Todos, menos Mayor, dicen que será Mayor

El secretismo que tanto gusta a los dirigentes políticos españoles se ha adueñado también del contenido de la entrevista que Mariano Rajoy mantuvo en un lujoso restaurante madrileño –una de las sedes más caras de los cenáculos y mentideros españoles—con Jaime Mayor Oreja. Sí, ese almuerzo que impidió, en un error táctico de bulto, que el presidente del PP estuviese presente en la votación de los surrealistas Presupuestos del Estado para 2009. Nada se ha dicho acerca de si, finalmente, Mayor Oreja, cuando otros han rechazado el puesto, accederá a encabezar la candidatura europea para las elecciones de junio de 2009. Rajoy calla incluso para los próximos, Mayor nada dice. Lo cierto es que la sintonía política entre uno y otro –especialmente en cuestiones vascas-- no puede hallarse ahora más distante, pero ya se sabe que la política hace extraños compañeros de cama. Sobre todo, cuando Rajoy y Mayor han recorrido tanto trecho juntos, allá por los tiempos en los que gobernaba Aznar y ambos eran, junto con Rodrigo Rato, candidatos a suceder al ‘jefe’, designación a dedo que recayó en Rajoy. 

    Ahora, lo lógico sería que, siendo todos del mismo partido, tanto Mayor Oreja como Rato apoyasen a Rajoy en sus pretensiones por hacerse con el sillón de La Moncloa allá por 2012. Pero no. Dicen que Mayor incluso se está pensando la posibilidad de dar un bofetón político al presidente del PP y rechazar la candidatura que se le ofrece. Ya veremos. Y Rato no acude presuroso, como acaso debería, a desmentir los rumores que le quieren situar como una posible alternativa a Rajoy ante las elecciones de 2012, frente a Zapatero o frente a quien Zapatero decida que sea su relevo si es que, como aseguran, él no quiere volver a presentarse. Apasionante panorama: Rato, hace unos pocos días reunido navideñamente con sus compañeros de colegio –en el mismo curso que él estudiaron, por ejemplo, el marido y el jefe del gabinete de Esperanza Aguirre--, no se mostró demasiado categórico a la hora de rechazar la hipótesis de que, en caso de necesidad –o sea, de mucho desgaste de Rajoy en las comparecencias autonómicas de Galicia, País Vasco y en las elecciones europeas--, pudiese ser él, el mismísimo Rodrigo Rato, quien se dejase tentar para concurrir encabezando las huestes del PP. Menudo panorama.