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EE.UU., tratan de salvar el plan de rescate

EE.UU., tratan de salvar el plan de rescate

miércoles 01 de octubre de 2008, 02:09h

El presidente de EEUU, George W. Bush, los candidatos presidenciales y los líderes del Congreso mantienen hoy una intensa ronda de contactos para tratar de salvar el plan de rescate financiero rechazado por la Cámara de Representantes.

Con el gesto solemne, Bush compareció hoy ante las cámaras por segundo día consecutivo para asegurar a los "ciudadanos en todo el mundo" que la derrota del plan de rescate "no es el final del proceso legislativo".

Sin embargo, sí instó al Congreso a alcanzar un acuerdo porque "estamos en un momento crítico para nuestra economía" que requiere una actuación "urgente" porque "si no actuamos ahora, la situación empeorará día a día".

El fracaso del proyecto de ley provocó el desplome de los mercados internacionales. El índice Dow Jones de la Bolsa de Nueva York registró ayer su peor caída por puntos de la historia, aunque hoy se recuperó levemente.

El proyecto de ley está valorado en 700.000 millones de dólares (497.000 millones de euros), una cantidad que ha asustado a muchos contribuyentes, pero el presidente declaró que esa cantidad queda pequeña frente al billón de dólares (700.000 millones de euros) que se perdió ayer en Bolsa.

Bush dialogó hoy con los dos candidatos presidenciales, el demócrata Barack Obama y el republicano John McCain, y ambos aspirantes se mostraron de acuerdo en que "hay que atajar este asunto fundamental".

Por su parte, los líderes del Congreso continúan sus contactos para tratar de persuadir a los legisladores de encontrar una solución.

En un discurso ante el Senado, el líder de la mayoría demócrata, Harry Reid, afirmó que es necesario "dejar a un lado los reproches y avanzar en lo que es necesario para nuestro país", mientras que el líder de la minoría republicana, Mitch McConnell, aseguró que "resolveremos el asunto esta misma semana".

Las partes se juegan mucho, y lo saben. Del plan de rescate depende la salud del sistema financiero, pero también el prestigio de cada parte implicada en las negociaciones.

Bush, que pensó que su legado estaría dominado por la guerra en Irak, ha visto cómo la economía le estalla en las manos a cuatro meses antes de dejar la Presidencia.

El mandatario, que llegó a la Casa Blanca como el primer presidente con un título de "máster" en economía, se encuentra lastrado en su capacidad de influencia por su escasa popularidad (apenas un tercio de los votantes aprueban su gestión) y el poco tiempo que le queda en el poder.

Lograr que se resuelva la crisis le permitiría recuperar algo de prestigio y salvar su legado.

Los candidatos, por su parte, se juegan la elección presidencial. Ambos han multiplicado sus declaraciones sobre la crisis para tratar de convencer a los votantes de que son la persona idónea para abordar el problema.

McCain, en Iowa, instó hoy al Departamento del Tesoro a intervenir tan "creativamente" como sea necesario para limitar los daños al sistema financiero y aseguró que el Congreso tendrá que tomar medidas aunque sean impopulares por el bien del país.

"La inactividad no es una opción", sostuvo el candidato republicano.

Por su parte, Obama, que ha visto cómo la crisis le ha dado una pequeña ventaja en las encuestas, también indicó que "ante la tormenta que se avecina en nuestros mercados financieros, la falta de acción puede resultar catastrófica para nuestra economía y nuestras familias".

El candidato demócrata instó al Congreso a no comenzar de nuevo las negociaciones desde el principio con un nuevo proyecto de ley.

El Congreso también se juega mucho en esta crisis. Toda la Cámara de Representantes se somete a la reelección el 4 de noviembre, algo que pesó mucho en la decisión de los dos tercios de republicanos y un tercio de demócratas que se opusieron al plan de rescate.

Las encuestas indican que la mayoría de los votantes se opone a un plan que, desde su punto de vista, obliga a los contribuyentes a desembolsar miles de dólares por persona para 'recompensar' los excesos cometidos por Wall Street.

Tanto McConnell como Reid han estado hoy en constante contacto telefónico, con la Casa Blanca, los candidatos y otros representantes del Congreso. Hoy no habrá votación en el Capitolio debido al Año Nuevo judío, pero se sopesa la posibilidad de que la medida vuelva a someterse a votación este jueves en la Cámara.

El Congreso de EE.UU., que afronta la ingente tarea de elaborar un plan de rescate financiero que reflote la economía, ha recibido últimamente presiones de todas partes, pero el rechazo a esa iniciativa dejó claro que, para los legisladores, la única súplica que vale es la de los votantes.

Cuando faltan cinco semanas para las elecciones en EE.UU., en las que además de Presidente se va a elegir la totalidad de los 435 escaños de la Cámara de Representantes y un tercio de los 100 puestos del Senado, los congresistas, que cada dos años deben revalidar en las urnas su mandato, han dejado claro que, lo primero, es su reelección.

Y, en un país donde no existe "disciplina de partido", los republicanos han interpretado, cada uno, su propia partitura, desoyendo no solo los ruegos de su líder, sino también las reiteradas amenazas casi apocalípticas del presidente George W. Bush.

De poco han servido las cada vez más solemnes intervenciones públicas de Bush en la que pinta un escenario catastrófico si el Congreso no lanza cuanto antes un salvavidas para Wall Street. De nada sirvieron igualmente las amenazas de congelamiento de crédito que acabará arrastrando tanto a empresarios como a consumidores.

Lo que sirve son las miles de llamadas que en estos días han inundado las oficinas de los congresistas insistiendo en que, de ayudar a Wall Street, nada. Lo primero, es el electorado.

Por ello, el rechazo del plan de 700.000 millones de dólares el lunes en el pleno de la Cámara de Representantes, reflejó no solo la falta de disciplina de ambos partidos, pese a que los líderes daban por hecho la aprobación del plan, sino también la nula influencia de Bush en el proceso legislativo.

En el lado republicano, la rebelión de los más conservadores pudo más que Bush, que el líder de la minoría republicana, John Boehner, y que las persistentes llamadas del vicepresidente Dick Cheney y del secretario del Tesoro, Henry Paulson.

Los demócratas también hicieron oídos sordos a las recomendaciones de la presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, pero estuvieron algo más a favor del proyecto.

El 67 por ciento de los republicanos y el 40 por ciento de los demócratas votaron en contra del plan.

No hubo forma de lograr los 218 votos necesarios para aprobar el plan que, para muchos, era una intervención masiva del Gobierno en el libre mercado -que huele a "socialismo"- y crea reticencias, porque no contiene suficientes ayudas para los afectados por las ejecuciones hipotecarias.

Según los observadores, el plan fracasó debido a una convergencia de factores, desde el alcance y contenido del mismo, hasta la forma ineficaz en que lo "vendió" Paulson.

Durante el debate, muchos legisladores hablaron del "trago amargo" que suponía la votación, ante el rechazo de los votantes de salir al "rescate" de Wall Street en lugar de ayudar al ciudadano de a pie.

El republicano Joe Barton (Texas), por ejemplo, recibió una llamada de Bush y otra de Boehner, pero también atendió cerca de 200 llamadas de airados votantes. Lo mismo le ocurrió a la republicana Sue Myrick (Carolina del Norte).

"Nadie sabe lo que va a ocurrir, pero nadie quiere cargar con la culpa si el plan no sirve, y encima los legisladores se vieron inundados con correos y llamadas de los votantes en sus distritos", explicó a Efe Michael Tanner, analista económico del conservador Instituto Cato.

"El público está en contra de que el Gobierno salga al rescate de las grandes empresas, y los legisladores deben responder a sus votantes", agregó Tanner, aunque vaticinó que el Congreso aprobará un plan porque la inacción sería desastrosa.

Por ahora no parece que haya más bancos en quiebra, pero ahí están las advertencias de una temida recesión, un aumento drástico en el desempleo, o una fuerte caída del valor de los planes de jubilación.

Los legisladores reanudarán sus sesiones el jueves, pero no hay garantías de que vayan a retomar el derrotado proyecto.

Bush dijo hoy que el daño económico para el país será "doloroso y duradero" si el Congreso no insufla vida al plan de rescate.

Pero, cuando faltan cinco semanas para las elecciones generales, los legisladores aparentemente intentan por todos los medios evitar el mayor escozor de una posible derrota personal en las urnas.

La Corporación Federal de Garantía de Depósitos de EE.UU. pidió aumentar garantía de depositos

La Corporación Federal de Garantía de Depósitos de EE.UU. pidió hoy que la cifra que garantiza los depósitos en cada cuenta bancaria se eleve a más de los 100.000 dólares actuales de manera temporal, debido a la crisis financiera.

En la actualidad, en EE.UU. la Corporación (una entidad estatal) garantiza los depósitos en cada cuenta bancaria por un máximo de 100.000 dólares, pero ha pedido el aumento para hacer frente a una posible crisis de confianza en el sistema y para aportar liquidez extra a los bancos.

En un comunicado, la presidenta de la Corporación (FDIC, por su sigla en inglés), Sheila Bair, afirmó que "para atajar la crisis de confianza (...) sería útil que la FDIC tuviera la capacidad temporal para elevar los límites en la garantía de depósitos".

Según Bair, "esto reportaría el doble de beneficio de aportar liquidez adicional a los bancos para los préstamos y de aportar tranquilidad adicional a los titulares de las cuentas por encima del límite".

En los últimos días se han multiplicado los llamados para que se eleve esa cantidad, ante la intranquilidad de los individuos, que temen que la inestabilidad en el sistema financiero pueda afectar el dinero que tienen depositado en el banco, y de las pequeñas empresas que tienen más de 100.000 dólares depositados para hacer frente a sus pagos de salarios y suministros.

Tanto el candidato presidencial demócrata, Barack Obama, como su rival republicano, John McCain, pidieron hoy que se eleve esa cantidad hasta los 250.000 dólares.

El fondo de garantía se creó por iniciativa del presidente Franklin Roosevelt tras la Gran Depresión, en 1929. La cantidad que se garantiza se ha mantenido estable en los últimos 28 años, sin tener en cuenta la inflación.

En un comunicado, Obama pidió que el aumento de esa garantía se incluya en el plan de rescate financiero, valorado en 700.000 millones de dólares, que el Congreso intenta sacar adelante esta semana.

"Pedimos que se eleve el límite de la FDIC a 250.000 dólares como parte del plan de rescate, un paso que daría un impulso a las pequeñas empresas, haría nuestro sistema bancario más seguro y contribuiría a devolver la confianza pública en el sistema", sostuvo el candidato demócrata.

Por su parte, McCain declaró que parte de la razón por la que el plan de rescate fracasó en su votación en la Cámara de Representantes el lunes fue porque "aún no ha cundido como debiera la idea de que la gente perjudicada son las familias, las pequeñas empresas, esa gente que es el motor" de la economía de EE.UU.

 


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