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'Led Zeppelin IV': La obra maestra de la máquina mejor engrasada de la historia del rock

'Led Zeppelin IV': La obra maestra de la máquina mejor engrasada de la historia del rock

martes 08 de noviembre de 2016, 10:50h
En 1971 Led Zeppelin era la banda de rock más grande del planeta. Sus tres primeros álbumes habían sido número 1 a ambos lados del Atlántico, despachando millones de copias, sus directos habían alcanzado la categoría de míticos, confirmándoles como la máquina mejor engrasada de la historia del rock y, como hecho significativo, habían sido nombrados como mejor grupo por los lectores del Melody Maker tras 8 años de reinado de los Beatles. Pero no todo pintaba tan bien, la crítica musical, con Lester Bangs a la cabeza, les despreciaba sin disimulo y llevaban más de un año sin entregar disco, cuando en menos de dos años de vida habían entregado tres discos. Pero cuando el 8 de noviembre apareció su cuarto disco se abrió ante ellos la escalera que les llevaría, definitivamente, al paraíso del rock. Habían entregado su disco definitivo.

El tercer disco de la banda había sorprendido a propios y a extraños con un giro hacia su cara más acústica, demostrando que eran un grupo mucho más versátil de lo que se les concedía. A pesar de todo, la crítica seguía atacándoles y, aprovechando el éxito de Crosby, Stills & Nash, hablaba de que el grupo había tirado hacia lo acústico siguiendo la moda. Nadie parecía haber escuchado varias de las canciones acústicas que aparecían en los dos primeros discos, tampoco parecían haberse fijado que la influencia de las mismas estaba más en el folk rock británico de Fairport Convention, Pentangle o The Incredible String Band que en los ecos de Laurel Canyon de los californianos.

Jimmy Page, el alma creativa del grupo, había recibido el golpe y decidió que su siguiente disco fuera el "mejor disco de rock que se hubiera hecho nunca". Junto al mánager de la banda, Peter Grant, sugirió retirar a la banda durante el tiempo necesario para conseguirlo. La grabación de 'Led Zeppelin IV' comenzó en diciembre de 1970 en Londres, en el mismo estudio en el que Jethro Tull estaba grabando 'Aqualung'. Posteriormente se trasladaron a una mansión victoriana en Headley Grange siguiendo la recomendación de los Fleetwood Mac.

Las sesiones dieron como resultado 11 canciones pero Page seleccionó las 8 que lo formarían, cada una de ellas un monumento por sí misma, demostrando todas sus caras, desde la brutal interacción entre la voz de Robert Plant y el riff de Page en 'Black Dog' hasta su definitiva apropiación del blues para convertirlo en otra cosa que es 'When the levee breaks', pasando por el guiño a los pioneros de 'Rock and roll', el folk ancestral de 'The battle of evermore', bendecido por las voces de Plant y Sandy Denny, el 'riff' conjunto de John Paul Jones al piano y Page a la guitara en 'Misty Mountain Hop', el extraño compás de 'Four sticks', el guiño a Joni Mitchell (que ese mismo año sacaría su obra maestra 'Blue') en 'Going to California' y, por supuesto, 'Stairway to heaven'. Los descartes, 'Down by the Seaside', 'Night Flight' y 'Boogie with Stu' verían la luz cuatro años más tarde como parte de 'Physical Graffiti'.



Los símbolos

Pero Page tenía planeada una última jugada para el disco, tras el rechazo crítico decidió que el disco saliera sin inguna información ni nombre, ni en su portada ni en su contraportada, únicamente el dibujo de un anciano con la espalda doblada por una pila de leña, colgado de un muro derruido sobre un fondo con edificios actuales. Si se abría el disco aparecía el dibujo de un extraño ermitaño subido a una roca. En la carpeta interior aparecía la letra de 'Stairway to heaven' en una extraña tipografía y cuatro símbolos para cada uno de los cuatro miembros de la banda en su cuarto disco (más uno especial para su invitada Sandy Denny). Ni rastro de Led Zeppelin por ningún lado, Page y la banda querían demostrar a la prensa que su música bastaba por sí sola y que el epíteto de 'hype' que les acompañaba desde sus inicios no era sino una invención de la crítica.

Desde Atlantic, su sello discográfico, consideraron la jugada un "suicidio comercial" pero Page sabía que la música que contenía era su as en la manga y se negó en rotundo a alterar el diseño. Tenía razón, el disco se convirtió en uno de los más vendidos de todos los tiempos (sigue siendo el segundo disco más vendido en los EEUU tras el 'Thriller' de Michael Jackson) y la crítica tuvo, finalmente, que aceptar que estábamos ante uno de las bandas más importantes de todos los tiempos, el triunfo final de Led Zeppelin.

Aquí se encuentra concentrado lo mejor de los tres primeros discos, el blues rock de su debut ('When the levee breaks' es la culminación de su apropiación de viejos blues para convertirlos en algo totalmente propio y nuevo, además de confirmar a John Bonham como el batería más increíble del mundo y a Page como un productor supremo), el hard-rock y los increíbles riffs del segundo ('Black dog' puede disputarle el título a 'Whole lotta love' y 'Kashmir' como su riff más arquetípico) y el folk rock del tercero ('The battle of evermore', con la participación de la increíble voz de Sandy Denny, o 'Going to California' con su toque Laurel Canyon y su saludo a Joni Mitchell). Y, por supuesto, también está 'Stairway to heaven', una canción que resume en sus 8 minutos lo mejor de la banda, con el folk y el hard rock dándose de la mano como nunca antes o después lo han hecho.

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