¿Quién engaña a quién?

En el ferrocarril la revolución ciudadana no está en marcha, sino empantanada...

Si el ferrocarril fue para el general Eloy Alfaro una vía de integración nacional y desarrollo, así como bandera victoriosa de la revolución liberal, para el presidente Correa es una piedra de tropiezo que no acaba de superarse, y para los ecuatorianos que creyeron en la promesa de su pronta rehabilitación un tremendo fiasco. Un verdadero “desastre político” que, además de costar la cabeza a varios funcionarios, ha minado la credibilidad gubernamental.

Se dice que la falta de durmientes, el mal clima y una aparente lentitud en la gestión retrasaron las obras. Pero a cualquier observador medianamente informado pueden parecerle absurdas estas “dificultades”, si las comparamos con las que en la época de Alfaro se debieron afrontar. La Empresa de Ferrocarriles Ecuatorianos (EFE) no ha podido liberarse por completo de sus lastres de inoperancia, ineficiencia y deterioro abismal.
 
En el pasado mes de junio debió inaugurarse la ruta Quito-Latacunga, pero ahora los funcionarios que la encabezan afirman que el tramo Chimbacalle-Tambillo estará listo antes de las Fiestas de Quito. Una noticia cuya veracidad, cuando fue anunciada anteriormente, resultó escandalosamente falsa, al extremo que hasta el presidente Correa le prodigó los peores calificativos.

Varios medios de comunicación recogieron la declaración de las autoridades de la EFE, de que la línea férrea de Quito hasta Latacunga también se concluirá hasta finales de diciembre. Y que el plan de la EFE es terminar la rehabilitación total del Ferrocarril hasta el 2010. Deberían ser más cautos y respetar a los ciudadanos que, con nuestros impuestos, sostenemos esos “elefantes blancos”. ¿Quién engaña a quién y por qué?