Los aranceles y la inversión en infraestructuras, temas centrales del discurso de Felipe Calderón

Calderón ha empezado afirmando con rotundidad y sin tapujos que la seguridad jurídica que proteja a las inversiones extranjeras en Latinoamérica ha de ser prioritaria y estar garantizada. Para Calderón, la inseguridad que generan ciertas decisiones solamente sirven para alejar de nuestro entorno las mejores posibilidades, máxime en estos momentos en que la incertidumbre económica -fantástico eufemismo para referirse a la crisis- se ha instalado en Europa y Estados Unidos.

Su intervención, salpicada de anécdotas y guiños a otros mandatarios presentes, se ha centrado en la competitividad como factor fundamental para el crecimiento. Tras la andanada solapada contra Argentina y el contencioso con Repsol YPF, Calderón ha tocado uno de los puntos más difíciles en el desarrollo industrial de Latinoamérica: los aranceles. Para el presidente mexicano, los aranceles no protegen la economía interna sino que, al contrario, la vuelven rígida, inflexible y poco competitiva. "Si quieres que tu hijo aprenda a caminar, no le prohiban caminar" dijo para rematar el símil diciendo que si queremos que nuestras economías crezcan no debemos aislarlas del resto sino enseñarlas y prepararlas para competir con el resto del planeta y puso algunas decisiones de su gobierno como ejemplo.

Entre ellas las que han levantado los aranceles a muchos de los productos tecnológicos y que han propiciado, entre otras cosas, que Blackberry se "termine" de fabricar en México, mejorando los desarrollos de su país en I+D+i y generando trabajo de calidad y alta cualificación. "El desarrollo económico y el crecimiento [de nuestros países] no vendrá de [la importación] de productos terminados sino de los productos intermedios: hay que retirar los aranceles proteccionistas de nuestros países, incluyendo a EEUU", dijo.

A juicio del mandatario, otro de los pilares, íntimamente relacionado con los aranceles, es "la necesidad de limpiar las legislaciones que impiden el crecimiento económico, el desarrollo empresarial y la competitividad." Según afirmó, su gobierno ha abolido, anulado o reformado 17.000 leyes y normas que complicaban y dilataban el nacimiento y desarrollo de empresas en México. "Así", dijo, "con esta medida y la utilización de las nuevas tecnologías concentradas en una web hemos conseguido reducir el plazo de registro de empresas de 116 días a solamente tres".

Otro de los pilares para el desarrollo económico en Latinoamérica, afirmó, es la inversión en infraestructuras. Gracias a un plan específico México ha más que duplicado en dos años los kilómetros de carreteras y vías rápidas, lo que ha contribuido a mejorar la competitividad de las empresas mexicanas y a la apertura de nuevos mercados domésticos.

Por último, el presidente Calderón fue muy claro en la necesidad de apostar por la educación y la formación, principalmente de grado superior y de postgrado para  poder dar sentido a todo el plan estructural que expuso brillantemente en su intervención. "Tenemos que apostar por el medio y el largo plazo [...] Mi gobierno ha auspiciado la creación de 116 escuelas superiores", dijo con orgullo.