lunes 08 de octubre de 2012, 07:49h
"¿De dónde eres?" Es la temida pregunta, la odiada pregunta "¿Y tú de dónde eres?" Desde hace ya muchos años no sé responderla. Sinceramente. Y entonces veo la perplejidad reflejada en la cara de mi interlocutor. Sus pinitos taxonómicos, en la senda de Linneo, se ven frustrados, pues ya no hay catalogación posible, ni tópicos fáciles. Tampoco puedo responder cuando me preguntan por mi signo del Zodiaco sin que me entre la risa. El Zodiaco. Otra categoría ontológica similar al "¿de dónde eres?" pues si el azar decide el lugar del nacimiento también escoge la fecha. Y hay quienes creen que aún más que la etnia, es el signo del zodiaco lo que determina el carácter. Pero estos, normalmente, no son peligrosos.
Aún recuerdo como me impresionó descubrir, en mis primeros estudios de Derecho, hace décadas, las teorías del filósofo americano John Rawls. Lejos de las abstracciones teóricas de los filósofos continentales, los anglosajones siempre se han caracterizado por su sentido pragmático y su claridad expositiva y argumentativa.
Rawls, en su libro "Teoría de la Justicia" propone una fórmula; el "velo de ignorancia" o "posición original" para alcanzar esa "justicia igualitaria" o "equidad democrática". Consiste en una abstracción de la realidad, en la cual los gobernantes ideales deben situarse en una posición condicionada por tres requisitos: El primero es ser sabios, es decir, racionales, el segundo ser radicalmente egoístas y, el tercero, ignorar cual es su situación personal en el mundo que han de gobernar; ese gobernante ideal no sabrá si es rico o pobre, de Amorebieta o de Albacete, si habla sólo castellano o es políglota en la intimidad, si es hombre o mujer, blanco o negro, del Baix Empurdà o de Úbeda, joven o viejo... Ese es el "velo de la ignorancia".
Según Rawls, la ignorancia de estos detalles sobre sí mismo conducirá a principios justos para todos. Se garantizaría así la imparcialidad de las elecciones tomadas y por tanto, la justicia de las normas emitidas.
¿Cómo prohibir conducir a las mujeres, si no sabemos cual será nuestro sexo? ¿Cómo establecer un apartheid si puede que seamos negros? ¿Cómo establecer leyes raciales nazis si tal vez seamos judíos? ¿Si pudiéramos ser palestinos validaríamos las políticas de Israel? ¿Y las de los palestinos si por azar fuésemos israelíes? ¿Qué tipo de impuestos propondríamos sin saber sin vamos a ser millonarios o unos mileuristas con cargas familiares? ¿Policías o manifestantes? ¿Parados o funcionarios? ¿católicos, ateos, musulmanes, mediopensionistas? ¿Médicos o pacientes? ¿Compradores del IPhone 5 o trabajadores de la fábrica china donde los hacen? Partidarios de Capriles o de Hugo Chávez? ¿Abogaríamos por la dación en pago, sin saber si somos Emilio Botín o unos desahuciados, aún con deudas hipotecarias? ¿Impondría ese gobernante una tasa judicial a los ciudadanos? Recordémoslo; somos racionales y egoístas a la hora de tomar esas decisiones.
Evidentemente, es un razonamiento que contradice nuestros esquemas más arraigados. Nuestros conceptos arquetípicos de la política se basan en que se trata de una lucha de clases ritualizada, en la que un partido representa unos intereses de clase y otro los contrarios. Cuando se alcanza el poder el gobernante toma decisiones para favorecer sólo a los suyos, no a todos (a eso lo denominaríamos políticas de estado, y hay quien dice que haberlas, haylas, aunque nadie las haya visto en este país). Del mismo modo los relatos simplistas, desde los cuentos a las series de televisión, o las películas de Hollywood, reducen la realidad a un esquema binario y maniqueo muy simplista; nosotros (los buenos) y ellos (los malos). Aplicado al nacionalismo, el "¿De dónde eres?" se traduce por "¿De los buenos o de los malos?". Como cuando pensamos que lo importante es ser croatas en vez de bosnios, y no géminis en vez de acuarios, o hutus o tutsis en vez de capricornios o aries, vascos o asturianos. Cuando en la realidad todas esas categorías tienen, más o menos, el mismo rigor científico y ontológico. Pero unas matan, otras no.
El nudo gordiano del nacionalismo es que el político nacionalista 'cree' estar haciendo esas políticas de estado. Los más ingenuos hasta de buena fe. Si los griegos nacionalistas de Amanecer Dorado no supieran si van a ser tauros o piscis, de Atenas, o inmigrantes subsaharianos, no pensarían igual que Sabino Arana. Pero al político nacionalista, convencido de su talla histórica, de sabio "hombre de estado", le seduce la idea de gobernar a sus conciudadanos sin discriminar a ricos de pobres, hombres de mujeres, del Barça o del Espanyol. Siempre que todos ellos se apiñen y uniformen en la monolítica identidad oficial nacional. Como José Antonio y la Falange.
Si los de Bildu, por ejemplo, no supieran si van ser castellanoparlantes o euskaldunes, no convertirían Guipúzcoa al monolingüismo oficial, como hizo Francisco Franco, de quien tanto aprendieron.
Cuando Mas decide liarse a matar moscas a cañonazos y liquidar al PSC cabalgando la ola nacionalista, se olvida así el requisito fundamental planteado por Rawls. Debería ignorar si va a ser un acaudalado catalán de cuidada melena esculpida a navaja, que cree pagar demasiados impuestos, o un jornalero beneficiario del PER (hoy Profea) en Andújar.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (10)
14295 | B T-M - 09/10/2012 @ 01:12:57 (GMT+1)
Nada que disculpar, caballero, antes al contrario; agradecerle el acceso a nuevos datos que desmontan prejuicios y "lapsus calami" ocasionados, muchas veces por la premura del periodismo. Siempre es un placer debatir con gente bien documentada que argumenta sus opiniones.
14292 | Fausto - 08/10/2012 @ 21:49:23 (GMT+1)
Salvo error de interpretación por mi parte, del texto citado no se desprende que fuera entre los falangistas entre quienes causara "estupor y desconcierto" la emisión de propaganda bilingüe. Al final de la Guerra Civil, Dionisio Ridruejo, por orden de la autoridad militar, tuvo que destruir los panfletos en catalán que iban a distribuirse en Barcelona a la entrada de los nacionales. En todo caso, claro que había sentimiento "anticatalanista" en FE -no anticatalán-, entendido el catalanismo como la manipulación que, del sentimiento de catalanidad asumido por JAPR, efectuaba una casta conservadora y burguesa cuyo rostro y capacidad quedaron desvelados cuando aquello del Estat Català. En 1934, huyendo por las alcantarillas ante la acción del gobierno legítimo de la República. En 1936/1939, como peleles en manos de las fuerzas revolucionarias de izquierdas que se jactaban de perdonarles la vida. Contra eso JAPR y FE sí eran beligerantes.Disculpe si, quizá por culpa mía, se le está dedicando excesiva immportancia a un pequeño detalle de su muy interesante artículo.
14290 | Fausto - 08/10/2012 @ 19:54:28 (GMT+1)
Le indico la fuente que me pide y otra que puede ser de interés. Veo que ha habido más comentarios que, a mi entender, dejan bien centrado el tema.
Entrevista a Jordi Pujol, revista "Tiempo", núm. 816, 22/12/1997.
Artículo "José Antonio y Nosaltres", AVUI,23/1/82, por Ramón Galí, miembro de la Generalitat durante la Guerra Cvil.
Reciba un cordial saludo.
14289 | pascuamejia - 08/10/2012 @ 19:22:35 (GMT+1)
soy un fiel seguidor de Rawls y todo su planteamiento del Velo de Ignorancia. Gran idea presentarlo como lo has hecho. Un abrazo.
14285 | B T-M segunda adenda - 08/10/2012 @ 18:23:30 (GMT+1)
En ese texto encuentro la cita de Jordi Pujol. Sobre Tarragona encuentro la siguiente cita "Como Jefe Provincial figuraba José María Fontana Tarrats (...) antes Jefe Regional de Prensa y Propaganda (De Falange) desde cuyo cargo publicó unas hojas de propaganda en castellano y catalán que causaron "estupor y desconcierto" (op. cit. P. 12) El subrayado es mío. Si el estupor se debía al uso del catalán, y no al contenido de las hojas, el anticatalanismo se estaba gestando en el seno de la Falange anterior a los años 30, aunque fuera ajeno a José Antonio. Tendría sentido, pues la lengua propia, como hecho diferencial, se convierte en la palanca más fuerte para el nacionalismo independentista, y ese sí era el mayor pecado posible para José Antonio. Tal vez por ello los intentos de casar el sentimiento de catalanidad y el de españolidad en una síntesis superior (op. cit. P.18) no cuajaron. Muy interesante el texto. Roza muy de pasada el tema del nacionalismo catalán para centrarse, sobre todo, en las relaciones de José Antonio con el sindicalismo obrero catalán, en especial con los intentos de atraer a la CNT y a la FAI a la órbita de Falange.
14284 | adenda - 08/10/2012 @ 17:51:18 (GMT+1)
Empiezo a leer, para ilustrarme, "José Antonio y su obra política en Cataluña" de Francisco Caballero Leonarte. No conocía el texto, divulgado por la Fundación José Antonio Primo de Rivera. Voy prevenido de antemano contra cualquier manipulación hagiográfica... Ya les contaré...
14282 | B T-M - 08/10/2012 @ 17:36:24 (GMT+1)
Perdón. Me corrijo. Y me disculpo por mi afirmación sobre José Antonio. Incluyo aquí algunas de sus consideraciones sobre Cataluña. "Hay quienes sostienen, que ni Cataluña tiene lengua propia, ni tiene costumbres propias, ni tiene historia propia, ni tiene nada. Si esto fuera así, naturalmente, no habría problema de Cataluña, y no tendríamos que molestarnos ni en estudiarlo ni en resolverlo; pero no es eso lo que ocurre, y todos lo sabemos muy bien. Cataluña existe con toda su individualidad, y muchas regiones de España existen con su individualidad" discursos de José Antonio en el Parlamento, 1934. "Aquí no nos burlamos de la bella lengua catalana" (F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)
14281 | B T-M - 08/10/2012 @ 17:18:43 (GMT+1)
Gracias por su comentario, caballero. Entonces estoy yo muy confundido sobre el pensamiento de José Antonio, que también puede ser. En mi opinión Franco aportó muy poco, ideológicamente hablando, al refrito surgido de la unificación de Falange y el tradicionalismo en abril del 37; tres cosas tal vez: catolicismo, antisemitismo y masonería. El fundamento de esas posturas, ajenas al espíritu fundacional de la Falange, estaba en las lecturas del "Comandantín" de revistas francesas como "La Francia Católica"; un boletín bimensual de la Liga Antijudeomasónica o los "Cuadernos Antijudeo-masónicos", publicados desde 1913 en París. El ultranacionalismo español era común a todas las partes, y de hecho lo único que las unía. Incluyendo, por supuesto a Ramiro Ledesma, Onésimo Redondo o Ruiz de Alda. La idea que yo tengo es la reflejada en el discurso de José Antonio ante el Parlamento el 4 de enero de 1934, cuando declamó "Nosotros amamos a Cataluña por española, y porque amamos a Cataluña la queremos cada vez más española..."
Le agradecería me pasará sus fuentes y la cita completa de Jordi Pujol para mi archivo. Gracias de nuevo.
14278 | Fausto - 08/10/2012 @ 15:25:26 (GMT+1)
Le recomindo la lectura sosegada de lo que dice José Antonio sobre eso del monolitismo de España. Curiosamente, el propio Jordi Pujol ha llegado a decir que JAPM ha sido uno de los pocos políticos no catalanes que ha comprendido a Cataluña. La interpretación del pensamiento joseantoniano a tenor de su manipulación por el franquismo y la repelente derecha española es un error.
14272 | Doble rasero - 08/10/2012 @ 09:06:49 (GMT+1)
Anasagasti ha votado en el consulado de Venezuela en Bilbao a Capriles. Pero le parece fatal que voten los exiliados vascos por culpa del terrorismo en las elecciones vascas.
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