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El silencio de Obama

El silencio de Obama

miércoles 07 de enero de 2009, 00:53h
Todo el mundo sabe que en la región palestina de Gaza se está librando una batalla en la que más de quinientas personas han perdido la vida. Israel responde con su inmenso poderío militar a las  acciones terroristas de los milicianos del movimiento fundamentalista Hamas, pero la invasión de la Franja es una medida desproporcionada y contraria al derecho internacional.

   El propio Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, ha tildado de irresponsable la actuación de los milicianos de Hamas al romper la tregua pactada hace seis meses, pero, al margen de las circunstancias actuales y de los hechos históricos en los que hunde sus raíces el odio y la tragedia que caracteriza las relaciones entre israelíes y palestinos, lo acuciante es lograr un alto el fuego.

   Lograr que cese la matanza; que callen las armas. Volver a la tregua y empezar de nuevo a trabajar en pro de un Estado palestino,  el único objetivo que a medio plazo puede introducir un factor de equilibrio en la región. Hamas (y también Irán) deben admitir el derecho de Israel a existir e Israel, a su vez, tiene que poner fin a los asentamientos de colonos en territorio palestino. Después, quizá la paz entre los dos pueblos pueda ser algo más que un sueño.

   Visto el fracaso mediador de Nicolás Sarkozy, está claro que sólo Washington podría convencer a los gobernantes de Tel Aviv para que acepten un alto el fuego y retiren sus tanques de Gaza. Todo el mundo sabe que hasta el día 20 de enero el senador Barak Hussein Obama no  tomará posesión como presidente de los Estados Unidos de América pero visto que en Gaza cada día que pasa se cuenta por el número de muertos, heridos, bloqueo, hambre y hospitales sin luz en los quirófanos, llama la atención el silencio del hombre del que todo se espera.

   Sabíamos lo mucho que la política le debe al teatro, pero desconocíamos hasta qué extremos de frialdad y servidumbre pueden llegar los actores cuando se dejan esclavizar por el guión de la obra que representan. Siento tener que decirlo, pero cuando lo que está  en juego es la vida de decenas, tal vez de cientos de personas, el silencio de Barak Obama resulta obsceno.

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