Proteger a la abuela de doña Letizia supone cerrar, de noche, un cuartel de la guardia civil

         Hace algo más de un año, los servicios de Información de la Policía y de la Guardia Civil detectaron que el cuartel de la Benemérita en Ribadesella constituía un objetivo de ETA. Según fuentes policiales, ese cuartel en concreto ocupaba el cuarto lugar en los objetivos terroristas. La información fue conocida a través del análisis de algunos documentos incautados tras la caída de un comando etarra.

         Había otros cuarteles similares fijados también como objetivo etarra, pero el cuartel de Ribadesella tiene una característica especial: es el encargado de realizar las misiones de vigilancia de la casa de los abuelos paternos de la Princesa de Asturias, en la localidad cercana de Sardéu. Una función incuestionable, pero para la que se precisa personal.

         Sin embargo, según hemos podido saber ahora, tras el brutal atentado de ETA en la Universidad de Navarra, el cuartel de la Guardia Civil en Ribadesella tiene aún hoy un auténtico déficit de personal.

         La situación resultaría cómica, si no fuera por el dramatismo que contiene. El cuartel, efectivamente, cuenta con cámaras de vigilancia. Pero la carencia de personal, según nuestras fuentes, obliga a que por la noche la patulla tenga que realizar misiones de vigilancia en Sardéu… y el cuartel permanece cerrado a cal y canto.

         Se ha dado alguna circunstancia como que, como resultado de alguna operación encubierta por delitos comunes, los guardias camuflados que por la noche han tenido que acudir a aquel cuartel se han visto obligados a buscar a la patrulla en Sardéu para que les dieran las llaves del cuartel.

         Sorprende tal escasez de medios cuando se trata de la protección de un familiar de una tan alta personalidad del Estado.