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El 0,7 por ciento posible y obligatorio

El 0,7 por ciento posible y obligatorio

 

jueves 04 de diciembre de 2008, 18:21h

Hace sólo una semana el Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, hizo un llamamiento a la comunidad internacional y a la sociedad civil global en la Cumbre de Naciones Unidas de evaluación de los Objetivos del Milenio. Se encaminó a la movilización de todas las energías y estrategias para erradicar el hambre y la pobreza en este nuevo siglo. Esto es hoy posible, y así lo ha reiterado el Secretario General, Ban Ki-Moon, en el 63 período de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, donde ha expresado con rotundidad que "podemos poner fin a la pobreza".

Desde la responsabilidad y coherencia políticas, y en nombre de la sociedad española, el Presidente del Gobierno sostuvo que para alcanzar los Objetivos del Milenio en el año 2015 "no podemos detenernos, no podemos excusar el incumplimiento de nuestras obligaciones en la situación de los mercados y no podemos escudarnos en las circunstancias para eludir nuestros compromisos, porque no se trata sólo de atender imperativos éticos, en sí mismos inaplazables; se trata de actuar responsablemente en favor de la estabilidad y del equilibrio internacional".

Estas premisas y los logros alcanzados en los últimos años exigen el relanzamiento político y el compromiso mundial para avanzar en el objetivo de erradicar la pobreza extrema y el hambre. Se trata de estimular una reacción proporcional y adecuada de todos los actores para ampliar el curso emprendido, de manera que los avances se consoliden y se profundice en las políticas, programas y proyectos de éxito.

Como indican informes y estadísticas de diversa procedencia, "es factible lograr buenos resultados con estrategias razonables y voluntad política". Este convencimiento debe conducirnos al cumplimiento de la Declaración del Milenio y de sus objetivos. Podemos convertir en historia los rostros de la pobreza y romper su círculo vicioso, a pesar del huracán financiero originado en Estados Unidos, cuyos vientos perturban la econo/nía global.

La responsabilidad ética y política descansa en los países más desarrollados de la OCDE y de la Unión Europea, junto a los países emergentes (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), responsabilidad que tenemos que ejercerla con mayor rigor y nuevas contribuciones; incluso en climas de recesión económica mundial.

El llamamiento del Presidente a la comunidad internacional se trasladará a la Unión Europea, que adoptó en 2005 el compromiso del 0,7 por ciento para el año 2015, lo que significa que en 2010 se alcanzaría el 0,56. El Gobierno español propone ser audaces y ambiciosos en la erradicación de la pobreza extrema y el hambre, y tratar de conseguir el 0,6 por ciento en el semestre de nuestra Presidencia de la Unión.

Para satisfacer el déficit del 0,7, satisfecho sólo en un 0,25 por ciento, la sociedad civil global debe hacerse eco de estas propuestas y cristalizar los esfuerzos obligatorios de los Estados, lo que permitirá la unificación de distintas iniciativas, como la Alianza contra el Hambre o UNITAID.

Creo que es factible corregir el déficit de 210.000 millones de dólares para alcanzar el 0,7 por ciento del PIB mundial y destinarlo a ayuda al desarrollo y al cumplimiento de los Objetivos del Milenio. En 1969, el Primer Ministro canadiense Pearson propuso como objetivo voluntario el que los países pudiesen destinar el 0,7 de su PIB a AOD. Hoy, cuarenta años más tarde, sería lógico que lo voluntario se exigiera como obligatorio. Si en el sistema de Naciones Unidas se adoptan algunas resoluciones obligatorias, por qué no podríamos exigir este nuevo compromiso coercitivo para erradicar la extrema pobreza.

Soy consciente de que no será fácil, por ello considero que la creación de una comisión para la lucha contra la pobreza favorecería la puesta en marcha de nuevos instrumentos de recaudación, así como la elaboración de un plan de acción para acompañar las actividades del PNUD y de las Agencias de Cooperación y atender las necesidades básicas de cada uno de los ocho objetivos de desarrollo del Milenio.

Esta comisión deberá tener un alto grado de legitimidad política y de representatividad, e integrar a las principales agencias de Naciones Unidas, a los países más representativos, a la sociedad civil, ONG's... Con este instrumento se podrán fijar criterios de contribución para involucrar a países, empresas transnacionales, medios de comunicación y sociedad civil. El enfoque político facilitará el establecimiento de un calendario de prioridades, la incorporación de instrumentos de evaluación más eficaces y transparentes, y la conciencia y compromiso de la opinión pública internacional.

La erradicación de la pobreza nos exige un esfuerzo de imaginación y de compromiso, tanto a la sociedad española como a sus representantes y a la comunidad internacional. El hambre reclama contribuciones posibles, necesarias y urgentes, así como nuevas fuentes financieras y mecanismos de gestión. Requiere un renovado impulso político como el otorgado en la Asamblea General de Naciones Unidas la semana pasada en Nueva York y su protección frente al ciclón financiero, porque erradicar la pobreza es, sin duda, el reto esencial del siglo XXI.

Miguel Ángel Moratinos
Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España

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