La selva amazónica se deforesta cada vez más rápidamente

La Amazonía brasileña perdió al menos 757 kilómetros cuadrados de selva en agosto pasado y el ritmo de destrucción se aceleró un 133 por ciento respecto a julio, según cifras oficiales divulgadas esta semana.

Los datos del estatal Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (Inpe) muestran que, si se compara con los 230 kilómetros cuadrados destruidos en agosto de 2007, la deforestación creció en 229 por ciento.

"Los números son muy malos. No puedo esconder que me dejaron de muy mal humor. A pesar de esta desgracia que ocurrió en agosto, entendemos que el promedio de deforestación este año aún está por debajo de años anteriores", dijo el ministro de Medio Ambiente de Brasil, Carlos Minc.

En la evaluación del equipo del ministro, el crecimiento de la deforestación en agosto obedece a varios factores, entre los que destacó la realización de elecciones municipales en todo el país el próximo 5 de octubre.

"Todos los números históricos que poseemos en el ministerio muestran que en cada año en que hay elecciones municipales, el mes en que los comicios se realizan la deforestación aumenta. Eso tiene que terminarse", dijo.

En los últimos 12 meses, hasta agosto, la deforestación acumulada de los bosques amazónicos alcanzó los 8.673 kilómetros cuadrados, lo que revela un aumento del 83 por ciento en comparación con los 4.731 kilómetros cuadrados calculados entre septiembre de 2006 y agosto de 2007.

El estado líder en las cifras de deforestación es Pará (norte) con 435 kilómetros cuadrados, más de la mitad de la cifra total de agosto pasado. Le siguió Mato Grosso, con 229 kilómetros cuadrados, y Rondonia, con otros 30 kilómetros, cifra similar a la de Amazonas.

Pero los satélites del sistema de Detección de Deforestación en Tiempo Real (Deter) del INPE sólo cubrieron el 74 por ciento de la Amazonía y, por ejemplo, los estados de Amapá y Roraima no fueron fotografiados debido a la densidad de las nubes en el mes.

El 67 por ciento de la deforestación confirmada corresponde a cortes rasos, que son los mejor detectados porque son evidentes las "cicatrices" en la tierra provocadas por la quema y remoción de la vegetación original.

En la selva amazónica brasileña reside el 50 por ciento de la biodiversidad del planeta. Su destrucción sostenida y continua es atribuida a la expansión de la agricultura y la ganadería, la ocupación irregular de tierras públicas y a la explotación de madera para el mercado brasileño e internacional.