fuerza de 'comerse' los peores para enjugar pérdidas, los cambios internacionales en los criterios de solvencia y provisiones para hacer frente a posibles pérdidas están ahogando la capacidad de maniobra de la banca, que se traduce en un cerrojazo de crédito a empresas y familias. Ahí está la barra libre de liquidez para la banca que ha otorgado el Banco Central Europeo y que es una patada hacia delante más que la solución última.

Y la tercera madre del cordero es la mala imagen que ha generado el Ejecutivo con la gestión de sus 'descubrimientos' sobre el mayor déficit heredado de Zapatero y sus maniobras para conseguir una flexibilización de los compromisos de reducción, algo que negaron sistemáticamente al Gobierno del PSOE. Esta tesis es la que sostienen organismos como la Fundación de Estudios Económicos (Funcas), o economistas liderados por Luis Garicano, profesor de la London School of Economics, que han analizado lo que va de gestión, en un estudio promovido por Fedea, el think tank financiado por las grandes empresas españolas.

A juicio de Garicano, hay dos factores que han influido negativamente en la percepción de España en el extranjero: el incumplimiento de la meta de déficit de 2010 y los retrasos del Ejecutivo del PP en presentar los presupuestos para este año. "Con este retraso, nos están mirando con malos ojos y estamos perdiendo credibilidad", dice Garicano.

En paralelo, la escasa habilidad del presidente del Gobierno para moverse en los círculos internacionales está empezando a hacerse patente, a pesar del apagafuegos del ministro de Guindos en los financieros gracias a su antigua actividad en la firma de inversión Lehman Brothers. Y si no miren al presidente Monti y su capacidad para hacer creíbles las -increíbles- cuentas de Italia ante Bruselas, lo que ha generado un respiro en su prima de riesgo y un cambio en el foco de los especuladores, que de nuevo miran a España.
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