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La presidenta de Aragón presentó 'Emprendedores' en Zaragoza

¿Qué tienen que ver el vino, los coches y una monja? Cuando emprender es un éxito

¿Qué tienen que ver el vino, los coches y una monja? Cuando emprender es un éxito
miércoles 13 de junio de 2012, 11:53h
"España creció en los últimos años a un ritmo exagerado; creímos que eso iba a ser eterno y nos equivocamos", dijo Luisa Fernanda Rudi, la presidenta de de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, que presentó el programa 'Emprendedores 2020' en Zaragoza, junto con la presidenta aragonesa de Trabajadores Autónomos (ATA), Mayte Mazuelas, el director del 'Heraldo de Aragón' Mikel Iturbe y la tesorera de la Cámara de Comercio, donde se celebró el acto. Pero para nuestros emprendedores 'maños', tres casos de éxito, la senda de incertidumbre en que nos hemos instalado no les afecta.

Son tres casos de empresarios variopintos, que demuestran que ni la edad, el fracaso o la espiritualidad están reñidos con la vocación empresarial.


José Luis Soriano, el 'rey' de los avisadores

José Luis Soriano, 37 años, es un hombre tenaz. En 2007, al inicio de la entonces inexistente crisis, se encontró con dos impagos, que ha tardado cuatro años en levantar. Lo suyo es el GPS: su departamento de investigación y desarrollo ha fabricado hasta un programa que impide que el vehículo se ponga en marcha si el conductor supera los índices permitidos. Ello, por no hablar de un sofisticado sistema de detección de coches robados, sensores de apertura de puertas de un vehículo...

Soriano estudió una diplomatura en empresariales: su vocación era temprana. Hizo prácticas en una empresa de Bolsa hasta que, un día, se dio de bruces con una revista de motociclismo, su gran pasión. Un lector, en las cartas al director, se quejaba de que le hubiesen robado tres veces la moto sin que, al parecer, existiese manera de localizarla. Nuestro emprendedor se sintió llamado por una vocación irreprimible, se enteró de que solamente en Gran Bretaña se fabricaban los oportunos localizadores y para allá se fue, trayéndose un permiso de importación que empezó a comercializar en España. Le fue bien, lo dicho, hasta 2007.

Luego, los problemas y la lenta salida del bache. Crea Info GPS y, en 2011, Arintech, basada en Zaragoza y con oficinas en Galicia. Da trabajo a catorce personas y asegura que le va muy bien: acaba de suscribir un contrato de suministro de localizadores para cinco mil vehículos.



Ana Frago: por la senda del vino


Ana Frago, aragonesa, joven, dedicó varios años de su vida a vender vino por teléfono como empleada. Pero un día, junto con su pareja, Federico Abizanda, decidieron capitalizar el paro y comercializar ellos mismos un producto vinícola, al que han llamado Kresala (que significa 'salitre' en euskera).

Ahora, Ana y Federico venden su propia marca desde su propia empresa: han llegado a un acuerdo con una bodega riojana (Gil Berzal), que practica una agricultura integrada, sin productos químicos, y este es el vino que venden, por teléfono y en una tienda que han abierto en Zaragoza. Así llevan desde enero de 2012. No mucho tiempo, pero el suficiente como para comprobar que la cosa, aunque lentamente, puede ir bien, muy bien. "Estamos luchando porque la marca es aún desconocida y cuesta hacerse un nombre; además, la economía está como está", dice Ana. Está encantada de volar sola.

Una monja emprendedora

Maricarmen Ferrero
es una religiosa de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, con epicentro en Zaragoza. Pero no es una monja contemplativa precisamente: es una emprendedora, que acaba de poner en marcha una empresa, la Asociación Lar Betania, de la que es directora y en la que participan nueve congregaciones religiosas y un equipo de mujeres laicas voluntarias que proceden, en su mayoría, de Cáritas. Ninguna cobra nada, aunque hay cuatro personas contratadas que sí lo hacen.

¿En qué consiste la iniciativa de Ferrero y sus compañeras? Pues han montado un taller y tienda donde se reciclan productos de bebés; hay ya bastantes aragoneses que donan cunas, ropa, juguetes que fueron de sus hijos y ya se les han quedado 'pequeños'. Las de Betania pintan, reparan, higienizan, actualizan esas donaciones y las venden a precios módicos para gente con escasos recursos. También comercializan objetos confeccionados artesanalmente por religiosas mayores.

Empezaron este mes de mayo y la cosa, dice Ferrero, "funciona bastante bien". "El cien por cien de las ganancias que podamos tener se reinvierte en la empresa, y pensamos crear otros nuevos puestos de trabajo". Al margen de los aspectos puramente económicos, está la parte social: "a mucha gente con hijos pequeños les supone una ayuda muy grande, por ejemplo, poder comprar un cochecito de niño por cuarenta o cincuenta euros".

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