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Lara Siscar: "Está bien que haya un discurso público sobre cómo se dan las noticias en TVE"

jueves 28 de enero de 2016, 11:56h
Lara Siscar: 'Está bien que haya un discurso público sobre cómo se dan las noticias en TVE'
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La presentadora informativos de TVE, Lara Siscar, ha dado el salto a la literatura hace sólo unos meses con su primera novela, 'La vigilante del Louvre' aunque confiesa que este paso lo ha dado con total "naturalidad" porque su mayor afición ha sido y es la lectura, una afición que combina con su vocación, el periodismo. Diariocrítico ha charlado con ella sobre sus dos pasiones, sobre la situación de los medios de comunicación, y la actualidad política, entre otras cosas.

- 'La vigilante del Louvre' narra la historia de 3 mujeres cuyas vidas se entrelazan a través del cuadro ‘El origen del mundo’ de Gustave Courbet. ¿Por qué elegiste como ‘hilo conductor’ de la trama este polémico y controvertido cuadro?

Es exactamente por eso, porque es un cuadro controvertido, que fue y sigue siendo polémico y me ‘provoca’ mucho la reacción que desata en las mujeres porque estamos ante la imagen de una parte de nuestro cuerpo, y parece que nos genera pudor. Ese pudor absoluto a mostrarnos desnudos, esa especie de hipocresía de lo que se puede enseñar y lo que no, que viene de nuestra tradición cristiana. Es la hipocresía de la sociedad ante un pudor mal entendido que se refleja en el arte. En el arte, aunque siempre ha habido muchos desnudos femeninos, muy pocos han mostrado de verdad el sexo femenino tal y como es. Cuando se pintó el cuadro, en 1866, no era más que un juguete erótico, pero para mí se convierte en una especie de reivindicación del ser mujer de verdad. La imagen de la mujer se ha tratado desde la perspectiva masculina, de lo que ellos quieren ver o cómo lo ven, y esa imagen del sexo femenino es como realmente somos.

- Consideras que el cuadro es una reivindicación de la mujer, pero el libro en sí mismo también lo es porque las protagonistas son 3 mujeres cuyas vidas se unen a través de una obra de arte.

Sí, también lo es, porque la discriminación de la mujer en el mundo del arte es algo que ocurría cuando se pintó el cuadro, en 1866, pero sigue ocurriendo a día de hoy. Me centré en la historia de tres mujeres porque tenía más interés para mí que si fueran tres hombres.

- En la novela, a Diana, la vigilante del Louvre, Clodette e Isabelle, les une la insatisfacción y las ganas de romper con la rutina. ¿Existe algún paralelismo entre estos personajes y Lara Síscar?

Afortunadamente ya no. Entiendo a Diana, el personaje fundamental y que tiene una vida más estándar. Me pasó como a ella, que de repente te encuentras al lado de alguien que parece que es una pareja satisfactoria pero que en realidad es una de estas parejas ‘muleta’, que hacen que nos sintamos mejor acompañados que solos, pero desde mi punto de vista esto es un error. Afortunadamente ya no estoy en eso. Por lo demás, no es una obra confesional en la que lo que les pasa a ellas me ha ocurrido primero a mí, pero es cierto que muchos de sus puntos de vista son los míos porque, además, como primera novela me preocupaba mucho que los personajes fueran creíbles y para eso me he puesto en el lugar de ellas. Hay mucho de mi ‘volcado’ en las tres, incluso más de lo que querría, así que si escribo algo más intentaré tomar más distancia.

- ¿Cómo decidiste ‘dar el salto’ a la literatura y escribir una novela?

Yo lo he vivido de una manera muy natural porque siempre he leído muchísimo, es mi mayor afición desde que tengo uso de razón. De pequeña, por una cuestión de carácter, no salía demasiado ni iba con ninguna ‘pandilla’, y estaba en casa leyendo. La lectura me ha acompañado mucho antes que el periodismo. Siempre me he sumergido en mundos imaginarios a través de los libros y el hecho de escribir una historia propia me parecía un paso natural, y más siendo periodista. Se juntaron, por un lado, la inquietud como periodista y el gusto por la lectura, y, por otro lado, el impacto que me generó ver la postal del cuadro, que ya había visto pero no recordaba.

- ¿Te has planteado centrarte en tu faceta de escritora y dejar a un lado el periodismo?

Mi trabajo como periodista me gusta mucho, y además he peleado durante muchos años para conseguir establecerme en un lugar en el que disfruto de mi profesión. El trabajo en el ‘24 horas’ va más allá de leer 3 entradillas, es mucho más satisfactorio, así que no es fácil que yo renuncie a eso, tendría que tener una carrera muy boyante como escritora. De momento he escrito una novela, que ha sido muy bien recibida, y eso me motiva, pero hay un segundo reto que es que esto no quede como un momento de suerte. Me gustaría seguir escribiendo, pero no me planteo dejar la profesión periodística.

- ¿Cómo ha cambiado la profesión periodística en la última década?

Creo que lo que se ha notado mucho ha sido la redirección de los trabajos, no tanto al papel impreso o los medios de comunicación tradicionales, sino más bien a toda la versión digital y de Internet. Internet nos ha obligado a todos a correr mucho más, la vorágine informativa se convierte de verdad en vorágine desde que llegan Internet y las redes sociales. Todo el mundo puede contar lo que está pasando, y los periodistas nos tenemos que poner las pilas. Parece que no tenemos tanto tiempo para procesar la información, hay que ‘volcarla’ rápido porque si no llega alguien antes y parece que tú no te has enterado. Eso, por un lado, favorece que todos los sucesos ‘corran como la pólvora’ y llegan a más gente y más rápido, pero también nos pone en el riesgo de no trabajar los contenidos o informaciones como deberíamos.

- Precisamente esos nuevos tiempos marcados por las redes sociales pueden desvirtuar el trabajo de un periodista simplemente por no haber sido el primero o por haber cometido errores propios de la falta de tiempo. ¿Crees que las redes sociales enriquecen la profesión, o la desvirtúan?

Yo creo que la irrupción de las redes sociales, en su naturaleza, es positiva, otra cosa es que haya situaciones en las que no se gestiona bien, es decir, nosotros como profesionales no debemos dejarnos llevar por esta especie de movimiento arrollador que tiene la red social. Nosotros tenemos que saber mantenernos en nuestro lugar, y a pesar de intentar ser los primeros, no debe ser esa la prioridad. Las redes sociales también nos ponen mucho las pilas en el sentido de que, si algo se te escapa o algo no lo cuentas, te aparece por otros lados y todo es más rico. La colaboración ciudadana también es buena, por ejemplo, estos vídeos que se han hecho tan habituales en los telediarios, grabados con un móvil por alguien que estuvo ahí, me parece algo positivo, creo que está bien insertarlo en nuestro trabajo diario porque nos nutre y nos ayuda a mejorar.

- Sigues defendiendo las redes sociales y mantienes tus perfiles incluso después de haber sido víctima de acoso durante más de dos años.

Yo intento que lo que a mí me ha pasado no me nuble la mente en cuanto a la visión general de las cosas. Yo he tenido mala suerte y lo he pasado muy mal, he pensado muchas veces en cerrar mis cuentas, pero me he obligado a mí misma a no dar ni medio paso atrás porque no quiero verme en esas. Pero independientemente de que yo haya sido víctima de un acoso no quiere decir que las redes en sí sean malas, pero hay sujetos que no merecen esas oportunidades. Twitter se ha convertido en una especie de ‘pozo’ para que algunos vuelquen su frustración, sus rabias, sus violencias, todo aquello que no se atreverían a decirte a la cara, porque casi siempre se trata de perfiles anónimos. Antes te escribían una carta y ahora te ponen un tuit. Se lo hemos puesto más fácil a aquellos que no merecen la oportunidad de las redes sociales, que insisto, son muy positivas, otra cosa es el uso que se haga de ellas. Hay un paso ‘b’ que yo lo miro de reojo, que es cuando los medios de comunicación tradicionales se hacen eco de lo que ocurre en las redes sociales. Los periodistas deberíamos valorar muy bien lo que aporta a la sociedad y si de verdad es noticia. Todos estos hechos que llevan por titular algo así como ‘arde Twitter por…’. Tenemos que ver si es noticiable el por qué ‘arde Twitter’ pero también qué se considera arder, si 6 tuits o 7 millones de tuits. Deberíamos tener un criterio estricto porque al final convertimos nosotros en noticia lo que a lo mejor no era más que un volcado de indignación tuitero. El hecho de que algo se mueva mucho en la red no quiere decir que sea noticia, ni siquiera tiene por qué ser verdad.

- Eso de que algo se mueva mucho en las redes sociales sin ser cierto y te convierta en ‘trending topic’ en Twitter en 5 minutos, lo sabes por experiencia.

Cuando estás en el telediario de 'La 1' hay altavoces muy fuertes tanto para lo bueno como para lo malo, más bien para lo malo. Este verano, presenté el telediario el día que se cumplía el aniversario de la caída de la bomba de Hiroshima, y cuando le di paso a mi compañero de deportes, le dije: vamos con otras bombas, las bombas deportivas. Twitter se incendió y ‘El Periódico de Cataluña’ lo publicó en papel, con lo cual se incendió más todo. La ‘historia’ estuvo rondando 3 o 4 días, en los que se me insultó y se me vilipendió, pero como ya había sufrido un acoso, acabas relativizando. La cuestión es que, cuando dije eso, no venía de la noticia de la caída de la bomba de Hiroshima sino de una información cultural previa al bloque de deportes. Era una noticia de cómo la caída de las bombas de Hiroshima había afectado al mundo del arte, la cultura y el cine. Lo último que yo vi antes de decir esa frase fueron unos fragmentos de Godzilla y Mad Max. Ese comentario, que acepto que no fue el más afortunado, no tenía la intención que le dieron las redes sociales o los medios. Me parece un matiz importante para que la gente entienda qué ocurrió ahí, pero que nadie me preguntó. Twitter no me pareció el sitio para explicarlo, pero los compañeros de ‘El periódico de Cataluña’, que lo publicaron en papel, le dieron una entidad sin haberme preguntado qué paso. Esto ocurre cada día y lo lamento, no sólo por mí, sino porque le afecta cada día a alguien.

- Como periodista y ciudadana, ¿entiendes que se acuse a RTVE de manipular la información?

Lo que entiendo y considero sano es que se exija a la radiotelevisión pública el mayor nivel de calidad y a ser posible el mayor nivel de neutralidad. Está bien que haya un discurso público sobre cómo se dan las noticias aquí. Hay que vigilar muy de cerca la radiotelevisión pública. Me parece que una sociedad democráticamente sana tiene que preguntarse cómo se trabaja aquí, en RTVE.

- ¿Cómo crees que debería ser la radiotelevisión pública ‘ideal’?

Creo que, por un lado, la dirección de esta ‘casa’ se debería escoger de la manera más apolítica posible, es decir, por la mayor parte del parlamento, y también, opino que la radiotelevisión pública debería poder financiarse de un modo independiente, es decir, que no dependa de lo que quieran o puedan darle los gobiernos de turno. Una financiación estable e independiente y una dirección elegida por el mayor consenso político posible, me parece que es el camino por el que deberían ir todas las radiotelevisiones públicas, la nacional y las autonómicas. Al final, todo está en manos de los políticos, y ninguno de los grandes partidos que ha gobernado en este país, lo ha querido hacer. Todo es cuestión de que los políticos tengan verdadera vocación de conseguir que esta radiotelevisión se sostenga por sí misma para que sea independiente, y después, que ‘quepa’ todo el mundo para que sea plural.

- ¿Cómo analizas el insólito escenario político dibujado tras el 20-D?

Como periodista, me aparece apasionante el escaparate en el que suceden los acontecimientos. La ‘suerte’ del canal ‘24 horas’ es que lo estamos dando todo en directo y viviéndolo así. Cuando se dice que es difícil que los partidos políticos lleguen a acuerdos o pactos y tengan que dialogar, a mí me parece que es algo positivo, creo que es algo de lo que nuestro país tiene que aprender, a dialogar y a entenderse. No debería haber prisa para conformar un gobierno, porque creo que el nuevo gobierno debería estar formado a través de pactos hablados y consensuados por las diferentes fuerzas políticas, pero sin prisa. El gobierno sigue en funciones y nuestro día a día parece que está ‘cubierto’, tampoco se trata de que estemos así muchos meses, pero insisto en que lo más importante es la calidad del gran pacto que surja de esta situación y no metería prisa a los políticos.

- ¿A qué te refieres cuando dices un gran pacto, a la llamada gran coalición PP, PSOE y Ciudadanos?

Cuando digo un gran pacto me refiero a un buen pacto, en el que quienes pacten, de verdad hayan trabajado y puedan caminar en una dirección común sin que a los 3 días haya rencillas entre ellos, y que busquen lo mejor para la sociedad.

- ¿Crees que se va a producir ese gran pacto de gobernabilidad o que estamos abocados a nuevas elecciones?

No tengo ni idea, la verdad. Estando aquí, cada día, y cada intervención de un parlamentario redirige el barco hacia una dirección o hacia otra, entonces lo que parecía que estaba claro, de repente se da la vuelta y es todo lo contrario. No me aventuro a decir si habrá nuevas elecciones o no.

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