www.diariocritico.com
De maromas y carajos

De maromas y carajos

sábado 25 de octubre de 2008, 04:47h

Hace mucho tiempo, tal vez demasiado, que venimos hablando de lo mismo. Nadie escucha, nadie desea enterarse. Ya lo señaló Gregorio Marañón en Amiel, Estudio sobre la timidez. Los seres emblemáticos, los arquetipos, no sirven de nada. El populacho, la plebe o los caballeros normandos hacen sus apuestas en otra mesa. Siempre. Luego viene el olvido, la conveniencia, el oportunismo. Cada uno atiende su juego. Que el porcentaje de voluntarismo es el noventa por ciento, que es el veinte, que es el cinco. Que la capacidad es del quince. En fin, que cada uno se cuida el trasero. En los centros gallegos, entre los políticos, en la familia. Esto se dijo en La Rioja y en Montevideo, en Vigo o en Viamonte y Rodríguez Peña. Lo hablé con la encantadora Paula, con Mónica y otras amigas. Con las secretas y con las presentables. Lo conversamos con profesores y poetas, con diarieros y con parrilleros. Hablando de diarieros. Arturo, es hijo de gallegos y de Independiente, me contó donde quedaba un “bulo” de Gardel. Uno de estos días iré a verlo. Los diarieros son seres diferentes a los ferreteros o a los boticarios. El diariero tiene la filosofía de la calle, de la observación. Son parte de la picaresca porteña pero también del mundo metafísico de la ciudad. Por eso hablo con Arturo, mi diariero. Que además es del rojo, que nació en Avellaneda como yo, que es hijo de gallegos.

El ser humano es imbécil. Lo triste es que se cree feliz, se siente contento. Lula señaló que “tal vez sea la mayor crisis de la historia del mundo”. Es una opinión, que duda cabe. “Esta crisis es como cien huracanes desatados”. Esto lo dijo Evo Morales. Mientras esto sucede se juega al fútbol, los servicios de inteligencia siguen trabajando, los actores pasan hambre, los santos son recordados y se discute si Pío XII era bueno o malo. “Se está hundiendo el mundo unipolar”, remarcó el Chávez. Mientras tanto una cumbre mundial buscará evitar otro colapso. Esta vez sin Dominique Strauss-Kahin. Menos mal que están Busch y Sarkozy para ayudar a millones de personas que quieren escapar de la pobreza. Un plan de salvataje de tres hojas se convirtieron en cuatrocientas. Y aquí estamos. Menos mal que el anarquismo no existe más. Menos mal.

 Los anarquistas, querido lector, no hicieron nada en esto. Las fábricas de armas, las drogas, la efedrina, los condones, los prostíbulos, los crímenes, las guerras, los saqueos despiadados, las mesas de dinero o las picanas eléctricas no son inventos de los ácratas. Aquí se dijo: “Quédense tranquilos, no es el fin del capitalismo. Va a venir otro.” Interesante. Mientras tanto según informes recientes, el 32,3 % de nuestra población “no satisface sus necesidades básicas.” Es decir pasa hambre, miseria, humillación. Alguien dirá: “hay cosas peores”. Seguro. En Barcelona crece la mala leche: el 58 % de los varones españoles posee esperma de baja calidad “que no alcanza  los valores que fija la OMS ”. Los mercados trabajan sobre lo virtual, como las hembras catalanas.

Casi un millón doscientos mil japoneses, jóvenes, se borraron de la historia. Están hartos del sistema. No salen del cuarto, algunos ante un fracaso amoroso, las faltas de expectativas o una circunstancia escolar, eligen el suicidio. Estos jóvenes desprecian el poder, el dinero, la realidad exterior. Se denominar hikikomori, es decir, inhibición y aislamiento. Viven absortos en su planeta, en su cosmos, con Internet. No acuden a espectáculos, no acuden a los colegios. Todo es online. La promiscuidad urbana los lleva a la soledad. No la nobleza de la soledad de la poesía oriental, de su bella tradición. Fragmentación y demencia.

Otro día les hablaré del mariscal Potemkin y del lecho de Catalina II de Rusia. Otro día les hablaré de Jorge Gronda, jujeño, que fue galardonado por la ONU , por su trabajo entre los más humildes, el médico que atiende las mujeres pobres con cáncer. Otro día hablaremos del doctor Laureano Maradona, otra vez. Sí, otra vez.

(Navegante, piloto, marinero, nauta. Barco, bajel, embarcación, buque, navío. Navío, del latín navigium. Barco grande de cubiertas destinado para viajar por alta mar. Maroma de esparto.)

  En los antiguos navíos había ciertas cuerdas que permitían manejar el velamen. Las cuerdas más gruesas se denominaban maromas. Muchas veces debían ser manipuladas por varios hombres. Si quedaban sueltas, por desidia, una de ellas al moverse podía arrojar a las aguas a un hombre si lo golpeaba. Los marineros solían advertir ante un peligro: “Se viene la maroma.” Eso lo escuchaba de niño, en los labios de mi madre.

En aquellos barcos de otros tiempos al tripulante indisciplinado se lo enviaba “al carajo” que era el lugar incómodo del vigía. Estaba ubicado en el palo mayor, como un símbolo. Luego uno en la vida manda (y es enviado) reiteradas veces a muchos personajes insoportables a ese lugar. Y con los tiempos que corren podemos afirmar que se viene la maroma y otra vez nos vamos al carajo. Recuerdo, amigo lector, en esto los libertarios no fueron responsables. 

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios