El partido socialista se ha quedado sin barones y lleva camino de quedarse sin varones.
El silencio siempre es cómplice, y aunque muchos de los suyos no se atrevan a jalear ni a Pepiño ni a Rodríguez, porque en el fondo los desprecian, tampoco hacen nada por levantar un poco la voz y pedir que el PSOE regrese a sus esencias más dignas, aquellas que le identificaban con España, con la tolerancia, con el respeto al adversario político y con la unidad de los demócratas.
El PSOE de hoy parece una sucursal de tercera comparado con el partido que votamos y en el creímos tantos españoles, porque el sectarismo del que hacen gala y profesión sus dirigentes se empieza a perecer mucho al de los nazis cuando señalaban a los judíos para excluirlos de la sociedad.
Primero fue el pacto del Tinell, luego el acuerdo propiciado por el PSOE con el resto de los grupos parlamentarios, para que no se debata ninguna iniciativa que provenga del PP en materia de lucha contra el terrorismo, y ahora el gran ideólogo de tercero de EGB, Patxi López, propone la mismo en el parlamento del país vasco.
El objetivo final es echar de la vida política a un partido, excluirlo, satanizarlo.
No importa que los compañeros alternativos y necesarios que ahora se eligen sean filoterroristas, o independentistas. Lo importante es hacer una limpieza étnica de la derecha, que es la única que puede ser alternativa de gobierno.
Hacia muchos años – desde Franco – que nadie gobernaba contra media España, pero Rodríguez lo está haciendo.
El resultado de esta política de tierra quemada no sé si es previsible y sólo lo podremos comprobar después de las próximas elecciones generales, pero salga como salga, saldrá mal, porque excluir a medio país es una decisión política que tiene consecuencias sociales. Cada vez hay mas gente cabreada con los demás a causa de la política, y nunca ha habido tanto hijo de jefe local del Movimiento que reniegue de su pasado o lo oculte con tal de ser ministro con los socialistas: ¡Si el abuelo levantara la cabeza¡
Si (
No(
