Coger un avión, sentarse a escasos metros de un reactor nuclear y hacer un vuelo desde Londres a Australia sin escalas, ya que el avión no necesita bajar a la tierra para repostar. Ésta es la propuesta de Ian Poll, profesor de Ingeniería Aeronáutica de la Universidad de Cranfield y jefe de tecnología del proyecto Omega, financiado por el Gobierno Británico. Poll apuesta por emplear la energía nuclear en los aviones, reduciendo a cero las emisiones de carbono a la atmósfera por el transporte aéreo y mitigando el calentamiento global.
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