www.diariocritico.com

Fernando Jáuregui

Los ministros que tenemos

Los ministros que tenemos

viernes 06 de febrero de 2009, 00:15h

Los ministros que tenemos

 

Fernando Jáuregui

 

04-02-2009 Asistí hace pocos días a uno de esos desayunos políticos, foros de creciente influencia en Madrid. Allí estaban cinco ministros. Por la noche, en una cena organizada por una Comunidad autónoma con motivo de Fitur, me topé con cuatro de esos ministros, más otros dos. “Se ve que tenéis las agendas bastante descargadas”, le dije a uno de ellos, conocido por tener más sentido del humor que la media del gabinete. “Hombre, hay que dejarse ver; no todo va a ser trabajo de despacho”.

 

Pero lo cierto es que un vistazo a las agendas cotidianas de los ministros resulta algo descorazonador: muchos de ellos no tienen, simplemente, nada que hacer. Y sin duda no por un deseo sesteante o perezoso; es, simplemente, que se han quedado sin competencias. El organigrama del Consejo de Ministros está mal confeccionado para los tiempos descentralizados y de crisis económica que corren. La supresión de algún Departamento sería, pienso, recomendable como forma de ahorro de dinero público y también como ejemplo de que la Administración también sabe apretarse el cinturón. ¿Qué pintan, con la que está cayendo, los ministerios de Igualdad, Vivienda o Cultura, por citar a los tres más connotados? ¿Por qué un Ministerio de Ciencia, Innovación y Tecnología (y universidades), que supone haber despiezado antes otros departamentos?

 

Conste que no estoy criticando la trayectoria de los titulares de esas carteras perfectamente prescindibles; solo digo que andan buscando cosas que hacer y, en el barullo, se genera más confusión. Claro que otros que tienen misiones bien precisas, definidas e importantes, contribuyen, con su errático quehacer y sus declaraciones explosivas, a los mentados barullo y confusión (para que no se diga que no señalo, aunque esté feo, tómese la última deriva de don Miguel Sebastián, titular de Industria, Turismo, Comercio, Energía y qué se yo cuántas cosas más, como un buen ejemplo de esto último que digo).

 

Si de veras se quiere practicar, desde el poder político, la sana virtud del ahorro, ahí va la idea. Es gratis, perfectamente realizable y sin duda generará efectos beneficiosos para el conjunto de la ciudadanía, aunque alguno pierda la poltrona.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios