La muerte en esta ocasión ha tenido nombre de mujer. Se llamaba Idoia Rodríguez Buján y pasará a la historia como la primera militar española que ha muerto en una misión internacional. Era joven, guapa, vocacional, hija única, disfrutaba con su trabajo y tenía mucha vida por delante, pero sabía perfectamente que iba a una zona peligrosa y asumió los riesgos que eso conllevaba. Sobre su féretro, con el cadáver aun caliente, se ha escrito una nueva polémica ¡Como no!. Hay elecciones a la vuelta de la esquina y en tales circunstancias no hay duelo que valga.
El asunto está en si nuestras tropas están participando o no en una guerra, con el recuerdo que en términos electorales tuvo nuestra errónea participación en el desastroso tema de Iraq. Son malos tiempos para el pincel fino y la afición de nuestros políticos a la brocha gorda lo está emborronando todo. Es verdad que el Gobierno está empeñado en presentar nuestra misión en Afganistán como una contribución a la reconstrucción del país, como un esfuerzo de ayuda humanitaria en el marco de un mandato de la ONU y también lo es que debería ser mas claro y reconocer, sin complejos, que se trata de una misión de alto riesgo, de una guerra que nos ha costado ya la vida de 82 personas incluidos los fallecidos en el Yak-42 y en el helicóptero Cougar. Sin embargo las circunstancias en las que nuestro país participa no son, ni por asomo, las mismas que nos llevaron a Iraq. A Afganistán fuimos bajo el paraguas de la ONU, y no tiene nada que ver con aquella lamentable foto de las Azores. Lo que tienen en común ambas actuaciones es que son guerras porque hay ataques armados y por lo tanto los riesgos son evidentes.
Llamar a las cosas por su nombre y no tener miedo a las palabras es algo muy importantes para no confundir a los ciudadanos. Nuestra presencia en Afganistán es la que corresponde a un país que esta en la OTAN y nuestra contribución militar ha pasado del quinto al décimo puesto. No estamos ni mucho menos en un nivel desproporcionado como es el caso de Italia, lo que le ha llevado a Prodi a presentar su dimisión, pero desde luego nuestra presencia allí no es una mera operación de paz, ni somos una ONG. Ni es hora de pensar en retirarnos como ha exigido Izquierda Unida y el BNG, ni el Gobierno debe tener una actitud ambigua y vergonzante de sus actos, ni el PP debe tirar la piedra y esconder la mano, o lo que es lo mismo apoyar al Gobierno y luego darle un pellizco de monja a cuento de la condecoración de la soldado muerta. Idoia ha muerto cumpliendo con su deber lo cual es un ejemplo para todos los españoles. Ojalá que los políticos dejen de tirarse los tratos a su costa, sepan respetar el duelo de su familia y la dejen descansar en PAZ.
Si (
No(
