Las víctimas de Zapatero al exilio

Hasta ahora los que se exiliaban eran los vascos perseguidos por ETA que huían de Euskadi, pero si María Jesús González, madre de Irene Villa se va de España, como ha anunciado,  habrán comenzado a exiliarse las víctimas de Zapatero.

A Maria Jesús y a Irene  el terrorismo les destrozó las piernas, pero les dejó viva la ilusión por luchar en favor de la democracia, las víctimas como ellas e incluso la reconciliación, porque fueron capaces de perdonar a sus verdugos.

Ambas han demostrado, durante estos años, su capacidad para rehacer sus vidas y comprometerse activamente en una lucha cívica por conseguir que ETA no nos gane.

Cada vez que se ponían por la mañana las prótesis que sustituyen a sus piernas amputadas, lo hacían para caminar a favor de la libertad la dignidad y el fin de la violencia asesina, pero han llegado un momento en el que no quieren seguir caminando, porque ahora la senda la marca vergonzosamente un Presidente de gobierno que ha elegido ser humanitario con los asesinos e indiferentes con sus víctimas.

En estos días la expresión que más veces utiliza Rodríguez es “sentido humanitario” y “coraje”, y si yo no tuviera que pagar derechos de autor a Federico Trillo diría “¡manda huevos!”

Hemos llegado a una situación en la que las palabras han perdido todo su valor y los gestos ridículamente afectados, que son los que hace el maquiní de fin de semana, han dado paso a una historia de dignidad perdida.

ETA y Batasuna están de enhorabuena. Ahora reclaman más excarcelaciones y el territorio de Navarra como nuevo plazo de una factura a cuyo pago dicen tener derecho.

Las víctimas son otra cosa. Están amortizadas. Pueden irse, si quieren.

Estamos en la hora de ceder al chantaje, porque los que murieron ya están muertos, y sus familiares o heridos en atentados no son tantos como para tenerlos en cuenta.