'Super 8': Regreso al futuro... de 1986

Diciéndolo de otro modo, 'Super 8' tiene mucho más de 'Encuentros en la tercera fase' o 'E.T.' que de 'Perdidos' o 'Fringe'. Se trata de entretenimiento puro, muy bien rodado, en el que todas las piezas encajan a la perfección. Lo malo es que es demasiado políticamente correcta, incluso ñoña, claro que también puede que hayamos crecido, se nos haya retorcido el colmillo inquisidor y lo que antes nos parecía tierno ahora nos parezca sensiblero.

A su favor tiene unos efectos muy conseguidos y un ritmo espectacular, logrado desde el inicio con una espectacular escena en la que se produce un accidente ferroviario. Desde ese momento Abrams mantiene el pulso firme y sabe dosificar los golpes de efecto hasta el final. Un final que, como toda la cinta, irradia un profundo respeto y conocimiento del cine de Spielberg. Un consejo, no abandones la butaca del cine corriendo, al final hay sorpresa.

La historia mezcla varias historias de las películas antes mencionadas. Una pandilla de amigos, bastante parecidos a los Goonies, están rodando una película en Super 8 (¿otro homenaje a Spielberg?) cuando presencian algo que no deberían haber visto, además el ejército engaña a todo un pueblo para buscar algo, como sucede en 'Encuentros en la tercera fase'. Las semejanzas no acaban ahí y los más nostálgicos verán muchos más paralelismos. Los actores, principalmente los chavales, cumplen a la perfección.

Evidentemente el éxito o el fracaso de 'Super 8' dependerá de los adolescentes, que es a los que principalmente va dirigida. Eso sí, como hacían las películas de antaño, les trata como a seres inteligentes y no como a consumidores compulsivos de palomitas con un constante picor de entrepierna. Dentro de diez o quince años sabremos si hay toda una generación que no se pierde ninguno de los pases por televisión de 'Super 8', llevan camisetas de la película y repiten fielmente varias líneas del diálogo. Ése será su verdadero triunfo.