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Polémica 'subterránea' en la Cumbre de Panamá por la sucesora de Iglesias

Polémica 'subterránea' en la Cumbre de Panamá por la sucesora de Iglesias

> La costarricense Grynspan, una figura "demasiado irrelevante"

sábado 19 de octubre de 2013, 09:36h
Todos admiten, en los pasillos de la 'cumbre' iberoamericana de Panamá, que no será fácil sustituir a Enrique Iglesias al frente de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), responsable de la preparación de estos congresos y, de alguna manera, de la coordinación de los intereses iberoamericanos en los más insospechados niveles. Pero el más que octogenario Iglesias, un uruguayo que fue presidente del Banco Interamericano de Desarrollo y que conoce bien el entramado de los negocios entre uno y otro lado del charco, ha agotado ya su trayectoria, aunque a él, cuentan, no le hubiera importado demasiado seguir en el rentable, brillante e influyente cargo: nada menos que el responsable de convocar, cada año, a los jefes de Estado de los veintitrés países iberoamericanos en una 'cumbre' que lleva más de dos décadas funcionando. Con mayor o menor eficacia, eso sí, pero este aspecto resulta incluso secundario: lo importante es, era, que los mandatarios, algunos tan enfrentados, se encontrasen. Ocurre, no obstante, que la sustitución del muy veterano Iglesias no parece que vaya a ser tan fácil.

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Pero los tiempos han cambiado. Y, aunque es cierto que, a trancas y barrancas, y cada vez con mayores ausencias -once de veintidós, en este congreso de Panamá-- , las 'cumbres' se han seguido celebrando, ya nada es como era. Ni las relaciones de los latinoamericanos con España, en general, son las mismas, ni el interés por estas 'cumbres', financiadas en un setenta por ciento por España, vía Segib, es ya el que era. América Latina es, globalmente considerada, una economía emergente, y España, a pesar del optimismo oficial, ya no. Entidades supranacionales latinoamericanas, como el propio BID o la Corporación Andina de Fomento (CAF), se han convertido en financiadoras de proyectos transcontinentales. Y no hay planes comunes entre las dos orillas del 'charco'.
 
Así que, como anunció el Rey en su videomensaje a los congregados en Panamá, vienen tiempos de mudanza en el funcionamiento y la mecánica de las 'cumbres'. Incluyendo el rostro -esto, claro, no lo dijo el Rey en su mensaje, en el que omitió muchas cosas-del secretario general iberoamericano. Todos citan en Panamá a la costarricense Rebeca Grynspan, ex vicepresidenta segunda en su país y actual secretaria general adjunta del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Es una figura relativamente secundaria, admiten quienes proponen su nombre, entre ellos el Ministerio español de Exteriores. Pero, al menos, al ser de nacionalidad costarricense, no levanta demasiadas susceptibilidades entre países como Venezuela y Colombia, por poner apenas un ejemplo de tradicionales enfrentamientos entre naciones del continente. Claro que no faltan otras voces que dicen que, en comparación con Iglesias, la señora Grynspan es "demasiado irrelevante". Lo dicen las diplomacias mexicana, brasileña y colombiana, que, al menos, se mantienen fieles a las convocatorias de las 'cumbres'. Nada que ver, por ejemplo, con otro rumoreado candidato, el ex presidente colombiano Ernesto Samper, un 'peso pesado' y buen amigo de España  a quien los roces políticos en su propio país parecen haber apartado de la sucesión en la Segib. Una lástima.
 
España no solo pretende situar en la Segib, con sede central en Madrid y más de sesenta funcionarios en plantilla, a alguien que por lo menos provoque un cierto consenso; también quiere que otras naciones ibaeroamericanas contribuyan en mayor medida a la financiación de estas 'cumbres', al menos incrementando en un diez por ciento las 'otras' contribuciones, que ahora se limitan al treinta por ciento. Es de temer que sea un vano intento, ante el desinterés general por estas conferencias, que, a partir de 2015, pasarán a ser bienales, en lugar de anuales. Lo que tampoco deja de resultar significativo, como significativa fue la ausencia del convaleciente Rey Juan Carlos, que siempre actuó como 'primus inter pares' en estos acontecimientos y que no logró, o no intentó, lograr el mismo papel para su hijo el Príncipe.
 
Una 'cumbre', en fin,  no solamente descafeinada por las ausencias, para las que ya no se encuentra una explicación suficiente. Lo importante es que Panamá ha dejado en el ambiente el aroma de las flores marchitas. Algo hay que hacer, pero ¿qué?


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