Madrid no es Viena, evidentemente

Una frase común en el mundo del hampa es la de “si te pillan con las manos en la masa, niégalo todo”. Algo parecido suele suceder en el mundo de la (baja) política. Cogen a alguien pongamos que in puribus (con el culo al aire, vamos) y lo primero que hace el pillado es negarlo todo, a ser posible, poniendo cara de no haber roto un plato --o aceptado una comisión, que viene a ser lo mismo-- en su vida, tan ejemplarmente dedicada al servicio público. O esto, o –cosa que también sucede-- el cogido pasa a invocar la presunción de inocencia y lo siempre tan socorrido de que la carga de la prueba recae sobre quien acusa. Dicho esto, hay que abroquelarse en la negativa y esperar a que el temporal mediático amaine.

Ni más ni menos que lo sucedido esta mañana, después de cuatro días de crónicas periodísticas, en la sede de la Comunidad de Madrid (CAM). El vicepresidente Ignacio González y el consejero de Presidencia, Justicia e Interior, Francisco Granados, en rueda de prensa,  han negado lo de que exista un servicio de información paralelo, gestionado por la CAM. Infundios periodísticos. Oscuras maniobras a las que quizá –un quizá muy restallante para el dúo compareciente— el Ministerio del Interior no sea ajeno. No citan a la “conspiración judeomasónica-sociogallardonista en turbia concurrencia con los antiaguirristas” por aquello de no exagerar --¿más, todavía?—la nota, aunque González y Granados pongan al alimón carita de víctimas del Eje del Mal monclovita. Eso sí, insinúan que de funcionar tan etéreo servicio, seguro que se creó en la época del socialista Joaquín Leguina, como presidente de la CAM, y se desarrolló y perfeccionó con su sucesor, el popular Alberto Ruiz Gallardón.

Dos grandes diarios enfrentados, El País y El Mundo, se sacuden dialécticamente y con entusiasmo digno de mejor causa en nombre de las buenas prácticas del oficio periodístico, pero en sus ediciones respectivas siguen sacando el affaire. El público, a verlas venir y disfrutando del evento. En la sede central del Partido Popular, Mariano Rajoy Brey con el alma en un hilo y pensando, junto con su equipo, en lo mal que le viene la escandalera en estos momentos electorales.

Ciertamente, el Manzanares no es el Danubio, ni el Retiro es el Prater, pero a la Villa y Corte se le da como un aire a la Viena años 40 de “El tercer hombre”, donde nada es lo que parece y por arriba de las calles, y también en las alcantarillas que tienen debajo, espías, confidentes, detectives, huelebraguetas, policías excedentes, agentes dobles o triples, circulan a su aire. Que la cosa va de espías. A saber si tan serios como Smiley o tan hilarantes como Mortadelo y Filemón.
 
[Estrambote aguirreño: Hoy jueves, oh, casualidad, la presidenta de la CAM y lideresa del PP madrileño,  Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, se ha ausentado de su semanal Junta de Gobierno. Ha sido por asuntos personales, dice, y dicen bien, sus voceros mediáticos. ¿Qué hay más personal que ponerse a cubierto con la que está cayendo?, infiere el malintencionado cronista. Como no sea darse mechas rubias en la peluquería…]