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Madrid celebra algo más que sus elecciones autonómicas: el futuro próximo de la política española
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(Foto: Comunidad de Madrid)

Madrid celebra algo más que sus elecciones autonómicas: el futuro próximo de la política española

martes 04 de mayo de 2021, 08:02h

Ya es 4 de mayo, al fin, tras meses esperando esta fecha para celebrar unas elecciones autonómicas madrileñas adelantadas por la ruptura de gobierno de coalición entre PP y Ciudadanos.

Pero si algo tienen claro todos los agentes políticos es que este martes se juega algo más que un Ejecutivo regional: el futuro próximo de la política española.

PP y la derecha

El motivo está claro: se medirá la capacidad del nuevo PP de Pablo Casado por recuperar terreno al PSOE a nivel nacional y poder disputarle a Pedro Sánchez la presidencia del país en los próximos años. En 2023 habrá elecciones generales.

Pero el PP tiene un objetivo claro en estos años: acabar con la escisión del espectro político de centro-derecha y volver a reunir al electorado, que tras la crisis del partido por los casos de corrupción de la era post-Aznar y la era Rajoy, vio cómo sus votantes tradicionales optaban por nuevos partidos como Vox y Ciudadanos.

Casado ya dijo que su gran objetivo sería volver a reunir el centro-derecha y la derecha nacional en un solo partido, el suyo, y eso es lo que Isabel Díaz Ayuso se podría adjudicar en estas elecciones.

Volver a un estado de bipartidismo, al menos por el ala derecha, y que el PP sea hegemónico de nuevo. Se prevé que Ciudadanos se quede sin representación en la Asamblea de Madrid después de su grandes resultados de 2015 y 2019, de manera que ya todo el centro-derecha sea para los 'populares'.

Pero el PP aspira a más: reconvencer a muchos de sus antiguos votantes más cercanos a la derecha tradicionalista que se marchó a escuchar los cantos de sirena de Vox. En Génova creen que será un fenómeno pasajero y que en pocos años Vox volverá a ser un partido minoritario, e incluso tendente a desparecer o ser marginal. Madrid tiene la clave, porque Vox se juega mantener sus 12 diputados, que serán clave para el próximo gobierno de Ayuso, previsible ganadora y gran favorita en estas elecciones madrileñas.

Si Ayuso arrasa, tendrá consecuencias en los gobiernos autónomicos que dependen de PP y Cs. También el tipo de relación que estrenen ahora PP y Vox como nuevos socios. Andalucía, por ejemplo, espera antes de dar pasos.

La izquierda

El PSOE espera, aunque no lo quiera reconocer, el fin de una fiesta que dura desde 2018, aproximadamente, cuando llegó a Moncloa gracias a una moción de censura a Rajoy cuando peor estaba el partido en las urnas. En las elecciones de 2016 cosechó sus peores resultados históricos desde el regreso de la democracia, con sus ya famosos 85 diputados.

Ángel Gabilondo ganó las elecciones madrileñas de 2019 pero no pudo gobernar por la suma de los diputados de derecha y centro-derecha, pero ahora se espera que caiga a un segundo lugar, muy lejos del PP, e incluso se teme que Más Madrid dé la campanada y le supere.

También la izquierda vive un cambio de ciclo: Pablo Iglesias se retira paulatinamente de la política. Primero dejó el Gobierno central, se marchó a la política madrileña aduciendo que era necesario luchar contra Ayuso y la ultraderecha, pero él mismo ha terminado aceptando que es porque su carrera política tiene fecha de caducidad próxima. Unidas Podemos quedará en último lugar, según todas las encuestas, y se confirmará que Madrid opta por una izquierda más moderada y dialogante, la que representan PSOE y Más Madrid, el partido que fundaron Manuela Carmena e Íñigo Errejón, 2 personajes a los que IU y Podemos dieron la espalda.

La ultraderecha

Vox y Rocío Monasterio se juegan mucho en estas elecciones. Deben dar la imagen de que pueden seguir siendo una opción válida en el electorado tradicional de derecha, o volver a ser marginal para unos cuantos extremistas y ultranacionalistas.

El partido de Abascal no ha hecho nada por renovar su ideología o su discurso tras ser un partido ya de mayorías, como demuestran sus 52 diputados en el Congreso. Sigue apostando por un discurso xenófobo, contrario a las corrientes LGTBi y el feminismo, con una línea dura que supone el discurso inverno de Podemos. Huye del término ultraderecha, pero cada paso que da le coloca cada día más claramente en esa posición política.

En estas elecciones ganará, haga lo que haga. Eso es cierto. Aunque obtenga menos diputados, 12 actualmente, se prevé que sean fundamentales para que Ayuso sea investida y luego gobierne. Pero todo lo que sea no crecer se considerará un síntoma de pérdida de poder en la calle y un regreso del voto de derecha tradicionalista al PP. Y eso, a la larga, le supondrá desaparecer.

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