La primera ministra británica Liz Truss ha dado marcha atrás en sus planes de rebaja fiscal a las rentas más altas, una medida que provocó una rebelión en el Partido Conservador y turbulencias en los mercados financieros.
Truss y su ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, plantearon un nuevo "plan de crecimiento" el 23 de septiembre que consistía en reducir los impuestos y la regulación, financiandolo estas rebajas a través de deuda pública con el fin de impulsar el crecimiento económico tras años de estancamiento.
Pero el anuncio de la bajada impositiva desencadenó una crisis de confianza en el Ejecutivo de Truss, junto al desplome del valor de la libra y disparando la prima de riesgo del Reino Unido.
Esta sacudida en los mercados globales fue tan intensa que el Banco de Inglaterra tuvo que intervenir para sostener la libra con el lanzamiento de un paquete de compras masivas de deuda pública.
De manera que, este fin de semana las críticas contra la medida del Gobierno británico no han dejado de aumentar en el seno del Partido Conservador. Ya hay varios diputados que han expresado su desacuerdo en público y han amenazado con votar en contra del plan.
Como consecuencia, Kwarteng ha publicado un comunicado por la mañana en el que anunciaba la marcha atrás de su plan. "Está claro que la abolición de la tasa del 45% se había convertido en una distracción de nuestra misión primordial de abordar los desafíos de nuestro país. Como consecuencia, no seguiremos adelante. Lo entendemos y hemos escuchado", ha señalado el ministro de economía británico.
En Inglaterra hay cuatro tramos de IRPF
Actualmente, en Reino Unido existen cuatro tramos del IRPF: uno del 0%, para ingresos de hasta 12.570 libras (14.231 euros), otro del 20% entre 12.571 y 50.270 libras (56.914 euros); uno del 40%, para los ingresos que excedan la cuantía anterior y hasta 150.000 libras (169.825 euros); y uno del 45% para los contribuyentes más ricos, aquellos que ingresan más de 150.000 libras al año, que iban a tributar al 40%.
Sin embargo, la eliminación de la tasa impositiva máxima únicamente suponía cerca de 2.000 millones de libras dentro de un hachazo fiscal de 45.000 millones, era el elemento más llamativo de un paquete fiscal que iba a ser financiado con dinero público y que Kwarteng no había detallado cómo se pagaría a largo plazo.
Presión de los conservadores en la Cámara de los Comunes
La propuesta de Truss se convirtió en la línea roja dentro de los tories, con voces que piden la dimisión de Kwarteng y otras la renuncia de Truss, apenas un mes después de llegar al cargo.
De hecho, el ministro de Finanzas ha hecho el anuncio horas antes de pronunciar su discurso en el congreso del Partido Conservador en Birmingham, y solo 24 horas después de que Truss defendiera sus planes en una entrevista en la BBC.
En esta entrevista, la primera ministra admitió que debería haber hecho más esfuerzo de comunicación para "preparar el terreno" para el plan fiscal, pero no negó que habría algunos recortes en servicios públicos.
Pese a que la llegada de Truss al Gobierno tras su victoria en las primarias del partido prometía unidad a los conservadores, lo cierto es que la delicada situación económica en la que se encuentra el Reino Unido complica su futuro político.
Además, durante los últimos 6 años en Inglaterra han dimitido 3 de los 4 primeros ministros conservadores.
Una circunstancia que ha sido aprovechada por la oposición laborista para presentarse como el "partido de la responsabilidad fiscal" y ganar terreno en las encuestas.
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