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Artur Mas celebrará una consulta 'light' el 9 de noviembre como 'proceso participativo', contemplado en la Ley de consultas

Artur Mas celebrará una consulta 'light' el 9 de noviembre como 'proceso participativo', contemplado en la Ley de consultas

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martes 14 de octubre de 2014, 10:11h
Mas sí hará una consulta el 9 de noviembre, pero descafeinada. El presidente de la Generalitat pondrá "locales, urnas y papeletas" a disposición de los ciudadanos, pero es consciente de que eso sólo será un"anticipo del referéndum" y que "carecerá de garantías".
Lo que Mas planea ahora es lo que en las redes sociales se ha denominado "butifarréndum", o sea, una consulta lúdico festiva sin ningún tipo de garantías jurídicas en la que ni siquiera habrá censo. Lo que Mas propone es que la gente vaya a votar, insistiendo mucho en que pueden hacerlo los mayores de 16 años. Al día siguiente, el 10 de noviembre, se darán a conocer la lista de votantes y el resultado.
 
Para que este nuevo plan llegue a buen puerto, el Govern demanda la ayuda de 20.000 voluntarios que se sienten ante esas urnas y también requiere de la complicidad de los ayuntamientos, que tendrán que colaborar con el invento, pese a que los locales donde se celebre la votación serán mayoritariamente propiedad de la Genreralitat.
 
El president cree que contará con la colaboración de 920 de los 943 municipios catalanes. Pero es posible que sus cálculos sean muy optimistas. Antes de que desistiera de celebrar la consulta que convocó el 26 de septiembre por vía de decreto, solo 99 alcaldías habían secundado la propuesta. Algunos de grandes dimensiones, como el de Badalona, gobernado por el PP, no se avendrán en ningún caso a ser cómplices de esta nueva aventura de Mas.
 
¿Qué amparo legal tiene esta consulta de la señorita Pepis? Mas ha asegurado que puede organizarla, porque la Generalitat tiene "competencias en materia de participación ciudadana" previas a la Ley de Consultas Populares que impugnó el Gobierno ante el Tribunal Constitucional y que éste suspendió. Pero no quiso dar más datos sobre esa normativa que ampara esta última propuesta para "no facilitar la labor al Estado".
 
De nuevo la pelota está en el tejado de Mariano Rajoy, que ahora tendrá que decidir si impugna o no la nueva consulta festiva de Mas y si le deja hacer. La celebración de este referendo descafeinado puede jugar a favor de los intereses del Gobierno central, porque si la participación es muy baja, el presidente de la Generalitat perderá credibilidad.
 
De hecho, Mas tiene muy claro que ese sucedáneo de referéndum no es más que una etapa sin demasiado valor en su proceso hacia la independencia. El examen final y definitivo debe realizarse, en su opinión, a través de unas elecciones autonómicas de tipo plebiscitario a las que las fuerzas independentistas acudan en una lista única y con un programa conjunto.
 
Eso es lo que quiere Mas, y ha insistido por activa y por pasiva durante su rueda de prensa de esta mañana, porque le permitiría salvar los muebles. Su partido, CiU, pasa por las horas más bajas de su historia. Las encuestas le auguran una debacle electoral, pero si CiU se presenta a los comicios de la mano de ERC y su candidatura obtiene la mayoría absoluta, se cargará de razón para pedir la independencia y Mas pasará a la Historia con mayúscula.
 
Pero ERC no está por la labor. Los republicanos de Oriol Junqueras, que tienen todos los sondeos a su favor, se niegan a rescatar a Mas. Prefieren que se celebren unas elecciones ordinarias, ganarlas y tomar el poder para declarar la independencia de forma unilateral.
 
La distancia entre Mas y Junqueras es cada vez mayor. ERC quería que Mas se mantuviese firme y realizase la consulta tal y como estaba diseñada en el decreto del 26 de septiembre haciendo caso omiso de la suspensión del Constitucional. Mas se ha negado y ha preferido impulsar su "butifárrendum". Los republicanos se han desmarcado y ahora la famosa unidad entre los partidos soberanista se ha resquebrajado.
 
Puede que alguien pensase que hoy Mas despejaría un montón de dudas. Ha sido todo lo contrario. La incertidumbre planea sobre Cataluña con más intensidad si cabe: ¿Podrá hacer Mas su "butifarréndum?"? ¿Lo impedirá el Gobierno central? ¿Anticipará las elecciones? ¿Conseguirá que Junqueras le dé el sí? Cada vez son más los interrogantes.


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