Emprendedores en Lorca: un año después, es una ciudad "abierta por reconstrucción"

En Lorca hay siete mil parados. No son muchos en porcentaje, comparados con algunos regiones andaluzas, pero son bastantes, demasiados. La comarca es agrícola y necesita muchos brazos. Hay varias iglesias, entre ellas la emblemática de Santiago, cerradas aún al culto, porque se cayeron paredes y la seguridad de los feligreses estaría amenazada. La Casa del Obispo también está cerrada. Pero los comercios están abiertos y la ciudad está, como dice el eslógan inventado por un munícipe, "abierta por reconstrucción". Hay que animarse.

Lorca, en estos doce meses, ha dado un ejemplo de dignidad, de solidaridad. Ni un acto de pillaje, ni un lamento de más -aunque muchas de las ayudas prometidas no han llegado-ni una queja por tener que alojar a 'inquilinos' que lo perdieron casi todo. Fuimos allá iniciando la andadura de búsqueda y presentación de 'Emprendedores 2020'. Encontramos un pueblo aún absorto en su tragedia, pero con afán de recuperarse.

En un acto sencillo, celebrado en la sede de una caja de ahorros y al que asistieron varios miembros de la Corporación municipal, que más tarde nos dieron una lección de lo que es la 'realpolitik', hicimos hablar a cuatro emprendedores de distintos sectores; hay bastantes más. Los lorquinos no se han amilanado. Dicen que en junio se inaugurará el nuevo Parador de Turismo, pero nadie lo cree: los tiempos no parecen estar para dispendios. Y eso que a Lorca, en este año, se ha acercado bastante gente, para curiosear y ver de cerca una tragedia que, a primera vista, los habitantes de la ciudad se esfuerzan para que no se note.

Cinco ejemplos

Francisco Javier Martínez tiene 38 años. Es ingeniero de Telecomunicación. Hombre de pocas palabras, pero al que todos consideran muy valioso. Trabajó en Telefónica, pero hace diez años se lanzó por el mundo del emprendimiento. Hace cuatro, fundó Wimax, una empresa de telecomunicaciones, en Murcia, siguiendo la estela de su padre, que vendía electrodomésticos. Tiene a once personas trabajando para él. Quizá, dice, funde alguna empresa más, pero los tiempos, decididamente, no son buenos.

Luis Antonio Torres, 36 años, es el reverso de la medalla del caso anterior: es hablador y extrovertido. Su padre era mecánico, su madre costurera y a él le costó no poco sacar adelante la carrera de Derecho. Está montando lo que él llama una empresa cultural, aprovechando sus buenas relaciones con la embajada de Israel y con empresas israelitas. Quiere traer a turistas de aquel país para que vean los restos judíos que alberga una Lorca que, como Toledo o Córdoba, tiene una mezcla de tres culturas. Lástima que la única torre mudéjar de la región, la del santuario de la Virgen de la Huerta, cayese como consecuencia del terrible temblor de tierra. Torres confía en hacer de Lorca un destino turístico de primer orden: la ciudad tiene buenos hoteles y agradables paseos, aunque las ruinas de tantas casas sean tan perceptibles.

Juan David Ruiz Cárceles, de 35 años, es presidente de la Asociación de Jóvenes Emprendedores de la comarca del Guadalentín. En pocos años, se hizo director gerente de una correduría de seguros -bien que lo necesita la ciudad-a la que puso parte de su apellido y el de su socio, Ruizre. A raíz del terremoto, creó la asociación de mediadores de seguros de Lorca. No le basta con eso: está montando varias empresas pequeñas, diversificadas y con otros jóvenes emprendedores. Un taller de chapa, una empresa de comunicaciones. El día que la tierra tembló, tuvo que proseguir su trabajo en una especie de semisótano, porque se quedó sin despacho. Pero continuó trabajando.

Juan Marín, de 45 años, es algo más que un simple emprendedor. Es ya uno de los principales empresarios agrícolas de la región. Su padre era agricultor, al frente de una pequeña explotación. Hoy, Marín y sus hermanos tienen Agrocazalla y Campo de Lorca, dos empresas que dan trabajo a ochocientas personas. Son los mayores productores de brócoli de la región, se encuentran entre los principales productores de alcachofas y melones...sus empresas se han extendido a Alicante, donde han creado la Hortofrutícola Tres Fuentes. Y se ha lanzado por la puerta grande de la exportación; ya tienen un socio británico y envían sus productos a Alemania y a los países del Este de Europa. Desde hace tres años, Marín preside la Asociación de Exportadores de la Región de Murcia.

Francisco Javier López Navarro, nacido en 1961, casaso y con tres hijas, es nativo de la ciudad donde vive y trabaja, Lorca (Murcia). Se inició en el mundo laboral muy temprano, ya que con tan sólo 5 años ya ayudaba a sus padres en las tareas del campo, recolectando tomates, hortalizas y frutos secos en los huertos de sus padres. Estudió empresariales y a los 22 años montó la primera agencia de publicidad de Lorca. En la actualidad ejerce como alcalde de barrios en su ciudad y sigue trabajando por libre como asociado destacado de una importante empresa internacional, American Communications' Network. Asegura que su éxito se basa sólo en el uso del sentido común añadido a su innata imaginación y que el motivo que le mueve es buscar nuevas fórmulas de negocio para poder ayudar a las personas que conoce a generar riqueza o, al menos, crearse un futuro mejor: "A través de estos años he aprendido que cualquier persona, sea cual sea su origen o su preparación, puede trabajar y ganarse muy bien la vida... ¡siempre que se le enseñe cómo hacer ese trabajo correctamente".

Es presidente-fundador -junto a Natalia Klin- del Instituto del Autoempleo de España e Internacional, una asociación sin ánimo de lucro surgida en 2010 que quiere ayudar a personas que buscan empleo: pretenden dar un millón de autoempleos en España en los próximos meses con trabajo en casa a través de internet a nivel mundial. Anuncian que ya hay 33.000 compañías buscando personas para autoempleo. La asociación cuenta con más de 100 personas dando conferencias por todas España.

Son cinco ejemplos, apenas cinco, que representan el ansia de superación de toda una ciudad castigada por el infortunio. Cuatro vidas ejemplares que, en el fondo, son muchas más. Les prometí regresar a Lorca para cuando se cumpla el segundo aniversario y comprobar por mí mismo que los afanes de una rápida reconstrucción se han cumplido.