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El jefe del Ecutivo presidirá la Comisión de Asuntos Económicos

Rajoy pilotará un equipo económico que debe evitar una segunda recesión

Rajoy pilotará un equipo económico que debe evitar una segunda recesión

jueves 22 de diciembre de 2011, 11:55h
Ni vicepresidencias económicas ni delegación de responsabilidades en el pilotaje de la crisis. El presidente Mariano Rajoy se reserva la presidencia de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, la que decide la prioridad de las medidas propuestas, es decir el paso administrativo fundamental para convertir las ideas de un ministro en decretos del BOE. Rajoy se otorga así un poder de decisión enorme, que le va a hacer falta para evitar que la economía entre en recesión ante el segundo 'recortazo' que se va a ver obligado a imponer, como antes hiciera su antecesor, José Luis Rodríguez Zapatero.

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¿Qué significa esto operativamente? Que el ministro del ramo tendrá que asistir a un órgano gubernamental, como es la Comisión Delegada, en la que se dice lo que hay qué hacer y cómo, para defender sus propuestas.

En lo práctico, la actividad ya se ha contraído en este último trimestre del año -según coinciden en señalar todos los analistas, incluido el Banco de España-, y es poco posible que nuestra economía vuelva a crecer antes de la segunda mitad de 2012.

Las medidas de ajuste fiscal reducen aún más las perspectivas de crecimiento en el corto plazo, porque no olvidemos que se trata de recortar, como ha dicho Rajoy, 16.500 millones para cuadrar el déficit público, aunque ayer mismo Funcas elevaba a 40.000 millones las necesidades de recortes en el Presupuesto General para 2012. El estado de las cuentas públicas es otro de los regalos que recibirá Rajoy. Es casi seguro que el déficit público superará este año el 6% del PIB previsto, lo que convierte en una tarea más titánica, si cabe, reducir los números rojos de España al 4,4% en 2012. El ajuste puede superar los 30.000 millones de euros. En un escenario recesivo, los ingresos no solo no crecerán, sino que pueden disminuir. Y si se opta por subir impuestos, lo que el PP siempre ha rechazado, se frenará aún más la actividad.

De hecho, este es uno de los argumentos que han utilizado los analistas en la revisión a la baja de sus perspectivas para España, y para el resto de Europa, en las últimas semanas. Al que hay que sumar, sin duda, la crisis de deuda europea y las tensiones financieras. El panel de previsiones que elabora la fundación de las cajas, Funcas, recoge entidades como Repsol, Intermoney, el Instituto de Estudios Económicos y la propia Funcas, que prevén caídas del PIB español en el conjunto de 2012. El consenso de los analistas apunta, no obstante, un ligero crecimiento del 0,2%. Bancos de inversión internacionales como Goldman Sachs, van incluso más allá, y auguran dos años de recesión: una caída del 1,5% en 2012, y del 0,2% en 2013.

Ante estas cifras, las previsiones que realizaron hace poco más de un mes organismo como la CE, que estimaba un crecimiento para España del 0,7% el próximo año; o el FMI, que en septiembre auguraba un aumento del PIB del 1,1%, han quedado desfasadas por optimistas.

En todo caso, la incertidumbre dentro y fuera de nuestras fronteras es mucho más alta de lo habitual, por lo que las previsiones oscilan de un día para otro y son más inciertas que nunca. Y dependen, apunta el último informe del Instituto de Estudios Económicos (IEE), tanto del desenlace de la crisis de deuda, como de la medidas que adopte el nuevo Gobierno. "Si éste realiza ambiciosas reformas estructurales y afronta una estrategia eficaz para sanear y reestructurar definitivamente el sector financiero y mejorar el flujo de crédito, cabría esperar, por esta vía, un efecto favorable", señala el citado estudio. Pero a renglón seguido añade que "los riesgos a los que se enfrenta la economía nacional y la internacional, son extraordinariamente elevados, por lo que el resultado final puede ser incluso peor que el anticipado".


Cinco millones de parados

El nuevo Gobierno hereda también la cifra de paro más alta de la historia, que aunque oficialmente es de cinco millones de parados, Rajoy elevó también a casi 1,2 millones de parados. El necesario ajuste conlleva ahora recortes en el empleo público que no ayudarán en un primer momento a solucionar el grave problema de desempleo que tiene España, porque se refieren al personal funcionario que no optó por oposición, y al laboral.

Poner en marcha una reforma laboral para atajar este problema es una de las primeras tareas que se ha propuesto emprender el nuevo Ejecutivo. La cuestión es si esta vez se acertará con las teclas que hay que tocar para que se detenga la sangría de la destrucción de empleo. Parece claro que los efectos de una reforma estructural nunca son inmediatos. Pero hay quien opina que es más importante la confianza que se genera poniendo encima de la mesa medidas que convenzan a los analistas y a los mercados, que el propio efecto de la reforma.


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