La economía brasileña ralentizará al 2,5% su crecimiento en 2009, según Servicio de Estudios de BBVA

 Los efectos de la crisis financiera han llegado a Brasil, dando lugar a una depreciación acentuada del real, una caída de las bolsas, un fuerte aumento del riesgo país, así como una desaceleración del crédito, según el estudio.

   El Servicio de Estudios de BBVA destaca que a pesar de considerar que Brasil está mucho mejor preparado para afrontar la crisis de lo que lo estaba en un pasado reciente y probablemente mejor preparado que gran parte del resto de países emergentes, la actual crisis revela algunas de las debilidades de la economía brasileña, como pueden ser su dependencia de los flujos de capitales externos y de los precios de las materias primas, así como la limitada capacidad que tiene el Gobierno para emprender una política fiscal expansionista y la persistente dificultad del Banco Central para recortar los tipos.

   Además, señala que el Gobierno es un acreedor externo neto y la situación fiscal ha mejorado notablemente, lo que permite liberar recursos financieros hacia el sector privado. En la actualidad -y esto marca una gran diferencia respecto a crisis anteriores- una depreciación del real genera una reducción de la deuda del Gobierno.

   A este respecto, el informe subraya que el Banco Central cuenta con un volumen de reservas internacionales que le permiten, al menos parcialmente, moderar los movimientos cambiarios y corregir los problemas de liquidez en dólares.

Desaceleración crediticia

   Respecto al mercado financiero brasileño, el estudio indica que a pesar de que la oferta de crédito ha sido uno de los pilares del crecimiento brasileño, se producirá una desaceleración.

   Así, el Servicio de Estudios de BBVA estima que el crédito dejará de crecer a ritmos del 30% y se acercará al 15%, a pesar del esfuerzo del Gobierno por intentar reemplazar parte de la caída del crédito ofertado por el sector privado doméstico y extranjero por crédito público, a través de su banco de desarrollo y de sus bancos comerciales.

   Por lo que respecta al sistema bancario, y a pesar de los buenos indicadores de solvencia, el aumento de la morosidad, los problemas transitorios de liquidez y algunas pérdidas con derivados cambiarios generan un entorno más difícil para el sector, principalmente para los bancos medianos y pequeños.