El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, anunció el viernes la apertura de la antigua basílica de Santa Sofía de Estambul y ahora museo al culto musulmán después de que un tribunal anuló su condición de museo, abriendo así el camino a su transformación en mezquita.
Se contextualiza en la progresiva islamización del país turco y en una exigencia histórica de radicales islamistas y nacionalistas turcos. Eso sí, Erdogan se compromete a dejar abierto el espacio al visitante cultural.
La UNESCO ha protestado por ello y recuerda que es un lugar abierto a todos. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, recordó que está inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial como museo y que debería consultar antes para realizar estos cambios.
"La UNESCO lamenta profundamente la decisión de las autoridades turcas, adoptada sin diálogo previo, y pide que se preserve el valor universal del Patrimonio Mundial", dice en un comunicado. "Esta inscripción conlleva una serie de compromisos y obligaciones legales", recuerda.
Borrell ve "lamentable" convertirla en mezquita
Instituciones internacionales, cristianos ortodoxos y laicos de todo el mundo lamentan la decisión turca de convertir Santa Sofía en mezquita.
Santa Sofía es una antigua basílica ortodoxa, posteriormente convertida en mezquita y actualmente en museo. Desde la fecha de su inauguración en el año 360 y hasta 1453 sirvió como la catedral ortodoxa bizantina de rito oriental de Constantinopla. Tras la Conquista de Constantinopla por el Imperio otomano, el edificio fue transformado en mezquita, manteniendo esta función desde el 29 de mayo de 1453 hasta 1931, fecha en que fue secularizado. El 1 de febrero de 1935 fue inaugurado como museo.
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