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Madrid tiene un tren a todo vapor

martes 04 de noviembre de 2008, 10:13h
Después de muchos años, en Arganda del Rey se puede volver a oír el traqueteo y el silbido de un tren de vapor, a la vez que se puede contemplar cómo sale el humo de la locomotora anunciando que está próxima la salida del tren. Y es que la Asociación de Centro de Iniciativas Ferroviaria Vapor Madrid ha puesto en marcha esta turística iniciativa.
Son las 11.30 horas de un domingo de otoño y en el andén de la estación de La Poveda, en Arganda del Rey, muchas familias con niños esperan la llegada del tren de vapor para hacer un viaje en el tiempo. En las vías, una locomotora que funciona con agua y carbón calienta motores para hacer el primero de los tres viajes que realiza cada domingo y que atrae a más de un centenar de personas.

Así, hasta el último domingo de diciembre y luego de marzo a mayo, a las 11.30, 12.30 y 13.30 horas se puede disfrutar de un peculiar viaje a bordo de un tren formado por una locomotora de vapor de 1925 y dos coches, uno de ellos de 1916 y otro réplica del primero, pero más moderno.

"El coche de 1916 es el único que queda de los 18 que tuvo la vía del Tajuña. Estaba destrozado y los talleres de carpintería y cerrajería de la escuela taller de Ramón Aparicio, de la Comunidad de Madrid, lo restauró", explica el presidente de la Asociación Centro de Iniciativas Ferroviaria Vapor Madrid, José Luis Montero.

En poco más de 30 minutos, el tren de vapor recorre los casi cuatro kilómetros que separan La Poveda en Arganda del Rey de la Laguna del Campillo en Rivas-Vaciamadrid. "Se trata de los únicos kilómetros que quedan de la antigua Vía del Tajuña que discurría entre el Hospital Niño Jesús, en Madrid, hasta Alocén en Guadalajara", cuenta Montero.

Vestidos de época
En la estación de La Poveda, los miembros de la asociación reciben a los visitantes vestidos de maquinista, fogonero, jefe de estación, jefe de tren o guardafreno de época.

Una vez lista la locomotora, a una velocidad de entre 12 y 15 kilómetros por hora, el tren inicia su paseo. Durante el trayecto, atraviesa el mayor puente metálico de Madrid que está sobre el río Jarama, se pueden contemplar los cortados del Piul en el Parque Regional del Sureste, y finalmente se llega a la Laguna del Campillo, donde da la vuelta sin que los viajeros puedan bajar.

"El Ayuntamiento de Rivas pagó la mano de obra para construir un apeadero en la Laguna del Campillo. Nosotros pusimos el material, pero duró tres meses. Nos lo robaron y desde entonces no se pueden bajar los viajeros en la Laguna", explica el presidente.

De vuelta a La Poveda, los usuarios de este peculiar tren pueden visitar también el Museo del Ferrocarril, que alberga fotografías antiguas, billetes, acciones, diferentes locomotoras, maquetas... A lo largo de estos años, la asociación ha ido adquiriendo varias locomotoras de vapor y tractores diésel, un automotor, así como varios coches y vagones.

"Tenemos una locomotora de vapor de 1896. En Europa, solo hay otra igual y queremos restaurarla. Al igual que tenemos una locomotora con el nombre de 'Arganda'', nos gustaría llamar a esta 'Rivas', siempre que nos ayuden desde el Ayuntamiento", señala Montoro. Y es que el mantenimiento del tren y de las demás máquinas sale de los bolsillos de los miembros de esta asociación sin ánimo de lucro.

Ayuda del Consorcio
La asociación Centro de Iniciativas Ferroviaria Vapor Madrid está formada por 15 miembros apasionados de los ferrocarriles. Desde su fundación en 1987, han ido adquiriendo diverso material ferroviario. Primero empezaron con trenes pequeños a escala, pero en 1990 decidieron dar el salto a las maquinas de verdad.

Entonces adquirieron en Asturias "una locomotora en ruina de 1925 por 750.000 pesetas. En tres años y medio conseguimos restaurarla. Empleamos más de 20.000 horas. Como el Ayuntamiento de Arganda del Rey nos cedió cinco naves para albergar la máquina, una vez restaurada la locomotora, le pusimos el nombre de 'Arganda' como muestra de agradecimiento", cuenta Montoro.

Con la llegada del línea 9 de Metro a Arganda del Rey, en 1997 el Ferrocarril del Tajuña dejó de funcionar. "Solicitamos a la Comunidad de Madrid que no se desmantelara toda la línea y que nos dejaran el tramo que tenemos ahora para poner en marcha el tren". La Consejería de Transportes accedió a la petición y la empresa Portland Valderribas, propietaria de las vías, se las cedió a la asociación.

Para salvar el paso del Metro, que ya había llegado hasta Rivas, La Poveda y Arganda del Rey a través de la prolongación de la línea 9, se solicitó al Consorcio Regional de Transportes la inversión para construir un paso inferior. La nueva infraestructura permite al tren de Arganda transitar bajo las vías descubiertas del suburbano en La Poveda (en ese tramo los convoyes salen a la superficie) manteniendo así la actividad de la locomotora de vapor.

En 2001, la asociación y los Ayuntamientos de Arganda del Rey y Rivas-Vaciamadrid firmaron un convenio para poner en marcha el tren turístico de vapor de La Poveda. Finalmente el 4 de mayo de 2003, inició sus viajes que se realizan siempre en otoño y primavera. Durante el resto del año, la asociación se encarga del mantenimiento y restauración de las máquinas que tienen.
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